Hay electrodomésticos que pueden hacer lo mismo y que tenemos muy a mano
Las kettle (un hervidor de agua) son uno de los electrodomésticos más populares de las cocinas estadounidenses y británicas. También en otros países, especialmente de Centroeuropa y Escandinavia, es raro no encontrar este tipo de hervidores.
En algunos casos, lo más habitual es que su uso se limite a ser un, como es lógico, un hervidor de agua para hacer infusiones. Razón que lo hace muy popular en las cocinas del Reino Unido, donde raro es el hogar donde no está presente.
Con esos mimbres, hace un par de años caí en la otoñal tentación de pensar que mi cocina necesitaba también una kettle. Un amigo, que sigue siendo tal, me recomendó un modelo de hervidor eléctrico con una capacidad media y buena durabilidad, que me podía venir bien tanto para hacer infusiones como para calentar agua de manera más rápida que, por ejemplo, la vitrocerámica o la inducción.
No más rápida que en el microondas, pero con la virtud de que el hervidor eléctrico tiene una pequeña resistencia que permite mantener el agua caliente durante más tiempo. Sin embargo, tardé bastante poco en darme cuenta del error de haber metido una kettle en mi casa.
No tanto porque no fuera a tener uso –que lo tuvo–, pues aquel otoño mi cocina parecía una casa del té japonesa, entre manzanillas, rooibos, semchas, oolong y casi cualquier tipo de infusión, sino porque no necesitaba un hervidor eléctrico.
Hay mucha gente que también lo utiliza, por ejemplo, para calentar el agua de las preparaciones que lo exigen, como sucede con los típicos envases de fideos instantáneos, aunque no es mi caso. Sí es verdad que, por ejemplo, el hervidor eléctrico puede ser práctico para agilizar la cocción –sobre todo en cocinas muy frías– de pastas y otras recetas que necesiten agua caliente.
En mi descargo debo decir que en mi casa aún mantenemos una vitrocerámica y que, como todo el mundo sabe, no es la velocidad el punto fuerte de este tipo de electrodomésticos, al contrario de lo que pasa con las cocinas de gas o con, incluso, la inducción.
No obstante, insisto, yo no necesitaba una kettle. Y no la necesitaba porque me dí cuenta a las pocas semanas de que un calentador rápido de agua ya era lo que yo tenía con la clásica cafetera de goteo que casi cualquier casa española tiene.
Estas cafeteras, también llamadas americanas, tienen un mecanismo muy similar al de la kettle a la hora de calentar y hacer hervir el agua para luego infusionar el café.
Además, la mayor parte de estas cafeteras cuentan con una superficie que también ayuda a mantener el calor del líquido, por lo que la compra de la kettle fue uno de los momentos más absurdos y consumistas de mis peripecias culinarias. Tanto que la mayoría de las cafeteras de goteo modernas incluyen la función de mantener caliente y de apagado automático.
Además, que salvo que necesites cantidades elevadísimas de agua, cualquier cafetera de goteo con buena capacidad te hará perfectamente el apaño de hervirte y calentar agua en poco menos de un minuto y, además, vas a tener siempre una cafetera a mano.
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