"Decís las cosas al revés, o las confundís, o no sé", se lamentaba el francés
Madrid puede ser una ciudad muy confusa. Lo digo, creo, con el conocimiento de causa que me da haber nacido y criado en esta ciudad y, tras eso, dar por hechas algunas reglas no escritas de la capital que pueden ser inconcebibles para algunos viajeros o turistas.
Me ha pasado recientemente con un amigo parisino, que está en Madrid cuestiones laborales y que debe permanecer en la capital durante algo más de un año por este motivo. Parte de su sorpresa, y de la mía, está por lo que él considera una "confusión habitual" y que le está generando más de un problema de geolocalización.
Especialmente en la primera fase de buscar vivienda y que, como tantos otros madrileños o españoles, piensa que el mercado inmobiliario loco de la capital está loco. También no entiende cómo con los sueldos de España puede haber este tipo de precios inmobiliarios, pero esa no es la cuestión que hoy nos atañe.
A mi amigo, del cual no voy a dar más datos de la cuenta, pues tampoco es la intención de una conversación que surgió off the record, no dejan de llamarle la atención ciertas costumbres muy madrileñas que, incluso, considera similares a las parisinas.
"Sí veo que la gente es más amable que en París, pero también decís que llegáis a todos los sitios andando o que están a 10 minutos", afirmaba con bastante sorna cuando tras quedar con él en Nuevos Ministerios, le dije de ir a tomar algo a Alonso Martínez, catalogándolo como 'diez minutos'.
No son diez, pero tampoco son muchos más. Sin embargo, no es el problema con las distancias y los tiempos los que más sorprenden a este chaval, un poco por encima de los 30, nacido y criado en París.
"No tiene sentido", me repetía en la conversación. Y lo hacía refiriéndose a conceptos extremadamente ambiguos que para un parisino algo más cuadriculado suponía todo un desafío, especialmente a la hora de buscar vivienda y que, más allá de portales inmobiliarios, le supone una desorientación que a veces ni Google Maps comprende.
"Decís las cosas al revés, o las confundís, o no sé", lamentaba entre risas a una cosa que, admito, los madrileños –desconozco el resto de españoles, tanto en la capital como en sus lugares de origen– cometemos habitualmente: confundir barrios y distritos en todo momento.
"En París está muy claro lo que es un distrito (arrondissements) y un barrio (quartier), pero aquí lo mismo decís distrito a un barrio y al revés", se quejaba de manera amable tras una visita a un piso en el barrio de Guindalera, en el oeste de la almendra central, limítrofe con la M-30. "No tiene sentido que le llaméis barrio de Salamanca cuando es un distrito", indicaba.
Una realidad que asumo como culpable, aunque a mí me venga dada, pero es muy cierto que los madrileños utilizamos los conceptos de distrito y barrio a la ligera y determinadas zonas, que en realidad son distritos, los catalogamos como barrios, como podría ser Chamberí, La Latina, Ciudad Lineal u Hortaleza.
Imágenes | Imagen de bearfotos en Freepik / Imagen de TravelScape en Freepik
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