48 horas en el Oriente asturiano: qué ver y comer de Cabrales a Ribadesella entre quesos azules y parrillas de pescado

Hay lugares cuya magia y magnetismo, por mucho que los conozcamos, no dejen de sorprender. Apenas bastan 50 kilómetros para pasar de los Lagos de Covadonga a llegar a pie de playa en Ribadesella/Ribeseya, por poner un ejemplo náutico, con dos de los destinos más característico del Oriente asturiano, una enorme comarca que alberga en su corazón algunas de las delicias y paisajes más importantes de nuestro país.

El Oriente asturiano, fiel a la promoción local de Asturias: Paraíso Natural, es un reclamo viajero para las cuatro estaciones en la que se disfrutan por igual los otoños, las primaveras, los veranos y los inviernos. Se quiere playa, se tiene; se quiere montaña, se tiene; se quiere naturaleza desbocada, se tiene; se quiere comer bien, la duda ofende: se tiene.

Pueblos costeros como Ribadesella/Ribeseya, popularizado por el descenso del Sella, sus enormes ensenadas y por la cueva de Tito Bustillo —vestigio arqueológico imprescindible—, o Llanes, no menos bello, son destino natural en el verano asturiano. Montaña arriba, vigilantes, los Lagos de Covadonga y la cercanía de la Basílica y del Santuario comparten un turismo verde y cultural que habla de cientos de años de historia.

Y, entre medias, comer —mucho y bien—, fiel a ese carácter hospitalario del asturiano, que nos pone en bandeja estrellas Michelin como las dos que luce Nacho Manzano en Casa Marcial (Les Arriondes) o la que lleva brillando en la puerta de El Corral del Indianu (Cangas de Onís) a costa de José Antonio Campoviejo , amén de paradas que tampoco se pueden esquivar como La Huertona de José Viejo en la propia Ribadesella/Ribeseya o el vigor de Casa Eutimio en Llastres, con María Busta al frente.

Hablamos de conservas de pescado, de virrey, de quesos azules (aquí marcan el paso el cabrales y el gamoneu), pero también de panaderos y sidreros, de productores de pitu de caleya —el gran pollo astur—, de vacas roxas, de huerta y de una Asturias en la que comer de maravilla, tanto es así que lo avala con un ello bautizado como Cocina de Paisaje para poner a proveedores y restauradores en el foco. El único reto es estar solo allí 48 horas porque una vez que se cata, se repite.

Día 1: de vírgenes, vacas, rutas y quesos azules

Es habitual ver majadas de vacas en las montañas asturianas en los meses de primavera y verano.

Huelga decir que podemos alterar el orden de los factores a voluntad, empezando por playa o por montaña, pues ambas se prestan —cuidado con el prestar en Asturias, que allí significa 'gustar'— a ser buen comienzo de la aventura.

En gran medida va a depender de cómo lleguemos y desde dónde lleguemos a Asturias. Si llegamos en coche, dependerá de afrontar la entrada desde el este, a través de la A67, por lo que las primeras paradas serían las de Llanes, Ribadesella/Ribeseya y Cabrales, si nos orientamos hacia el interior.

Por contra, si pretendemos comenzar por Cangas de Onís (mejor a través de la A6) o llegamos a Asturias a través del avión o del tren, lo más conveniente es iniciar la odisea del Oriente asturiano por el camino de Cangas.

Mañana: rutas de montaña entre el Cares y Covadonga

La ascensión a los Lagos de Covadonga exige cierta forma física, pero es asumible.

Uno de los atractivos del Oriente asturiano es el senderismo en cualquiera de sus versiones. Dos nombres copan buena parte de sus travesías a pie, como son la ruta del Cares o la ruta de los Lagos de Covadonga, donde el Enol y el Ercina despuntan en azul sobre el verde asturiano.

Pueden hacerse andando, aunque son dos rutas exigentes si las hacemos enteras (la del Cares, en ida y vuelta son 24 kilómetros, y el de los Lagos son 12, también de ida y vuelta, amén de tener un desnivel relevante —recuerda, estamos en Picos de Europa—), pero son de gran belleza y merecen la pena.

