La ciudad de Nueva York sigue siendo el destino soñado por muchos a la hora de planificar las vacaciones. Su apabullante oferta gastronómica puede agobiar al turista primerizo, pues es fácil perderse entre trampas para turistas, las franquicias de siempre y restaurantes de prestigio pero cuyo ticket medio puede arruinar el presupuesto de todo el viaje. Por eso siempre son bienvenidas las recomendaciones de los lugareños.
Casi mejor que los consejos de un neoyorquino de pura cepa son las pistas que nos puede dar uno de los miles de vecinos que llegaron en busca de un futuro prometedor en la ciudad de los rascacielos. La experiencia de alguien de fuera que ha podido probar todo tipo de comidas y locales durante años mirando con lupa los precios es oro para el visitante que quiera vivir una experiencia local genuina y suculenta sin arruinarse.
El autor Ted Berg llegó a la ciudad hace casi una década y lleva los últimos 14 años escribiendo profesionalmente sobre su panorama gastronómico. Nadie mejor que este experto como consejero para guiarnos sobre cuáles son algunos de los mejores platos de Nueva York que no nos deberíamos perder en nuestra visita a la ciudad, que realmente merecen la pena y sin arruinarnos en el intento. Un consejo para empezar: evitar a toda costa la zona de Time Square.
La pizza al estilo sorrentino de Zero Otto Nove
La comida italoamericana es uno de los grandes atractivos de Nueva York, plagada de locales especializados en pizzas de diverso tipo y una personalidad muy diferenciada del resto del país. Berg sugiere huir del turístico Little Italy del Bajo Manhattan para peregrinar mejor hacia el Bronx, cerca del famoso zoológico.
Allí recomienda dejarse caer por la trattoria Zero Otto Nove, elaboradas al estilo sorrentino en horno de piedra. Con una masa fina y elástica, de corteza inflada, recuerdan ligeramente al estilo napolitano pero con bordes muy crujientes, y destacan también por las generosas cantidades de salsa de tomate y mozzarella que la coronan.
La pizza al corte al estilo neoyorquino de Joe's Pizza
Hoy en España ya no nos resulta raro ver locales que venden porciones de pizza cortada para comer en el local o llevar, pero es una costumbre que nació en Nueva York y forma parte ya de la identidad culinaria de la ciudad. Las generosas porciones de masa fina y abundantes en los ingredientes que las coronan, son un bocado estupendo que salva la vida de muchos turistas, estudiantes o cualquier vecino hambriento.
Joe's Pizza es uno de esos locales míticos, cuyo fundador, Joe Pozzuoli, se instaló en la ciudad en 1975 emigrando desde su Nápoles natal. La pizzería original sigue funcionando a todo gas en el Greenwich Village, aunque tiene hoy otros locales abiertos por la ciudad.
Los cannoli de Gino's Pastry Shop
Con un ambiente absolutamente familiar lleno de decadente encanto, esta popular cafetería y pastelería es una visita obligada para los más golosos que prefieran huir de los empalagosos y coloridos dulces estadounidenses. La repostería italiana no falla, si es artesana de buena calidad.
Visitar Gino's Pastry Shop es sentir que entras en un escenario de Los Soprano o casi de El Padrino, pues en su interior no parecen haber pasado los años desde su apertura, y las paredes están llenas de fotografías de personajes famosos y otra memorabilia. Pero aquí se viene a tomar un buen café o directamente a llevarse un cargamento de tentadores cannoli caseros, hechos diariamente y con diferentes sabores. Tampoco hay que perderse de vista las galletas y otras delicias como los donnoli o los dulces típicos de fiestas como Navidad.
Los gigantescos noodles artesanos de Xi'an Famous Foods
Nueva York es también la meca de los amantes de la cocina asiática que buscan algo más que el típico sushi, arroz frito o rollitos de primavera. La comida china de Xi'an Famous Foods comenzó con un pequeño puesto de Queens para terminar expandiéndose por toda la ciudad, contando actualmente con unos doce locales.
De su carta hay que probar sí o sí los noodles o fideos hechos a mano diariamente según la receta tradicional china, tiras anchas y larguísimas de pasta que Berg aconseja tomar con el guiso de cordero picante al comino, aunque cualquier opción de la carta será acertada.
Un bocadillo para llevar de Sunny and Annie's Deli
El omnipresente bocadillo, sandwich como se conocen a los entrepanes de todo tipo en Estados Unidos, es una de las comidas predilectas de neoyorquinos y extranjeros cuando buscan calmar el apetito más voraz sin dejarse un pastón. Berg es especialista en ellos y aconseja probar los del humilde local Sunny and Annie's Deli, sin mesas pero abierto 24 horas.
La única dificultad será elegir entre la inmensa variedad de opciones que oferta su carta, aunque podemos probar el favorito del escritor, llamado P.H.O. 2017, que lleva ternera bulgogi, beicon, melón cantalupo y aguacate, entre otras cosas. Son baratos, de buen tamaño y contundentes en su relleno. Eso sí, habrá que dar un pequeño paseo por la zona para encontrar un buen sitio donde disfrutar al aire libre de nuestro manjar.
El gigantesco (y famoso) sándwich de pastrami de Katz's Delicatessen
Celebérrimo e histórico local cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XIX, Katz's Deli es famoso, sobre todo, por haber aparecido en varias películas y series de televisión, siendo especialmente recordada aquella mítica escena de 'Cuando Harry encontró a Sally' (When Harry met Sally, 1989). Es un nido de turistas, sí, pero en este caso la fama es merecida y sí vale la pena hacerse con una mesa para comprobar por qué los sándwiches de Katz's siguen creando auténtico furor.
