Este municipio cordobés es conocido como 'La Ciudad del Agua'
Cuando el otoño tiñe de dorado los campos de Andalucía, un manto verde se extiende por buena parte de la región. Es el momento en que los olivos, centinelas silenciosos del paisaje andaluz, ofrecen sus frutos en la temporada de recogida de la aceituna. Este oro líquido ha convertido a numerosos pueblos en auténticas capitales del aceite de oliva, elevando su fama más allá de nuestras fronteras.
Nombres como Baena, con su Denominación de Origen Protegida, Montoro, conocida como la capital oleícola, o Úbeda y Baeza, Patrimonio de la Humanidad y emblemas del mar de olivos jiennense, resuenan en el imaginario colectivo cuando se habla de la cultura del aceite. Sin embargo, hoy nos adentraremos en un rincón de la Subbética cordobesa que aúna la tradición oleícola con un patrimonio histórico y natural de singular belleza: Priego de Córdoba.
Situado en el corazón de Andalucía, a unos 100 kilómetros de Córdoba capital, Priego se erige como un balcón natural sobre el Parque Natural de las Sierras Subbéticas. Su ubicación privilegiada, entre olivares centenarios y montañas kársticas, lo convierte en un destino ideal para disfrutar de lo mejor de Andalucía en otoño.
Al llegar a Priego, lo primero que cautiva al visitante es su casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural. Las calles estrechas y empedradas, salpicadas de casas encaladas con macetas rebosantes de geranios, invitan a perderse y descubrir los secretos que esconde cada rincón. Pero si hay algo que define a Priego es su esplendoroso barroco, que alcanza su máxima expresión en la Fuente del Rey.
Este monumento hidráulico del siglo XVIII es una joya arquitectónica que combina 139 caños con esculturas mitológicas, coronada por la figura de Neptuno. La fuente, con su constante murmullo de agua, es el corazón palpitante de la ciudad y el motivo por el que Priego es conocida como la "Ciudad del Agua". Este sobrenombre no es casual: el municipio cuenta con más de 50 fuentes públicas, alimentadas por los acuíferos de la Sierra de Albayate, que han modelado la vida y la cultura local desde tiempos inmemoriales.
Siguiendo la estela del barroco, es imprescindible visitar la Iglesia de la Asunción. Su impresionante sagrario, obra cumbre del barroco andaluz, deslumbra con sus yeserías doradas y su cúpula elíptica. No menos importante es la Iglesia de San Francisco, cuya torre se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad.
Pero Priego no solo vive de su pasado. En los últimos años, el municipio ha sabido conjugar su rico patrimonio con una oferta museística innovadora que pone en valor los productos de la tierra.
El Museo de la Almendra, inaugurado recientemente, ofrece un recorrido por la historia y el cultivo de este fruto seco tan característico de la dieta mediterránea. Aquí, los visitantes pueden aprender sobre las variedades de almendro, sus propiedades nutricionales y su importancia en la gastronomía local.
Por su parte, el Museo de la Trufa es una experiencia sensorial única. Aunque la trufa no es un producto tradicionalmente asociado a Andalucía, la Sierra Subbética ofrece condiciones ideales para su cultivo. En este museo, los visitantes pueden descubrir los secretos de este codiciado hongo, su ciclo de vida y las técnicas de recolección, además de degustar productos trufados que son una delicia para el paladar.
No podemos hablar de Priego sin mencionar su aceite de oliva. La Denominación de Origen Protegida Priego de Córdoba ampara uno de los aceites más premiados del mundo. El Museo del Aceite, ubicado en una antigua almazara, ofrece un viaje en el tiempo por la historia de la producción oleícola en la región. Aquí, los visitantes pueden participar en catas guiadas y aprender a distinguir las sutilezas de un buen aceite de oliva virgen extra.
Para los amantes de la naturaleza, el otoño en Priego ofrece un espectáculo de color y vida. El Parque Natural de las Sierras Subbéticas, con sus formaciones kársticas y su rica biodiversidad, es un paraíso para el senderismo y la observación de aves. La Ruta del Cañón del Río Bailón, que parte desde la vecina Zuheros, ofrece vistas espectaculares del paisaje otoñal, con los tonos ocres y dorados de los árboles contrastando con el verde perenne de los olivos.
Para aquellos que busquen una experiencia más relajada, un paseo por los jardines del Recreo de Castilla o por el Paseo de Colombia permite disfrutar del suave sol otoñal mientras se contemplan las vistas panorámicas del valle.
La gastronomía prieguense es otro de los grandes atractivos de la localidad. En otoño, los platos de cuchara como el remojón de San Marcos o las habas con jamón cobran protagonismo. No podemos olvidar el relleno de carnaval, un plato típico a base de carne, huevo y especias que se consume durante todo el año. Para los golosos, los turrolates, una variante local del turrón, son imprescindibles.
Restaurantes como La Pianola Casa Pepe o El Mirador de los Almendros ofrecen una cocina que combina la tradición con toques de innovación, siempre con el aceite de oliva como protagonista. Para una experiencia más informal, las tabernas del barrio de la Villa son ideales para degustar tapas y vinos de la tierra.
Imágenes | Turrolate Galenda / Andalucía.org / Turismo de Priego / Turismo de la Subbética
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