Esta es la mejor forma de usar la centrifugadora de ensaladas y verduras: un instrumento realmente útil

Desterrada al olvido de un armario en muchos hogares, la centrifugadora de ensaladas es un utensilio de cocina poco valorado pero tremendamente útil. Hay que admitir que es un poco trasto, pero su principal problema es que no lo aprendemos a usar bien. Si quieres disfrutar de verduras de hoja y otros vegetales de primera calidad en casa, es casi imprescindible.

Nada hay peor en una ensalada que hojas de lechuga mustias, húmedas o blandurrias, y lo mismo se puede decir de hierbas aromáticas, brotes, espinacas frescas o incluso coles y frutas. La comodidad cuarta gama nos ahorra tener que lidiar con este inconveniente, pero ya sabemos que no siempre garantizan la máxima frescura y, por encima de todo, su compra sale mucho más cara.

Cómo usar (bien) la centrifugadora

La manera habitual de proceder al lavado de vegetales frescos consiste en limpiarlos bajo el agua del grifo, bien sosteniendo el producto con las manos para ir frotando entre hojas y recovecos, bien sobre un colador o en un cuenco. Una vez se ha terminado con la suciedad y se ha escurrido la mayor parte del agua, lo normal es pasar a la centrifugadora para eliminar el máximo de humedad remanente.

Pero este artículo de la publicación estadounidense Cook's Ilustrated nos abrió los ojos en la forma de usar este utensilio, y confesamos que es tan obvio que ahora no podemos comprender cómo lo hacíamos mal hasta ahora. O no exactamente mal, pero no con la eficiencia necesaria.

El método correcto comienza por depositar los vegetales dentro del cesto del aparato, que a su vez deberá estar colocado debidamente sobre el recipiente base del mismo. A continuación hay que llenarlo de agua limpia, de tal como que la verdura quede casi cubierta de líquido.

Es entonces cuando hay que remover y agitar suavemente con las manos las hojas, dentro del agua, para retirar la suciedad. Después tendremos que extraer el cesto, tirar el agua sucia y repetir el mismo proceso tantas veces como sea necesario hasta que ese agua deje de salir con suciedad.

Jamás hay que escurrir el agua sin sacar el cesto, pues de este modo estaríamos volviendo a pasar la suciedad por los vegetales que queremos limpiar, y entraríamos en un bucle de limpieza sin fin.

Ya limpias las verduras u hojas, sí podemos centrifugarlas según el mecanismo que ofrezca nuestro aparato. Y recordemos que si nos resulta aparatoso o incómodo de usar, quizá es que no tengamos un modelo fiable; no es muy aconsejable confiar en un producto de fabricación dudosa y materiales endebles. El diseño y la calidad se notan.

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Westmark Centrifugadora de lechuga, Capacidad 4.4 litros, diámetro 23.5 cm, Plástico, Sin BPA, Spinderella, Color transparente/blanco/verde, 2430226A

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Fotos | Pixabay
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