En la zona alta de la capital catalana este local resiste como meca de las mejores patatas bravas: poca parafernalia y mucho sabor es la fórmula de su éxito
La Meca de las patatas bravas en Barcelona se llama bar Tomás, un modesto local en uno de los barrios más pudientes de la ciudad, que desde hace años que está consagrado como el lugar en el que mejor preparan esta tapa.
El bar Tomás de Sarriá, en plena calle Mayor, es un lugar con una estética como las de antaño: un bar en el que lo importante es la barra y las mesas, al estilo de bodega tradicional, y sobre todo los platillos que se sirven para picar en medio de un barullo de gente.
Este bar se inauguró en 1929 y aunque su mobiliario y decoración no están de origen (porque se modernizó hace algunos años) conserva la estética cañí de la Barcelona de los años 30 en el que fue inaugurado.
Estética cañí
Su suelo de gres blanco al estilo de antigua cocina o salón de comidas, se complementa con unas sillas de madera tradicionales y unas mesas blancas con los típicos servilleteros de bar. Nada de imitación del estilo nórdico tan prromovido hoy en día.
En las paredes del local, un revestimiento tipo antiguo corona los laterales para preservarlos del trajín del lugar: una solución muy limpia para que las paredes no terminen demasiado sucias.
Desde el exterior no se aprecia por sus ventanas opacas la locura que se vive dentro; pues conseguir una mesa en el Bar Tomás puede ser bastante complicado, sobre todo en las horas de aperitivo de los fines de semana semana.
Su larga barra acoge a quienes prefieran mantenerse de pie entre paredes y cuadros de grandes marcas, mientras los comensales atestiguan un enorme trajín de camareros que atareados van repartiendo, alejados del silencio, patatas bravas, diestro y siniestro.
Bravas y más
Las cañas y bravas lideran la oferta eclipsando cualquier otra elaboración de este restaurante, que también es experto en empanadillas de bonito cocinadas, artesanalmente y croquetas de pollo.
Otros bocados distinguidos de este local, aunque no famosos, son los boquerones y anchoas cantábricas, la ensaladilla rusa y los encurtidos.
Precisamente, sus patatas bravas tienen el título de ser las mejores de la ciudad. Estas están cortadas con la irregularidad propia de los cortes artesanales y que se hacen a mano muy alejados del corte de las patatas industriales.
Otro rasgo distinto es que estas consiguen un dorado muy particular. Gracias al uso de aceite de oliva y un tiempo bien calculado de fritura alcanzan un estado óptimo de sabor que, sin embargo, no se acompaña estéticamente porque el local, muerto del éxito, las sive en platos blancos de los de hostelería de toda la vida.
Justamente, estas patatas de corte, irregular, dorado y sabor intenso se sirven con una presentación que algunos juzgan de pobre, sin embargo, su sabor, para muchos, se sobrepone a su presentación bajo la filosofía por parte del local de que lo instagrambeable no importa para nada. De hecho, resiste gracias a su poca parafernalia y al intenso sabor de las patatas: esta es la fórmula de su éxito.
Cierto es que el Bar Tomás fue uno de los locales pioneros en elaborar este plato icónico de la gastronomía española, y que actualmente son muchos los que preparan esta tapa de forma tan solvente como deliciosa.
En realidad, hoy en día es muy fácil encontrar en la ciudad bravas del mismo nivel que las que se preparan en el Bar Tomás, sin tener que hacer las colas que sí que tiene este establecimiento siempre de moda.
Bar Tomás
- Dirección: Major de Sarrià, 49
- Teléfono: 932031077
- Precio medio: 20€
- Horario: De lunes a sábado, de 12.30 a 16 horas, y de 16 a 22 horas.
Foto | bartomasdesarria/instagram
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