Todo lo que necesitas para preparar tu propia salsa bechamel en casa: recetas, utensilios y herramientas

Croquetas, lasaña, canelones, musaka, huevos, pechugas de pollo, mariscos y verduras gratinadas... ¿qué tienen en común todos estos suculentos platos? La respuesta está en la salsa bechamel, una de las elaboraciones más básicas de la cocina que tantas alegrías nos regala al paladar. Su naturaleza es simple, pero dominarla de primeras no lo es tanto, y puede intimidar un poco a los más novatos.

Por mucho que la bechamel envasada pueda sacarnos de un apuro, no hay nada como esta salsa casera y la diferencia entre una y otra es abismal. No hay muchas excusas que valgan para no prepararla en casa, pues solo necesitamos unos pocos ingredientes básicos y apenas un rato breve delante del fuego. Para que no salga perfecta, eso sí, conviene contar también con las herramientas necesarias.

La receta perfecta

Cuando se coge rodaje en la cocina, la salsa bechamel termina saliendo sola y a ojo, como siempre se ha hecho en las casas toda la vida. Pero antes de dominar esta elaboración básica, para ir sobre seguro lo mejor es seguir las indicaciones de una buena receta, que luego ya podremos ajustar a nuestro gusto.

En Directo al Paladar tenemos varias recetas de salsa bechamel infalibles, desde la preparación básica y clásica, que puedes ver en vídeo o leer con detalle aquí, hasta versiones exprés y otras alternativas adaptadas a dietas específicas, como la vegana o sin gluten. Lee detenidamente cada una antes de elegir la que mejor se adapta a tus necesidades, y repasa los pasos e ingredientes al menos un par de veces.

• La receta definitiva de salsa bechamel
• Cómo hacer bechamel en el microondas
• Bechamel exprés sin grumos fácilmente
• Bechamel sin gluten con harina de arroz
• Bechamel vegana sin lácteos
• Bechamel de quinoa vegana con Thermomix

Utensilios y herramientas muy útiles

A pesar de su naturaleza refinada y origen francés, la bechamel se ha preparado en las cocinas más humildes sin exigir equipamientos extraños o muy especiales. Necesitaremos, sin embargo, una serie de utensilios básicos, y recomendamos además algún extra que nos vendrá muy bien para que nos salga siempre perfecta, aunque no tengamos mucha experiencia.

Jarra medidora

Muy útil para medir líquidos con precisión -menos recomendable para ingredientes sólidos-, que en este caso será el recipiente en el que tendremos la leche preparada y lista para incorporar poco a poco. Por tanto, no solo es un utensilio medidor, también nos ayudará a verterla con comodidad y sin demasiados riesgos a salpicaduras o derrames.

Aconsejamos invertir en una jarra sólida de buenos materiales, preferiblemente apta para calentar en el microondas, o que al menos aguante y conserve el calor de la leche previamente calentada. Y que las mediciones marcadas sean bien legibles, no se borren a los pocos usos e incluyan el sistema métrico decimal.

Báscula digital

Básico esencial en cualquier cocina, la báscula o peso digital no solo es imprescindible para recetas de repostería, dulces o panadería. Si queremos dar con la proporción perfecta de ingredientes, particularmente de mantequilla y harina, necesitamos pesar gramo a gramo las cantidades.

Tamizador o tamiz

Ya sea un tamizador con manivela manual, o un simple colador metálico de malla muy fina, tamizar la harina nos permitirá reducir el riesgo de grumos y obtendremos una textura muy fina rápidamente. También es muy útil si solo tenemos harina integral y queremos separar el salvado manualmente, o para mezclar distintas harinas homogéneamente. Además, hay cereales que tienden a aglutinarse más.

Sartén

No es que necesitemos una sartén especial y específica para hacer bechamel, pero sí procuraremos contar con un juego básico de buena calidad, el que utilicemos a diario en casa. Para esta preparación obtendremos buenos resultados con una sartén antiadherente, y el clásico acabado negro nos permite además ver mejor la consistencia de la salsa.

Si podemos elegir o si vamos a aprovechar para comprar alguna sartén nueva, recomendamos apostar por un tamaño medio, que permita preparar una cantidad básica de salsa -aunque nos sobre, siempre podemos aprovecharla en más recetas-, de fondo grueso y paredes algo altas.

Varillas manuales

Son otro de esos accesorios básicos que todos deberíamos tener, aunque no seamos muy reposteros en casa. Olvidamos a menudo que las varillas manuales son muy útiles en muchas otras elaboraciones, y serán nuestra herramienta esencial para mezclar la bechamel durante las distintas fases de cocción, evitando la formación de grumos y consiguiendo una textura mucho más homogénea y suave.

Para esta elaboración lo ideal es contar con unas varillas clásicas de tipo balón, metálicas, de madera o silicona, de un tamaño medio y, preferiblemente, con las varillas no muy gruesas. Aunque nos podremos apañar con casi cualquier modelo, si es de calidad decente.

Rallador tipo Microplane

Nuestro rallador favorito para pequeños ingredientes nos permite rallar al instante la clásica nuez moscada con la que aromatizar la salsa bechamel. La diferencia con emplear la especia fresca y rallada al momento, en comparación con la que viene ya molida, es enorme. Si buscas un aroma fresco e intenso, apuesta siempre por las especias recién molidas.

Batidora de vaso

Una batidora de vaso, manual o de las llamadas minipimer nos será muy útil si se nos han formado grumos. No debería ocurrir si hemos seguido meticulosamente todos los pasos básicos, pero incluso al cocinero más experto le puede suceder en alguna ocasión.

Los grumos de la bechamel estropean por completo esa deliciosa textura sedosa y la cremosidad que buscamos en nuestras recetas. Para evitarlos, hay que partir de un buen roux previo (la pasta de mantequilla y harina), y añadir la leche poco a poco, atemperada, sin dejar de remover.

Si a pesar de todo se nos han formado algunos grumos, aunque sean pequeños, no tenemos que tirar todo y empezar desde cero. Bastará con triturar todo el contenido de la sartén con la batidora en su vaso, añadiendo un poco más de leche, hasta que desaparezcan, como explicamos aquí. Después, solo quedará volver a cocer la salsa unos minutos hasta que espese al gusto, con más leche si fuera necesario.

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