Ha sido durante generaciones un local de visita obligada, como lo es ahora para las hordas de turistas que visitan la ciudad
El bar L’Ovella Negra es un mítico establecimiento de la Barcelona más tabernera de las últimas décadas: su permanencia en Poblenou las ha acompañado generación tras generación, calimocho en mano.
Situado en una nave industrial en la zona tradicionalmente poligonera de Marina, este establecimiento se ha convertido en un hotspot turístico y que tiene otros locales en la ciudad como el (también muy concurrido) de la Rambla.
El calimocho, los barriles de cerveza y las jarras de sangría (así como los cubos) son su máximo exponente, así como las mesas alargadas para compartir entre grupos. Esas mesas que existían antes de que la fiebre de lo nórdico lo inundara todo y en cualquier bar de ahora haya que compartir un café ristretto con el señor de al lado. En L'Ovella Negra la hermandad ya se practicaba décadas ha.
El juego del duro
Ahora bien, todo este rollo tan industrial también es una enseña del local, con un estética buscada y conservada de polígono desde sus inicios. Allí se jugaba intensamente al duro cuando en España habían pesetas.
Su servicio caótico (de hecho, no está nada exento de críticas), la locura que se genera entre mesas de comensales y lo pasado de vueltas que algún que otro asistente va cada velada son notas características de un ambiente que ha permanecido inmutable a lo largo de los años.
La zona en la que se encuentra ha pasado en los últimos diez o 15 años de ser un barrio deprimido en los márgenes de Barcelona, a resurgir culturalmente y dotarse de una activa y multicultural vida nocturna.
No obstante, también hay que reconocerle a sus alrededores que ciertamente en el pasado ya contaba con discotecas míticas cerca (y de las que era la antesala) como el Sr.Lobo, local de zona obrera en contraposición a quienes se decantaban por la disco Up&Down, de la zona alta).
Barcelona pistolera
Lo cierto es que L’Ovella Negra (La Oveja Negra) tiene una historia que se remonta a 1908, cuando empezó la andadura de este local erigido como taberna en la Barcelona pistolera.
En su interior, los verdaderos protagonistas son siete tanques de 1.000 litros de cerveza, así como futbolín, billar y algunos platillos para acompañar la juerga.
El local también tiene una firme apuesta por el fútbol, pues dispone de pantallas gigantes para poder seguir los partidos más destacados de cada temporada. Ahora bien, su fama a lo largo de los años ha hecho que haya pasado de ser un local cañí con olor a calimocho a un lugar de visita turística obligada (especialmente en la franja de edad entre 20 y 40 años).
Esto no exime que el público local sea también un habitual de este establecimiento de considerable altura, bigas de hierro a la vista y pinturas marineras que hacen honor al Mediterráneo, hacia el que está orientado el local (aunque sea conceptualmente), y a la Barcelona industrial que se proyectaba en aquel momento, con emblemas en construcción como la Sagrada Familia.
Como picoteo, son clásicos de este local las tapas que hacen pasar mejor la bebida: patatas bravas, croquetas y guacamoles se sirven por decenas en sus animadas tardes y noches. Todo es para compartir y con un espíritu de lo más canalla: cuanto peor, mejor.
Ovella Negra
- Dirección: Carrer de Zamora, 78 (Barcelona)
- Teléfono: 933 095 938
- Precio: 20 €
- Horario: De domingo a jueves, de 19 a 2.30 horas. Viernes y sábado, de 17 a 3 horas.
Foto | L'Ovella Negra Marina
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