Obviamente, la elección, al menos la primera, debería ser el de pastrami, el producto estrella del local que empezó como charcutería. Es tan grande y abundante en su relleno que lo mejor es compartirlo entre dos o tres o pedir otros platos de tradición judía del establecimiento.
Los bagels de Absolute Bagels
Los otros entrepanes imprescindibles de Nueva York son los bagels, ese panecillo de origen europeo con forma de dónut que primero se escalda en agua antes de hornearse, y que para muchos es el desayuno predilecto de los neoyorquinos, tanto con relleno dulce como, más común, salado, aunque algunos llevan ya ingredientes y sabores en la masa que hace que puedan ser tomados solos para acompañar el café de la mañana, como el popular de canela y pasas.
Hay infinidad de locales que los sirven y muchísimos puestos callejeros, pero Berg aconseja ir sobre seguro con los de Absolute Bagels, en la calle 117 con Broadway, donde te aseguras de recibir un producto 100 % artesano y fresco, cocido y horneado a diario, y si consigues llevártelos recién hechos no necesitas ni tostarlos para disfrutarlos en su plenitud. Suele haber colas pero el servicio es rápido, aunque no aceptan pago con tarjeta.
Solamente con el clásico relleno de queso crema ya son una delicia, pues además los rellenan bien a conciencia, aunque se pueden redondear con salmón ahumado o huevo, u optar por simple mantequilla con mermelada.
El maafe de cordero de Le Baobab Gouygui
Menos conocida para el turista, pero jugando un papel cada vez más esencial en la gastronomía local, la cocina africana es otro diamante en bruto a probar cuando se quiere comer bien en Nueva York. Berg sugiere pasear por la calle 116 de Harlem y animarse con el maafe de cordero que preparan en Le Baobab Gouygui, donde también hay un menú que cambia a diario.
Se trata de un sabrosísimo estofado con salsa de cacahuete y tomate que se prepara con diferentes verduras y carnes, siendo el de cordero uno de los más populares, pues deja la carne del animal tierna y llena de sabor, con un punto aromático de ajo y pimienta que no resulta excesivo. Se acompaña de arroz en un cuenco aparte en raciones generosas.
El gra praw tailandés en Wondee Siam
A pesar de que el barrio de Queens es conocido por albergar numerosos locales de comida tailandesa, una de las mejores sugerencias para degustar comida thai está en Hell's Kitchen, en Manhattan, en el conocido como distrito de los teatros, muy cerca de Broadway.
Un punto turístico pero que a la hora de comer requiere seguir el consejo de quien sabe dónde evitar las trampas para extranjeros, pues el lugar al que querrás entrar es Wondee Siam. El mejor plato de la carta es el gra praw estilo thai, una especie de salteado de ternera y albahaca tailandesa repleto de sabores especiados y una salsa oscura intensa. Mucho ojo al pedir comida muy picante, pues aquí se toman ese adjetivo muy en serio.
La pljeskavica serbia de Kafana
Hay vida más allá de la tradición judía e italiana en la cocina europea que enriquece el panorama gastronómico neoyorquino. Berg recomienda animarse con Europa del Este en la oferta culinaria que presenta Kafana, situado en un barrio muy atractivo para los que busquen alejarse del centro más típico y probar algo diferente de estilo muy casero, no muy lejos del Lower East Side.
En Kafana, con aire de pub o taberna de estilo familiar de la vieja Europa donde puedes ir a probar vinos o tomar una buena cerveza, es especialmente recomendable calmar el apetito con la pljeskavica, una especialidad serbia de carne picada que aquí preparan con forma de suculenta bola rellena de queso y jamón. Se acompaña de patatas fritas y ensalada, otra de las especialidades del local junto con las carnes a la parrilla.
El pollo jerk de The Islands
La gastronomía jamaicana está repleta de platos donde brillan los ingredientes frescos, los sabores repletos aromáticos y la mezcla de culturas caribeña con influencias europeas, africanas y asiáticas. La India ha dejado una especial impronta en el uso de las especias y las salsas.
En la Avenida Washington, en Prospect Heights, conocido barrio al noroeste de Brooklyn, se encuentra el restaurante The Islands, que tras mudarse a otro local ahora ofrece un amplio y confortable comedor donde atender a sus cada vez más numerosos clientes. Merece la pena probar aquí el famoso pollo jerk jamaicano, la jugosa carne de ave asada con la mezcla de especias por excelencia de Jamaica, servido en un abundante plato con guarnición a elegir (ensalada, arroz jazmín, verduras al vapor o arroz con guisantes). ElL curry de cabra también es una buena opción para probar.
La hamburguesa de Peter Luger
Obviamente, Nueva York es un destino suculento para los amantes de las hamburguesas, y casi es un pecado marcharse sin probar al menos una, incluso en versiones veganas. Hay tanto donde elegir que lo mejor es evitar las franquicias internacionales y acudir directamente a un restaurante que no es una hamburguesería, sino una steak house, un asador.
Muy conocido entre los locales por su larga trayectoria en la ciudad -abrió en 1887- y conservar ese aire histórico-viejuno, Peter Luger sirve a diario hamburguesas solo en horario de mañana, hasta las 15.45-16.00 horas. Sin ingredientes estrambóticos, es una simple pero gran hamburguesa de ternera artesana, de medio kilo, con buen queso un gruesos cortes de beicon.
Es el capricho culinario menos económico de la lista, pues la hamburguesa sola cuesta unos 20 dólares, pero perfectamente asequible para quien busque una burger estadounidense auténtica de primera calidad, en un local histórico y con servilletas de tela. Tienen otro local en Great Neck.
Nueva York 9 (Guías de Ciudad Lonely Planet)
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