48 horas en Toledo: qué ver y qué comer en la capital imperial, cuna de las tres culturas

De las carcamusas a los mazapanes, pasando por El Greco, el Alcázar o una de las catedrales más impresionantes de España

Toledo es tan eterna como su historia, cuajada de hitos para comprender el devenir de los siglos de España y la península ibérica, ya desde los tiempos romanos, aunque sería su eclosión durante el período visigodo la que pondría aún más en el mapa a la legendaria capital de Castilla-La Mancha.

La Ciudad Imperial o Ciudad de las Tres Culturas es un destino imprescindible para los amantes de la historia, el arte y la gastronomía. Su casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un laberinto de calles estrechas que esconden siglos de convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos. Con su impresionante Alcázar, su majestuosa catedral y su legado sefardí, la capital castellano-manchega es un museo al aire libre.

Ubicada a orillas del río Tajo, Toledo fue la antigua capital del Reino de Castilla y uno de los centros intelectuales más importantes de Europa durante la Edad Media.

Sus murallas, puentes y puertas monumentales recuerdan su pasado defensivo, mientras que sus conventos y sinagogas narran historias de esplendor cultural. La Catedral Primada, una de las joyas del gótico español, alberga tesoros como el transparente barroco o el célebre cuadro El Expolio de El Greco.

La ciudad también destaca por su legado militar, con el imponente Alcázar dominando la colina. Este edificio ha sido testigo de múltiples batallas y alberga hoy el Museo del Ejército. No menos fascinante es la Judería, donde se encuentran la Sinagoga de Santa María la Blanca y la de El Tránsito, esta última con un museo dedicado a la cultura sefardí. Un paseo por la plaza de Zocodover revela el alma comercial y social de Toledo, con sus soportales llenos de historia y tradición.

Sinagoga de Santa María La Blanca. ©Turismo de Toledo.

El arte está presente en cada rincón, con museos dedicados a El Greco y conventos que conservan pinturas y esculturas de gran valor. Además, las panorámicas desde el Mirador del Valle ofrecen una vista espectacular de la ciudad, especialmente al atardecer, cuando las luces doradas envuelven las torres y cúpulas. Toledo no solo es historia, sino también naturaleza, con rutas de senderismo junto al Tajo y espacios verdes como el Parque de la Vega.

Toledo de noche. ©Turismo de Toledo.

En cuanto a las festividades, la Semana Santa toledana es una de las más impresionantes de España, con procesiones solemnes que recorren las calles empedradas al son de tambores y cornetas. En junio, el Corpus Christi transforma la ciudad con alfombras de flores y tapices en los balcones, mientras que en agosto, las fiestas de la Virgen del Sagrario llenan la catedral de devotos y tradiciones.

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Día 1: historia en el corazón de Toledo

Fachada de la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo.

El primer día lo podemos iniciar desde la Catedral de Toledo, una de las más impresionantes de España. La visita puede durar más de una hora, ya que su interior alberga maravillas como el Transparente barroco, la Custodia de Arfe y el coro gótico tallado en madera. Subir a su torre es una experiencia imprescindible para disfrutar de unas vistas únicas de la ciudad.

Transparente de la catedral de Toledo. ©Toledo Turismo.

A continuación, un breve paseo lleva a la Plaza de Zocodover, el epicentro social y comercial de Toledo desde tiempos medievales. En esta plaza, antiguamente se celebraban mercados, fiestas e incluso ejecuciones públicas. Hoy en día sigue siendo un punto de encuentro y un buen lugar para desayunar o tomar el aperitivo.

Retablo mayor de la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo. ©Turismo de Toledo.

Desde la plaza, se sube al Alcázar de Toledo, una imponente fortaleza que ha sido palacio real, academia militar y actualmente Museo del Ejército. En su interior, la exposición permanente narra la evolución de la historia militar española y muestra armas, uniformes y documentos históricos.

Alcazar de Toledo. ©Toledo Turismo.

Para finalizar la mañana, nada mejor que perderse en las calles de la Judería de Toledo, un barrio cargado de historia. Aquí se encuentran la Sinagoga de Santa María la Blanca, con su inconfundible estilo mudéjar, y la Sinagoga del Tránsito, que alberga el Museo Sefardí y ofrece un recorrido fascinante por la historia de los judíos en la península ibérica.

Comida: Gastronomía toledana en pleno casco histórico

El chef Adolfo Muñoz.

