Los castillos y fortalezas son siempre un buen reclamo para viajeros y turistas, pues despiertan una extraña fascinación inagotable tanto en niños como en los más mayores. Y si hay un periodo que luce con luz propia en ese interés atemporal, es sin duda la Edad Media. Por suerte conservamos en Europa multitud de ejemplos de estas construcciones, pero si quieres vivir en primera persona la magnitud de un inmenso castillo en todo su esplendor, tienes que ir a Francia.
En el municipio de Sedán, subprefectura del departamento de las Ardenas, en la región del Gran Este francés, se alzan los muros, torres y murallas del Château Fort Sedan, el Castillo de Sedán, con seis siglos de historia a sus espaldas y que hoy es una de las mayores atracción de la zona. Una auténtica fortaleza medieval de enormes dimensiones cuya visita exige dedicarle, al menos, dos horas largas para recorrer todos sus rincones sin prisa.
Un poco de historia
Fue en 1424 cuando Evrard III de La Marck, tras comprar el señorío de Sedán a Guillaume de Braquemont, su cuñado, comenzó a construir sus propios aposentos aprovechando un promontorio del terreno rocoso junto al río Mosa. Esta primer construcción, el castillo primitivo, tenía planta triangular y era mucho más modesto, pero suficiente para su propietario y morador. Sus descendientes y herederos serían los encargados de ampliar, reformar y completar la fortificación en los siglos sucesivos, hasta culminar en la mastodóntica obra que podemos visitar hoy.
En el siglo XVII el último príncipe de Sedán se vio obligado a donar el principado al rey Luis XIII, pues había participado en una conspiración para acabar con Richelieu. Sedán se anexionó a Francia y el castillo pasaría a manos del ejército galo, que lo ocupó durante más de tres siglos.
Saltando ya al siglo XX, la ciudad adquirió la propiedad del castillo comprándolo por un precio simbólico de un franco, incorporándolo así a su patrimonio local. En 1965 fue incluido en el catálogo de monumentos históricos franceses y se sometió a diversas reformas y acondicionamientos para restaurar el esplendor de sus tiempos gloriosos pasados, adaptándose además para visitas turísticas y actividades divulgativas y de ocio.
Cómo visitar el castillo más grande de Europa
Sedán está en el norte de Francia, a casi tres horas en coche desde París, más cerca de Reims y próxima a la frontera con Bélgica y Luxemburgo, una parada ideal para visitar si se recorre esta zona del país galo. Una vez en la ciudad, el castillo no tiene ninguna pérdida, pues es fácil llegar en transporte público o incluso en bicicleta. Abre todos los días del año, con distintos horarios según la época, y ofrece muchas actividades para todos los públicos aprovechando temporadas concretas como el verano, la Navidad o la Pascua.
La visita en sí del castillo permite recorrerlo de manera libre, y también se ofrecen tours guiados, a los que se suman actividades como espectáculos medievales de caballeros, recreaciones históricas, escape rooms, talleres, conciertos o visitas nocturnas.
El recorrido arranca con un vídeo de presentación que da paso al itinerario por el exterior, para admirar de cerca la gran arquitectura de la fortaleza, preparada para la guerra con sus almenas, murallas y baluartes. Tras subir a la torre principal y contemplar las vistas, se accede al interior, musealizado, lleno de salas diferentes con distintos usos, recreaciones de momentos históricos vividos entre sus muros, objetos, muebles y todo tipo de contenidos museográficos.
El museo cuenta con un restaurante cafetería propio en las antiguas cocinas, situado en el patio, con especialidades locales y una amplia bodega. Incluso dentro de las murallas existe un hotel de cuatro estrellas con 52 habitaciones para alojarse a cuerpo de rey y abrazar por completo el viaje en el tiempo en esta inmersión medieval.
Imágenes | Château Fort Sedan