Sobre todo en primavera y otoño, momento en que más verdes resplandecen, así que podemos recortar su duración o incluso seguir parte de su travesía en coche, ya que hay miradores a lo largo de ambos recorridos que permiten descubrir el paisaje sin sudar la gota gorda.

El primero lo encontramos en el concejo de Cabrales y el segundo está en el concejo de Cangas de Onís, por lo que dependerá de nuestro punto de partida para proseguir con la ruta del Oriente asturiano. Por eso es relevante ver desde dónde iniciamos nuestro viaje.

Si no queremos tanto paseo, lo cual no siempre es apto para todos los públicos, recorrer igualmente en coche pueblitos como Tielve, Sotres, Arenas, Bulnes (casa del inolvidable Pico Urriellu) o Canales es también un plan muy apetecible.

Comida: El Corral del Indianu

José Antonio Campoviejo y su siempre creativo El Corral del Indianu. ©Turismo de Asturias - Sara Castaño.

El transitar a la bajada de Covadonga nos invita a reponer fuerzas y una de las mejores paradas que podemos hacer en el concejo de Cangas es apostar por la amabilidad del chef José Antonio Campoviejo, alma de El Corral del Indianu, un restaurante con una de las estrellas Michelin más longevas de Asturias.

Caracterizado por su cocina local, marcada por el producto de temporada, José Antonio ha seguido evolucionado gastronómicamente con una propuesta que no se centra exclusivamente en las preparaciones tradicionales, incluyendo además recetas o ingredientes de otras latitudes.

Restaurante fresco y divertido, especialmente en primavera y verano, supone una parada imprescindible en Les Arriondes para dejarse seducir por su amplia bodega, por la cercanía de su trato y por las variaciones que introduce en el menú con mucha frecuencia.

Tarde: historia y Reconquista

Tanto basílica como gruta-santuario de Covadonga son visitables, siendo un par de paradas imprescindibles en el Oriente asturiano.

Con más calma para la digestión, el plan de tarde no nos lleva lejos y nos permitirá hilar la tarde con la noche, también en una búsqueda de cierto relax. Lo más recomendable si nos interesa la historia es acercarnos en coche a Cangas de Onís y descubrir el famoso Puentón, que cruza el río Sella y cuyo origen medieval nos traslada al siglo XII.

Apenas 10 minutos en coche más arriba servirían de excusa para acercarnos hasta la zona de Covadonga, visitable tanto basílica como la gruta-santuario donde se supone que Don Pelayo emboscó a los musulmanes para iniciar la Reconquista. Entre el mito y la realidad, lo cierto es que la gruta impresiona.

No menos impresionante es la basílica, erigida a finales del siglo XIX en estilo neorrománico y cuyos capiteles y color no dejan de sorprender a todo el que allí se acerca. Una vez resuelta nuestra andanza historicista, podremos poner rumbo al hotel para luego asaltar la siguiente parada gastronómica.

Cena: un descanso en hotel PuebloAstur y una velada inolvidable en Casa Marcial

El ecohotel Puebloastur es un remanso de paz, spa, piscinas y arte en Cofiño.

Nuestra recomendación es, aunque no sea un hotel barato, es alojarse en Puebloastur Eco-Resort Hotel & Spa, en Cofiño —también en el concejo de Cangas de Onís—, que además nos servirá para estar muy cerca del restaurante más representativo de la zona.

En el hotel, todo diseñado para ser un espacio sostenible, impresionan las magníficas vistas que se abren desde sus habitaciones. De reciente creación, surgió como idea de replicar un antiguo pueblo asturiano, aunque incluso es un pequeño museo, pues tiene más de 60 obras de arte en todo su recorrido, incluido el Newton que esculpió Salvador Dalí.

Acogedor, tranquilo y con un spa enorme y completo, además de la piscina exterior climatizada y abierta que merece la pena probar, Puebloastur es un lujo que descubrir para estancias cortas y largas que puedes reservar aquí en Kayak y aquí en Trivago.

