Así se hacen desde Oviedo las legendarias Moscovitas de Rialto: "No hay dos iguales"

  • Con 100 años a sus espaldas, esta confitería familiar permanece al pie del cañón con esta sencilla pasta a base de harina de almendra, nata y chocolate

  • Han pasado de hacer 10 kilos al día a preparar 15 millones de unidades al año

Nunca tuvieron nada de rusas, pero ya son leyenda. Con nombre y apellidos, las moscovitas de Rialto se han convertido en una de las mejores embajadoras del universo dulce asturiano.

A punto de cumplir 100 años (los harán en noviembre), la cuarta generación de la familia Gayoso se afana en preparar un cumpleaños por todo lo alto en Oviedo, donde ejercen un magisterio repostero desde hace un siglo y que tiene a las míticas moscovitas como grandes protagonistas.

“Es verdad que de rusas no tienen nada” ilustra Gayoso, que nos recibe en el salón de Rialto, en pleno centro ovetense, siendo su confitería además uno de esos estandartes dulces que ha sabido ganarse a todos los públicos.

“Es algo inédito porque gustan a todo el mundo”, cuenta. La receta, transmitida de generación a generación, apenas ha cambiado. “Siguen siendo los mismos ingredientes”, avala sobre una confección repostera que es casi de dominio público.

Harina de almendra marcona nacional, nata, azúcar y el chocolate. Y un ingrediente secreto, que durante años se ha comentado. “La verdad es que no lo hay”, sonríe Gayoso.

Rialto, el salón de meriendas que se convirtió en referencia

Desde 1924, Rialto opera en el centro de Oviedo como salón de meriendas.

“Una vez probaron las moscovitas un grupo de periodistas ciegos y a ellos, como tienen los sentidos más desarrollados, les retamos a que encontrasen el ingrediente misterioso”, narra Gayoso. Al final, la respuesta fue sencilla: “el secreto es creer que hay secreto, respondieron los periodistas”, sintetiza este miembro de la cuarta generación de confiteros que, junto a su hermana, regenta Rialto.

“Esto sigue siendo un negocio familiar”, advierte, a pesar de que ha recibido cantos de sirena y cheques en blanco para vender la marca o producir más. “Mucha gente dice que es una suerte tener un negocio familiar y sí, es una suerte, pero también es una responsabilidad de mantener un nombre, una calidad y de hacer que perviva algo que ha estado tantos años en tu familia”, aclara sobre ese misticismo que elucubra con lo fácil que puede ser regentar algo así.

La gran innovación en torno a la moscovita fue incluir los nuevos sabores de chocolate blanco y chocolate negro, al ya clásico chocolate con leche.

No obstante, Gayoso tiene ese perfil de asturiano audaz y emprendedor. Él es responsable de, por ejemplo, haber ampliado el repertorio de moscovitas para ir más allá de las recubiertas de chocolate con leche, las clásicas, y atreverse con baños de chocolate negro y chocolate con leche.

También de haberse atrevido a ampliar la producción sin perder la calidad. O de llevar las moscovitas de Rialto a establecimientos y puntos gourmet, confiando en la calidad del producto. Convertidas en auténtico souvenir gastronómico, las moscovitas de Rialto se producen diariamente en Oviedo, tal y como hace cien años.

Artesanía en torno al chocolate y la almendra

El baño de chocolate a las moscovitas sigue siendo hoy totalmente manual.

La tecnología ha permitido agilizar procesos, pero la mano del confitero aún es la base de esta artesanía repostera. “No hay dos moscovitas iguales”, ilustra Gayoso, mientras vemos y disfrutamos de uno de sus platos.

“Se ponen sobre la bandeja de horno una a una con una manga pastelera, por eso nunca son idénticas”, indica. Parecidas pero no exactas. A partir de ahí, tras un breve paso por el horno, las moscovitas van a la prueba de fuego definitiva donde de nuevo la manualidad marca el tempo. “Se bañan a mano, una a una, que es lo más difícil porque también el chocolate debe estar a la suficiente temperatura para que el baño se adhiera correctamente”, explica.

Todo un ejemplo de saber hacer asturiano cuya producción anual da vértigo. “Ahora hacemos quince millones de moscovitas al año, estamos presentes en cuarenta países y en más de 400 establecimientos, incluyendo Club del Gourmet de El Corte Inglés”, narra.

Pastas de almendra Milk & Dark Moscovitas de Rialto

Y todo empezó en un salón de meriendas en la calle de San Francisco y con el abuelo produciendo un carro de horno de moscovitas al día. Preguntamos a Gayoso por la equivalencia de tan pastelera medida. “Serían unos diez kilos”, afirma mientras sonríe en la puerta de la tienda donde empezó todo.

Imágenes | Rialto

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