Uno de los establecimientos con más raigambre plenamente toledana es el restaurante Adolfo, encabezado desde hace décadas por el chef Adolfo Muñoz, toda una leyenda de la gastronomía local y que mantiene el pulso culinario toledano, aunque en el día a día quien gestiona el menú degustación que se sirve en Adolfo es su hijo Javier.

Salón del restaurante Adolfo.

Con un menú degustación que va rotando a lo largo del año, en función de la estación, el restaurante ofrece una cocina en la que se prima el producto y la mínima intervención de las grasas, buscando un ejemplo de limpieza y cuidado en las elaboraciones.

Con un precio de 88 euros, quizá el menú degustación en Adolfo no es para todos los bolsillos, pero sí es un buen lugar si justo queremos aprovechar en Toledo una ocasión especial y darnos un merecido homenaje.

Cochifrito de cochinillo Lechal con patata aromatizada. ©La Cábala.

Más accesible y también incluido dentro de Guía Michelin, encontramos el restaurante La Cábala, muy cerca de la catedral y que ofrece una cocina actualizada en la que vamos a encontrar interpretaciones de cocina toledana, como el ciervo o el corzo, pero también coqueteos de vanguardia –sabrosa y sin estridencias– como las gyozas manchegas, las croquetas o el buñuelo de duelos y quebrantos.

Tarde: Puertas, puentes y miradores

Claustro del Monasterio San Juan de los Reyes. ©Turismo de Toledo.

La tarde comienza recorriendo la Puerta de Bisagra, una de las entradas más monumentales de Toledo. Desde aquí, se puede seguir caminando por la muralla hasta la Puerta del Sol, de origen mudéjar, y descubrir antiguas defensas que protegían la ciudad.

Unos minutos después, se llega al Monasterio de San Juan de los Reyes, una joya del gótico isabelino. Su claustro, con detalles mudéjares y góticos, es uno de los más bellos de España. En su fachada, se pueden ver las cadenas de prisioneros cristianos liberados durante la Reconquista, un símbolo del poder de los Reyes Católicos.

Puente de San Martín. ©Turismo de Toledo.

Desde el monasterio, el recorrido continúa hacia el Puente de San Martín, un espectacular puente medieval que cruza el Tajo. Es un lugar ideal para tomar fotografías, pero también para acercarnos a la Senda Ecológica del Tajo, un sendero que bordea el río y permite disfrutar de la naturaleza con el telón de fondo de las vistas de la ciudad amurallada.

Cena: tapas y cercanía

En Toledo, tapear no es caro ni complicado, pero si queremos indagar un poco en la esencia de la ciudad sí tendremos que mirar con lupa algunos establecimientos, sobre todo los más céntricos, donde las ofertas locales han sido reemplazadas paulatinamente por franquicias o restaurantes clónicos.

Croquetones de jamón con pollo y estofado de ciervo con boletus de El Trébol. ©Liliana Fuchs.

Algunas paradas imprescindibles para el tapeo, tanto por la noche como para el aperitivo, son el Bar Ludeña; también los champiñones y los jamusinos de la Taberna Skala; el bazo de ternera guisado del Casa Antonio o las bombas de El Trébol.

Para sentarnos a la mesa en el centro, La Clandestina de las Tendillas es una buena alternativa, tanto para comer como para cenar, con una cocina muy reconocible y que, aun valiéndose de ingredientes tradicionales, consigue ser diferente.

De hecho, ofrecen un menú mercado de martes a viernes que es perfecto para todos esos que podáis hacer escapadas entre semana, así que es un acierto si tenemos la suerte de acercarnos a Toledo un día de diario y no dejarnos una pasta.

Día 2: del mazapán al entierro más famoso

Detalle del Entierro del Conde Orgaz. ©Iglesia de Santo Tomé.

El segundo día en Toledo arranca con la visita a la Iglesia de Santo Tomé, donde se encuentra una de las obras maestras de El Greco, El entierro del conde de Orgaz. Esta pintura, de gran tamaño y una impresionante composición, representa un milagro ocurrido en la ciudad y es una de las piezas más emblemáticas del Siglo de Oro español. La iglesia en sí también es una joya, con su elegante torre mudéjar que merece una observación detenida.

Exterior de la Mezquita Cristo de la Luz. ©Turismo de Toledo.

A pocos minutos caminando se encuentra la Mezquita del Cristo de la Luz, uno de los monumentos más antiguos de Toledo, con más de mil años de historia. Construida en el año 999, es una de las pocas mezquitas que se conservan en la península ibérica y un magnífico ejemplo de la arquitectura islámica en España. En su interior, destacan los arcos de herradura y los vestigios de frescos cristianos añadidos tras la Reconquista. Desde su pequeña explanada, se tienen unas vistas privilegiadas de la ciudad.