A punto de cumplir 30 años al frente de la casa familiar, Nacho Manzano sigue apostando por lo asturiano junto a su hermana Esther.

Una vez aposentados y refrescados, la gran noche asturiana espera. Apenas 10 minutos en coche separan el hotel del dos estrellas Michelin Casa Marcial, el restaurante más galardonado del Principado y la bandera gastronómica que capitanea el chef Nacho Manzano, que comparte escenario con su hermana Esther.

Cocina cercanísima, trato familiar —viven, casi literalmente, encima del restaurante— y una evolución culinaria que nunca deja atrás al proveedor y al producto local, apostando por frescura y sabores tradicionales que se trasladan a la mesa con gran finura.

La versión de la tradición en Casa Marcial se plasma en el uso de tortos y lapas, que conviven con el pitu con arroz o las legendarias croquetas.

Funciona con menú degustación (en dos opciones) y con carta, donde nunca dejan de estar la fabada, el arroz de pitu de caleya y sus icónicas croquetas, receta familiar. En función de nuestras apetencias o preferencias gastronómicas, recomendaríamos ir a diferentes alternativas.

Si somos muy foodies, quizá la mejor opción sean los menú degustación, pues sirven para ver cómo Manzano trata a carnes, pescados y productos asturianos con devoción, pero adaptándolos a una cocina muy personal que siempre deja puntos de asturianidad.

Dónde dormir

Las instalaciones del Ecohotel Puebloastur.

Nuestra primera opción si el presupuesto nos lo permite es recomendar la pernoctación en Puebloastur Eco-Resort Hotel & Spa, aunque entendemos que no es un hotel para todos los bolsillos, pero sus instalaciones y vistas merecen la pena.

Opciones más terrenales se multiplican por la zona de Cangas de Onís, incluyendo hoteles rurales o antiguas casonas de indianos que se reconvirtieron en alojamientos hosteleros, pues la zona es muy turística en verano, salpicando de opciones la ribera del Sella.

De gran lujo también es el Palacio de Rubianes (puedes reservarlo aquí) y ya, más amables con el bolsillo, apuestas en como el hotel rural Coviella o, cerquita, el Parador de Cangas de Onís, que es amplio, histórico y también está muy bien dispuesto y que puedes reservar desde Trivago y desde Kayak a muy buenos precios.

Día 2: cuevas milenarias, guisanderas y pescado a la parrilla

Después de llenar el saco de emociones, paseos y, si hemos tenido suerte, quesos como el gamoneu de Gumartini o el cabrales de Quesería Maín o el de Pepe Bada, del Teyedu, es hora de bajar a pie de costa y dejarse tentar por lo que las playas del Oriente asturiano ofrecen.

Algunos de los mejores arenales de España se encuentran aquí, la mayoría de ellos con bandera azul, que garantizan la calidad del baño y de sus aguas. Lujos que podemos recorrer en cualquier momento del año, ya sea como paseo o como chapuzón, y que tienen nombres que deberías recordar.

Por poner varios ejemplos, citaremos solo unas cuantas de la infinidad de playas que aquí tientan. Ballota, Vidiago, Gulpiyuri, Borizu, Rodiles, La Griega… Las opciones son decenas y todas suelen lucir arenas finas, por lo que el baño y la tranquilidad se aseguran.

Mañana: pueblos indianos, costa y playas kilométricas

La espectacularidad del Sella al atardecer en su desembocadura en Ribadesella tampoco se debe perder de vista.

Conducir a través de la A8 es una tentación que nos permite recorrer las costas asturianas y dejarnos engatusar por sus olas. Nunca deja de sorprender bajar de la montaña y en cuestión de minutos aterrizar en alguna de estas maravillas que pueblos como Llanes, Llastres, Ribadesella/Ribeseya o La Isla esconden.

