Pequeño pero matón
Quien tiene una cocina, tiene un tesoro. Pero también quien tiene una cocina, tiene una estancia de la casa llena de peligros donde, casi literalmente, puede pasar de todo. Por poner un caso, según datos de la aseguradora AXA en 2022, el 60% de los siniestros con fuego de un hogar se desarrollan en la cocina.
Es evidente pensar que hay numerosos peligros que acechan entre estas cuatro paredes. Muchos electrodomésticos, altas temperaturas, posibilidad de que existan productos hirviendo o muy caliente, cristales, cubiertos afilados…
Por eso, no está de más prevenir cuando estamos en casa y más concretamente en la cocina. Creer que nuestra casa es un fortín donde rara vez nos va a pasar nada es un error. Sobre todo si lo comparamos con espacios fuera de ella, donde solemos creer que hay mayores riesgos de que nos sucedan cosas.
En lo tocante a incendios, nada más lejos de la realidad. Es habitual que cada año en invierno nos topemos con varias noticias que tengan como protagonistas a braseros eléctricos o estufas de gas que han acabado ardiendo o que, por la inhalación de humos, hayan acabado con la vida de alguna persona.
Sin embargo, hay un electrodoméstico muy cotidiano que tenemos en casi todas las casas y que también tiene riesgo de incendio. Razón por la que conviene desenchufarlo inmediatamente una vez que se haya dejado de utilizar.
Conocida además la cocina por ser una de las estancias de la casa que más energía consume con protagonistas como el frigorífico, siempre encendido, o la potencia que exigen la lavadora y el horno, hay otros pequeños electrodomésticos que podríamos calificar como pequeños pero matones.
Precisamente lo que sucede con la tostadora, un electrodoméstico muy utilizado en el día a día que, sin embargo, mantiene la temperatura unos minutos tras su uso y que convendría desconectar de la red eléctrica una vez que su misión ha terminado.
Mantiene un calor residual que, además, puede desarrollar pequeñas llamas si está cerca de elementos inflamables como trapos de cocina, aceites o incluso prendiendo a las propias migas de pan. Razón por la que lo más prudente es desenchufarlo cuando no esté en uso.
Imágenes | Freepik
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