Todo apunta, según la leyenda, a un trágico suceso en el siglo XVI
La ciudad de Madrid está llena de curiosidades y, como es evidente, su callejero también. Hay calles especialmente obvias. Otras, sin embargo, no lo son tanto. Lo curioso es que el centro de la capital está plagado de ejemplos que nos pueden, en cierto modo, chirriar.
Algunas, incluso, son calles especialmente pequeñas en las que rara vez reparamos. No obstante, eso no quiere decir que no estén exentas de curiosidades. Algunas tan grandes cómo la que hoy nos sorprende: ¿qué pinta un rinoceronte en la placa de una calle madrileña y qué narices es una abada?
Puede que, si has paseado a menudo por Gran Vía, te hagas esta pregunta al levantar la vista y hoy vamos a intentar resolverte el porqué de los misterios de una calle que tiene al tan poco castizo rinoceronte como protagonista.
Para ellos nos tenemos que ir a uno de los centros neurálgicos de la ciudad. Aquí vamos a encontrar la calle de la Abada, que con apenas 26 números constituye una rareza tanto por su nombre como por su tamaño.
Comienza en la Plaza del Carmen, desembocando en Gran Vía y tiene en su haber un mito, más leyenda que otra cosa, de asesinatos y reyes. Y sí, en ambos casos está un rinoceronte como protagonista.
O, más bien, una abada, que era el nombre primigenio que se dio en castellano al rinoceronte, deriva del portugués abada que, a su vez, provendría del malayo badaq, como explican desde el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua.
Ahora bien ¿qué pinta en el nomenclátor madrileño un rinoceronte? Pues hay dos teorías y ambas son algo inverosímiles. Lo que sí sabemos es que el nombre de la calle se colocaría en el siglo XVI, no sabiéndose a ciencia cierta la fecha, y de ahí se desprenden las dos hipótesis sobre su nombre.
En el primer caso, hay una suposición que el historiador del siglo XIX Antonio Capmany Surís y de Montpaláu ofrecía en su obra Origen histórico y etimológico de las Calles de Madrid.
En ella apuntaba a que unos titiriteros portugueses llegaron a Madrid con este exótico animal y que en esta calle –por entonces, aledaña al monasterio de San Martín– pusieron la barraca donde lo mostraban como atracción de feria mientras tocaban tamboril y dulzaina, cobrando un par de maravedíes a los que quisieran ver al animal.
Origen histórico y etimológico de las calles de Madrid
Esta es la teoría que, a su vez, recoge José Luis Rodríguez-Checa y que vuelca en su obra Historias de las calles de Madrid. La teoría con el animal, además, tiene un trágico final. La leyenda apunta que un niño llevaba cada día un bollo de pan al animal, pasándose de caliente un día, lastimando al animal y el rinoceronte acabó matando al niño, como recogen desde El Periódico de España.
Tras matar al niño, el animal en cólera embistió y huyó, provocando destrozos por Madrid, hasta que una vez llegado al antiguo pueblo de Vicálvaro, el rinoceronte o -la abada- fue abatido. De ahí luego se colocaría una cruz de madera en honor al niño y también se bautizaría así a la calle.
Historia de las calles de Madrid (HISTORIAS DE MADRID)
La otra teoría, también de leyenda, es que la abada en cuestión habría sido un regalo de un gobernador de Java al rey Felipe II, que recibiría este presente, junto a un elefante, como ofrenda al que por entonces era el rey más poderoso del mundo. No obstante, esta teoría no parece muy real –por mucho que involucre a un personaje como Felipe II–, suponiendo que éste hubiera decidido mantener al animal en esta zona que, por aquel entonces, constituía las afueras de la ciudad.
Imágenes | Jaime de las Heras
Ver todos los comentarios en https://www.directoalpaladar.com
VER Comentarios