Los seis lugares de la cocina donde nunca se debería instalar un microondas

Jugar al particular puzzle de los electrodomésticos no es sencillo

A veces una cocina es un encaje de bolillos. Son muchos los electrodomésticos que queremos –o tenemos– que encajar en un espacio reducido que, además, suele tener limitaciones en cuanto a las tomas de corriente.

Por eso, no es raro que la cocina suponga un suplicio en forma de puzzle donde tenemos que colocar aparatos de lo más variado en cuanto a prestaciones  y tamaño. También porque, dicho sea de paso, nos complicamos más de la cuenta y añadimos a manos llenas electrodomésticos que no siempre necesitamos.

Creo que, en la teoría, una cocina estándar podría funcionar con un frigorífico y un microondas, además de la inducción o vitrocerámica si, como es lógico, consideramos estos dos elementos de cocina como electrodomésticos.

A partir de ahí hay un carrusel de elementos que ocupan espacio y que nos martirizan, metiéndolos y sacándolos de armarios, cuando no sabemos qué hacer con ellos.

Cafeteras, tostadoras, sandwicheras, hervidores de agua, batidoras, hornos, freidoras de aire, exprimidores… La cantidad de elementos que pueblan encimeras y mesas de la cocina es abismal y, si nos ponemos tiquismiquis, su uso es más bien reducido.

Todo lo contrario de lo que suele suceder con el microondas, un electrodoméstico que nos saca de muchos apuros caseros. Algunos son tan triviales como calentar un poco de leche o el café de cada mañana, pero otros son de más magnitud como descongelar o incluso cocinar.

Pero eso no quiere decir que el microondas pueda colocarse en cualquier parte. Infravalorar los peligros de la colocación del microondas es un error. Este elemento, por inocuo que parezca, necesita espacio, ventilación y margen para poder enfriarse debidamente, algo que no siempre tenemos en cuenta.

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Por este motivo, hay varios lugares de la cocina o zonas donde el microondas nunca debería estar colocado:

  • Cerca del fregadero: es evidente que la proximidad con el agua, aparte de dañar el aparato, también podría causar cortocircuitos.
  • Contra la pared: de igual modo que pasa con el frigorífico, el microondas no debería estar enclaustrado, pues se puede sobrecalentar y también supone riesgos eléctricos y, por supuesto, lo hace complicado de limpiar.
  • Lugares demasiado altos –o demasiado bajos–: se trata de que el acceso y uso del microondas sea sencillo y seguro, evitando riesgos de que podamos volcar su contenido o que no haya forma de utilizarlo.
  • Cerca de la cocina: no es solo el hecho de que un microondas pegado a los fogones se pueda ensuciar más de la cuenta, sino también que el calor y el humo podrían lastrar su vida útil.
  • Sobre el frigorífico: esta medida es muy habitual en casas muy pequeñas donde hay una nevera pequeña y donde, para aprovechar el espacio, se coloca encima el microondas, pero también supone un riesgo porque mutuamente se sobrecalientan.

Imágenes | Freepik

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