Blanco, vasco, medieval y en uno de los valles más bonitos de Álava: así es la escapada salada ideal del invierno

Las Salinas de Añana llevan en uso desde hace más de 7.000 años

Hay paisajes blancos que no siempre obedecen a la nieve. No, no pensemos mal y viajemos a un destino idílico, de brillantes colores invernales, y que hoy, como hace más de mil años, sigue viviendo de un mismo negocio: el de la sal.

Hablamos de Añana, una entidad municipal en el centro de la provincia de Álava, dividido en dos pequeños núcleos siendo el principal y más destacado Salinas de Añana, un pueblo que lleva más de 1.200 años viviendo por y para la sal, que se sitúa a apenas 30 kilómetros de Vitoria.

Debido a una red de manantiales de agua salada que dan forma al río Muera, Salinas de Añana se trata de una singular rareza por ser una salina de interior. Lo evidente y lógico en las salinas es que sean de litoral donde, tras embalsar el agua de mar y mediante un proceso de evaporación, se acaba obteniendo la sal.

Sin embargo, Añana, como otros municipios españoles como el burgalés Poza de la Sal o el guadalajareño Saelices de la Sal. En este caso, los cursos subterráneos de agua, a través de la erosión, han ido colmatándose de distintos tipos de sales, producto de actividades primitivas, y convirtieron el pueblo en un punto clave fundamental durante cientos de años.

Fundado oficialmente en 1126 por orden del rey Alfonso I, Salinas de Añana es también la villa más antigua de la provincia de Álava, un privilegio que consiguió en el año 1140. En uso durante casi 900 años, las salinas fueron perdiendo importancia económica a partir del siglo XIX, pero su abandono no se produjo hasta ya entrado el siglo XX.

Qué hacer y qué ver en Añana, Álava

Protegidas como monumento histórico, debido a su valor etnográfico y turístico, las Salinas de Añana también tienen el honor de forma parte del patrimonio agrícola mundial, un título que concede la FAO a sistemas agrícolas y primarios de especial trascendencia para la zona en la que se encuentran.

Sin embargo, la realidad de Añana es que las salinas llevan siendo explotadas desde el Neolítico, hace más de 7.000 años, por lo que se consideran las salinas de más larga explotación de todo el mundo.

Un hito que, además, se ha visto refrendado por actuaciones públicas y privadas que han revalorizado la zona y que han convertido el destino de Añana no sólo en rentable por su producción de sal, sino también turístico y etnográfico.

Basadas en un sistema de bombeo y eras, las salinas de Añana cuentan con casi 5.000 balsas donde la sal se pone a evaporar, de las cuales la mitad están hoy en marcha. En ellas, además de trabajarse de forma convencional, también se realizan visitas guiadas que explican los 7.000 años de historia de estas salinas.

Además de sus salinas, se puede también recorrer parte del Valle Salado de Añana en actividades senderistas, por lo que es una ubicación perfecta para hacer turismo activo, así como compaginarlo con turismo arquitectónico.

Sal de Añana - Flor de sal escamas - 500 gr

Debido a esa influencia económica que Salinas de Añana tuvo, especialmente en la Edad Media y en la Edad Moderna, hay varios vestigios que hablan de esa relevancia como el convento de Comendadoras de San Juan de Acre de origen templario, además de la iglesia de Santa María de Villacones (siglos XIII al XV) y elementos nobiliarios como la medieval Casa Palaciega de los Ozpinas y el barroco Palacio de los Herrán.

Imágenes | iStock

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