Juan Moreno tenía una mercería en Sigüenza, heredada de sus padres, y donde compartía con Antonia Gordo, su esposa, los quehaceres cotidianos en un pequeño emporio comercial de venta al por menor de moda.
Nada ostentoso ni nada especialmente lucrativo. Algo que deberían pensar también en las sucursales bancarias de este discreto pueblo-ciudad de Guadalajara, donde se encuentra una de las catedrales más grandes de España, cuando Juan Moreno vino a proponerles un negocio que se definió como "un proyecto de dudosa viabilidad".
Hoy, 27 años después, el sueño de Juan Moreno y de Toñi Gordo está materializado en el hotel Molino de Alcuneza, un cuatro estrellas con 16 habitaciones en una minúscula pedanía a escasos cuatro kilómetros de Sigüenza, capital comarcal y con una estrella Michelin en la puerta.
De aquel desvelo de Juan y Toñi, aun en cierta gestión cotidiana como guardeses, se encargan ahora Blanca y Samuel, sus hijos, y responsables desde estas dos décadas largas de convertir lo que un día soñó su padre en la realidad que es hoy.
500 años de historia entre piedras y ruedas
"Nuestro padre compró esta casa con la intención de que fuera nuestra casa de vacaciones", explica Blanca Moreno, directora del hotel, que renunció a sus pretensiones de estudiar Bellas Artes en Cuenca para realizar la diplomatura de Turismo en Soria.
"Pronto se dio cuenta de que aquello era demasiada casa para lo que pretendíamos", indica sobre Molino de Alcuneza, que debe su nombre a una evidencia: estar en un molino harinero de hace más de 500 años.
Con una propiedad casi ruinosa y abandonada desde los años 70, el molino estaba en un mal estado de conservación cuando los Moreno adquieren el inmueble. "Lo empezamos a restaurar en los noventa, cuando mis padres lo compran, intentando recomponer el estado original", prosigue.
Sin embargo, aquella tarea era imposible. "Eran décadas de madera que se habían comido las termitas y la carcoma, así que hubo que optar por renovar parte de la estructura", sintetiza, aunque la realidad es que la estructura original y las bases del edificio permanecen.
El sueño de una familia
Aun con todo, aquel proyecto de dudosa viabilidad vio la luz con una entidad bancaria que se atrevió a prestar el dinero a los Moreno. Para amortizarlo, el molino debía pasar de la intención de ser casa de veraneo a un alojamiento que permitiera ganar dinero.
"Lo primero que pensaron mis padres era montar un bed & breakfast o una casa rural", rememora Blanca Moreno. En 2023 ambos conceptos pueden darse por asumidos y por lógicos, pero hace casi 30 años, hablar en España de casa rural era poco menos que hablar en un idioma inventado. No digamos ya de conceptos de bed & breakfast.
En aquel año 96 la aventura empezó con once habitaciones (hoy Molino de Alcuneza tiene 16, en dos edificios). "Mi madre cocinaba después de salir de la mercería y mi padre servía las cenas", recuerda la mayor de los hijos de los Moreno Gordo, al mismo tiempo que ella comenzaba sus estudios de Turismo y casi al mismo tiempo que Samuel, su hermano, hacía lo propio con los estudios de Cocina en la Escuela de Hostelería de Teruel.
Sin embargo, aquel formato de casa rural tenía cierta fecha de caducidad. "Nos dimos cuenta de que por nivel podíamos hacer algo más", comentan casi a coro. Así aguantaron hasta algo después de la crisis de 2008.
"Aguantamos porque somos una familia y a costa de echar horas porque era nuestro proyecto, pero era agotador", sintetiza sobre aquel zarpazo económico que a ellos les salpicó en 2012. "Podíamos mantenernos a flote por ese carácter familiar, pero no era viable", alegan.
Especialmente cuando ambos hermanos comprendieron que el salto de calidad que habían dado también a nivel educativo, tenía que trasladarse de alguna manera a este nuevo Molino de Alcuneza. Blanca realizó un máster en Dirección y Gestión Hotelera y el curso de Sumilleres de la Cámara de Comercio de Madrid, formando parte de una de sus primeras promociones y cuando las mujeres en sumillería se veían con cuentagotas.
Samuel, por su parte, profundizó en su trabajo con la cocina dulce, estudiando en Barcelona el máster en Espai Sucre de Repostería y Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Cocina, dirigido por el pastelero Jordi Butrón.