Interior de la Mezquita Cristo de la Luz. ©Turismo de Toledo.

El recorrido sigue con una visita al Convento de San Antonio de Padua, un lugar donde la tranquilidad y la tradición se mezclan. Aquí, las monjas elaboran de manera artesanal uno de los productos más típicos de Toledo: el mazapán. Se puede comprar directamente en el torno del convento, una experiencia que transporta al viajero a tiempos pasados. Además, otros conventos como el de San Clemente también ofrecen dulces artesanales como las toledanas y los bollos de Santa Clara.

Convento de San Antonio de Padua. ©Cultura Castilla-La Mancha.

Antes de la comida, merece la pena pasear por la Cuesta de los Carmelitas, una de las calles menos transitadas del casco histórico pero con un encanto especial. A lo largo del recorrido, se descubren rincones con miradores ocultos y pequeños patios con fuentes. Según cuenta la leyenda, esta cuesta estaba frecuentada por el mismísimo Gustavo Adolfo Bécquer, quien se inspiró en sus paseos por Toledo para escribir varias de sus leyendas más célebres, como El beso y El rayo de luna.

Comer: una vista desde el cigarral

No es ni fácil de reservar ni barato, pero si tenemos la posibilidad, tanto de tiempo como económica, de darnos el capricho por excelencia de la cocina toledana, acudir al dos estrellas Michelin Iván Cerdeño, dentro de El Cigarral del Ángel, comandado por el chef Iván Cerdeño, la experiencia merece la pena.

Corzo de los Montes de Toledo y vegetales marinos. ©Restaurante Iván Cerdeño.

Cocina tradicional, sabor y creatividad puestas en un mismo plano y en un entorno inmejorable en el que es, actualmente, uno de los dos estrellas Michelin más en forma de España y que con más fuerza suenan para unas hipotéticas tres estrellas.

Espacio en Iván Cerdeño Restaurante.

Cocina de recuerdo, de regreso a los platos tradicionales de la gastronomía toledana y, seguramente, la mejor bodega de restaurante de Castilla-La Mancha hacen de El Cigarral del Ángel una parada imprescindible si el bolsillo nos lo permite.

Tarde: los recuerdos de El Greco y la artesanía local

Museo de Santa Cruz. ©Turismo de Toledo.

La tarde arranca con una visita al Museo de Santa Cruz, ubicado en un antiguo hospital renacentista del siglo XVI. Este museo alberga una importante colección de arte, con obras de El Greco, pinturas del Siglo de Oro y objetos arqueológicos. La belleza del propio edificio, con su impresionante claustro y su artesonado mudéjar, ya justifica la visita.

Tras la visita cultural, llega el momento de regresar a la Plaza de Zocodover, el corazón de la ciudad. Este espacio ha sido testigo de la historia de Toledo desde la época musulmana y, a lo largo de los siglos, ha sido utilizado para mercados, festejos e incluso ejecuciones públicas. Hoy en día, es un lugar perfecto para descansar, disfrutar de un café y visitar algunas de las tiendas tradicionales que rodean la plaza.

Espada terminada por una espadera del taller Mariano Zamorano. ©Espadas Mariano Zamorano.

Para los amantes de las compras, Toledo es el lugar ideal para adquirir recuerdos únicos. Las espadas toledanas, fabricadas con la técnica tradicional de forja, son una de las artesanías más emblemáticas de la ciudad. También destaca el damasquinado, una técnica de incrustación de oro y plata en acero que se ha mantenido durante siglos.

Talleres como los de Mariano Zamorano o Antonio Arellano permiten ver de cerca este arte y comprar piezas auténticas. Como recomendación, si viajáis en AVE, os advertimos que si las piezas van embaladas y con su respectivo ticket de compra (de, como máximo, 72 horas de antigüedad), os dejarán subirlas al tren.

Una anguila recién salida del horno en Mazapanes Barroso.

También es buen momento para acudir a alguno de los conventos que hemos citado anteriormente para retomar nuestras compras de última hora o de acercarnos a obradores como Barroso, donde adquirir sus famosas anguilas de mazapán.

El mejor cierre para la tarde es subir al Mirador del Valle, el punto panorámico más famoso de Toledo. Desde aquí, la ciudad se muestra en todo su esplendor, con el Alcázar, la Catedral y el río Tajo enmarcando una de las vistas más icónicas de España.

Imágenes | Turismo de Toledo / Spain.info

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