Hablar de castillos en Castilla y León puede parecer una perogrullada. Pocas comunidades autónoma deben su nombre a un elemento tan distintivo como los castillos. Forjadas al compás de la Reconquista, son muchas las localidades de la comunidad castellanoleonesa que presumen de tener un castillo como gran embajador.
Ejemplos los encontramos por centenas y no es una forma de hablar. Sin embargo, pocos municipios de Castilla y León pueden presumir de tener un castillo tan singular como Peñafiel. Situado en el corazón de la provincia de Valladolid, en lo que también se considera la Milla de Oro de Ribera del Duero, el castillo de Peñafiel es por sí mismo un atractivo turístico para engancharnos a este pueblo donde el vino es ley.
Con una curiosa forma de buque o barco, el castillo de Peñafiel aprovecha toda una colina a las afueras del pueblo para desplegarse. Indispensable durante la Reconquista, tras ser capturado el pueblo por las tropas cristianas a comienzos del siglo XI, el castillo de Peñafiel fue testigo de grandes hitos de la historia de España e, incluso, la leyenda advierte de que por sus muros pasó El Cid Campeador.
Con 210 metros de longitud, el castillo de Peñafiel dispone una forma muy estrecha y extremadamente alargada. Apenas 35 metros de anchura como máxima dan fe de su planta, que consta de una primera línea de muralla.
Con un carácter marcadamente defensivo, el castillo de Peñafiel no se reconvertiría en residencia palaciega, como sí sucedería con otros castillos castellanos.
Qué ver en Peñafiel, Valladolid
Su versión última, ya levantada en el siglo XV, mantiene esa condición de baluarte. De hecho, su fisonomía así lo delata, ya que a los dos tramos de muralla se suman 28 cubos almenados, lo que facilitaba la defensa de este auténtico fuerte que solo cuenta con una puerta, en la parte oriental. Otro rasgo distintivo de este castillo alargado, muy similar en construcción al que encontramos en la provincia de Soria, en el castillo de San Esteban de Gormaz.
No obstante, no es solo el castillo el atractivo de Peñafiel. En el casco histórico del pueblo también hay grandes muestras de arquitectura civil y religiosa. Es el caso de la plaza del Coso, una plaza medieval que actúa como plaza mayor, bautizada coloquialmente como El Corro, y donde aún hoy se hacen corridas de toros.
De ello es testigo la Torre del Reloj, que aprovechó un antiguo campanario románico del que la torre es ahora el único testigo. Aquí, desde el siglo XVI, ya hay constancia de un reloj mecánico. No obstante, el moderno es de finales del siglo XIX. Arriba, en la torre, comparte el reloj escenario con la campana, del siglo XVII.
Tras las alturas, Peñafiel también sorprende con sus iglesias y parroquias, como sucede con la Iglesia del Convento de San Pablo, uno de los mejores ejemplos del gótico-mudéjar castellano, además de, ya en las afueras del pueblo, del Convento de Santa Clara, de estilo barroco, ahora desacralizado y que sirve como hotel.
A todo ello hay que sumar que, por ejemplo, Peñafiel es la capital oficiosa de Ribera del Duero y en el castillo encontramos el Museo del Vino, un motivo más para acercarse a la localidad.
Pueblo que, además, entre sus inquilinos, presume de tener uno de los mejores restaurantes estrella Michelin de Castilla y León como es Ambivium, famoso por tener además una de las bodegas de vino más potentes de España, como se aprecia en el vídeo.
Imágenes | iStock / Ambivium
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