Es inevitable sentir pena al recibir la noticia del cierre de un restaurante emblemático, de esos de toda la vida, en los que aunque nunca hayas tenido la suerte de comer, mil y una veces has pasado ante su portal, y ha estado presente en muchas conversaciones a lo largo de tu vida. En este caso, no tiene la repercusión ni la polémica que ha acompañado al El Bulli a la hora de anunciar su fin, pero no por ello es menos importante, dada su trayectoria quizá lo sea en mayor medida.
Hablamos de Casa Nicolasa, un restaurante fundado en 1912 por Nicolasa Pradera, y que ha sido un referente en la cocina vasca, donde han completado su formación no pocos jóvenes cocineros. De Nicolasa Pradera a la familia Urrestarazu para terminar en manos de José Juan Castillo, Casa Nicolasa se ha distinguido por una cocina tradicional en la cual las recetas clásicas han conformado su carta.
No ha podido ser. Ante la jubilación de Castillo, y tras unos infructuosos intentos de continuidad, el comedor de la calle Aldámar cerró para siempre de manera callada, sin apenas publicitar la despedida. Los dos amplios pisos en los que estuvo enclavado durante 98 años se convertirán en un futuro probablemente en viviendas, pero para los que habitualmente paseamos por las calles de Donosti, ese será siempre el portal de la Nicolasa.
Vía | Diario Vasco
Imagen Vía | Casa Nicolasa
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