De bed & breakfast a Relais & Chateaux
Molino de Alcuneza, junto con otros 12 establecimientos, fue precursor del sello Rusticae, que aglutina a establecimientos y alojamientos rurales. Sin embargo, se les quedaba corto. "Hablamos con Rusticae y esllos querían bajar precios y nosotros los queríamos subir porque lo que hacíamos no era viable por menos dinero", comenta sobre aquella transición.
"Así que le tiramos la caña a Relais & Châteaux", resume sobre este sello francés que valida hoteles de calidad por todo el mundo donde, además, la gastronomía es fundamental. Casi premonitorio, pues Juan Moreno insistía en un sueño: "cuando abra un hotel será un Relais & Châteaux con una estrella Michelin en algún momento".
Dos noches de hotel en Molino de Alcuneza (****).
"Habíamos viajado, habíamos visto hoteles y sabíamos qué significaba ese sello y sobre todo que para ellos la gastronomía también pesaba mucho, así que les escribimos", relata Blanca desde uno de los salones del hotel.
"No sé cuánto tardaron entre venir, hacer la inspección y validarnos, pero se me hizo una eternidad. Primero pagas porque vengan, aparece un mistery guess y varios meses después llega el resultado", aclara sobre este proceso que les posiciona en una lista de hoteles entre lo más selecto del mundo.
No fue a la primera, pues la inspección les dio un toque para cambiar cuatro pequeñas cosas que resolvieron, incluyendo aparentes nimiedades como unas mesillas de noche o la barra de unas cortinas. Sobre si Relais & Châteaux tiene alguna liturgia para confirmar la adscripción, ninguna. "Te mandan un mail con la factura", comenta entre risa Blanca.
"Relais & Châteaux lo buscamos, Michelin no"
Fue en 2017 cuando esta conversión termina, cumpliendo la mitad del sueño de Juan Moreno y donde los desvelos familiares se comparten. Blanca y Samuel llevaban trabajando allí de manera intermitente los fines de semana desde la apertura, en 1996, hasta 2006, cuando se hacen cargo de la gestión total del hotel-restaurante.
"Teníamos claro que Relais & Châteaux sí queríamos ser, la estrella Michelin no la buscamos", coligen. Eso no significa que no llegase. Haciendo una cocina castellano-manchega basada en el producto y en la proximidad, llega una carta a Molino de Alcuneza, invitando a Samuel a la gala de Guía Michelin de 2018, celebrada en Lisboa.
"Yo no tenía ni idea de que nos iban a dar la estrella" sostiene Samuel, hasta que un periodista allí les dice que sí, que les darán la estrella. Aun así, Samuel, fiel a cierta timidez —que ha ido perdiendo con el tiempo— vuelve a Molino con una sensación agridulce. Por un lado, el orgullo de la estrella. Por el otro, el peso de una carga que ahora se debe mantener.
Invertir y reinvertir
"Había cierto fatalismo porque la gente nos decía 'ahora a mantenerla' y jo, preferías que fuera algo más amable el piropo", recuerda Blanca sobre esos meses posteriores. Aun así, han pasado varios años y Molino de Alcuneza sigue siendo el orgullo de los Moreno Gordo que insisten, "tiene muchas horas echadas".
"Hasta este último año no hemos sabido lo que era parar", se sincera Samuel. "La cocina salía conmigo y con un ayudante, y ahora somos cinco [de un total de 15 trabajadores en el restaurante]", aclara. En el resto del hotel, otros 15 empleados. "Somos una pyme, pero la realidad es que somos la segunda industria más grande de Sigüenza después del Parador", aclara.
Mientras tanto, ambos hermanos hablan de ese grano a grano de un trabajo que comenzó en 1996. "Si teníamos dos, invertíamos tres; si ganábamos cinco, invertíamos siete. Todo lo que se hace en el Molino es una reinversión constante", apostilla Blanca.
Ahora la realidad brilla con las cuatro estrellas de su puerta, con la garantía de Relais & Châteaux, con un público híbrido entre lo español y lo internacional y con una propuesta gastronómica (con estrella Michelin, sol Repsol y sol sostenible Repsol) que habla de territorio y todo con aquel presagio que un día tuvo claro Juan Moreno: esto será un día un Relais & Châteaux con una estrella Michelin. A pesar de que les dijeran que era un proyecto de dudosa viabilidad.
Imágenes | Molino de Alcuneza
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