Para bañarse, para pasear y luego, ya con los pies de nuevo sobre el asfalto, estos pueblos esconden un carácter entre marinero e indiano, fieles a ese legado que ha hecho famoso al Principado. En Ribadesella/Ribeseya es imprescindible recorrer el barrio Portiellu o, si queremos una gran panorámica de la ciudad, subirnos a la Ermita de la Virgen de la Guía, desde donde se domina un paisaje entre costero y montañoso.

Llastres también tienta con su puerto, aún de pungencia comercial, con sus empedradas calles y con sus pequeñas iglesias, incluida la de Santa María de Sábada, o acercarse a la playa del Escanu, desde cuyas arenas divisamos cómo el pueblo se encarama acantilado arriba.

Comida: La Huertona, abran paso al virrey

El virrey es la pieza principal de las parrillas de La Huertona.

En constante evolución y siempre buscando el mejor producto, las parrillas asturianas de pescado son más que legendarias. Si de leyendas hablamos, en Ribadesella hay que mentar a José Manuel Viejo, que marcha sobre sus brasas posiblemente el mejor virrey de Asturias desde La Huertona.

Parrillero de la vieja escuela, aquí los puntos del pescado son la auténtica devoción de una casa que cuenta con un recomendado Michelin y que incluso se ha colado en la lista OAD de 'Mejores nuevos restaurantes de 2022', un mérito de un cocinero que ha ido desarrollando su escuela culinaria hacia mimbres más elevados sin dejar atrás el producto.

Virrey, guisantes lágrima, salpicón de bogavante o cocochas a la brasa demuestran la versatilidad de La Huertona.

Aunque el virrey marca el tempo doméstico, todo es susceptible de pasar por esta brasa —incluidas chuletas, besugos, cocochas, chuletillas de cordero o puerros—. Cuenta con un menú degustación que da fe del crecimiento de esta casa consagrada al fuego y que ya suena en los mentideros gastronómicos como algo más que una buena parrilla.

Tarde: Cuevas de Tito Bustillo, arte rupestre milenario

Las Cuevas de Tito Bustillo son uno de los máximos exponentes del arte paleolítico de nuestro país. ©Turismo de Asturias - Juanjo Arrojo.

Más de 700 metros de longitud esperan, repletos de arte rupestre milenario, en las Cuevas de Tito Bustillo, en pleno Ribadesella/Ribeseya, donde los antiguos pobladores ya pintaron estas paredes con grabados tan espectaculares como la Galería de los Caballos o la Galería de los Antropomorfos, con pinturas que datan de hace más de 10.000 años.

Solo en grupos pequeños, aunque abierta todo el año, la cueva es un espectáculo en el que merece la pena recrearse tanto por sus paredes como por las imponentes estalactitas y estalagmitas que han ido produciéndose por la sedimentación en este subsuelo kárstico.

Guía de setas de Asturias (Asturias Libro a Libro)

Si nos interesa la cultura, la historia y comprender un poco más de nuestro pasado, es la opción perfecta para pasar la tarde en Ribadesella tanto con niños como sin ellos.

Cena: Casa Eutimio, guisanderas en estado puro

María Busta es el motor de Casa Eutimio, una casa de comidas tradicional en Llastres. ©Turismo de Asturias - Sara Castaño.

El legado de Casa Eutimio, una casa de comidas tradicional en Llastres, está en buenas manos con un relevo generacional asegurado en María Busta, hija de los fundadores, que con la treintena apenas superada se hace cargo de estos fogones donde ejerce de guisandera.

Platos tradicionales como las fabes con almejas, el pote y la fabada dan cuerpo y alma a una cocina también teñida de marinería, como no puede ser menos en un pueblo con tanta tradición pesquera. Calderetas marineras, parrilladas de pescados locales, besugo a la espalda…

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La propuesta de Casa Eutimio es envidiable, sostenible y potente, tanto que nuestra recomendación es que la segunda noche en este paraíso asturiano la hiciéramos en el pequeño hotel que tienen encima del restaurante y donde el significado de Casa gana más enteros que nunca. PD: También elaboran conservas, así que puedes llevarte un trozo de Asturias tras este recital por el Oriente.

Imágenes | iStock / Turismo de Asturias / Cocina de Paisaje

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