La catedral fue, en su día, el edificio más alto del mundo
Son muchas las miradas, lógicas, que Londres se lleva cuando los españoles viajamos a Inglaterra o Reino Unido. La capital inglesa es uno de los grandes turísticos de Europa y no seremos nosotros quienes neguemos sus encantos.
Sin embargo, son muchas las ciudades y pueblos que, como podría suceder en España, están cargados de encanto en Inglaterra más allá de su capital. De hecho, se da la casualidad de que, como pasa aquí, generalmente sus grandes ciudades no son especialmente bonitas.
Pensar en Liverpool, Mánchester, Leeds o Birmingham no es, precisamente, hacerlo en ciudades arquitectónicamente fastuosas. No al menos desde un punto de vista histórico que nos lleve más allá de la Edad Contemporánea.
Algo que, por ejemplo, no sucede con la protagonista de nuestro idilio de hoy y que no es otra que la ciudad de Lincoln, en el condado de Lincolnshire, y que está a medio camino entre Londres y York y también muy cerca de Sheffield –ciudad que también recomendamos–.
Oculta en el condado de Yorkshire, Inglaterra, se encuentra a medio camino entre Londres y York. Esta ciudad, con una población de alrededor de 100.000 habitantes, se ha mantenido relativamente desconocida a pesar de su rica historia y encantos arquitectónicos. Fundada por los romanos en el siglo I d.C. bajo el nombre de Lindum Colonia, Lincoln ha sido testigo de numerosos eventos históricos y ha conservado una gran cantidad de su patrimonio medieval.
Uno de los principales atractivos de Lincoln es su impresionante catedral, un majestuoso edificio gótico que data del siglo XI. La Catedral de Lincoln, con sus torres que se elevan majestuosamente sobre el horizonte de la ciudad, fue durante un tiempo el edificio más alto del mundo.
Su arquitectura es una maravilla, con intrincados detalles en piedra y una atmósfera que transporta a los visitantes a la época medieval. La construcción de la catedral comenzó en 1072 bajo la dirección del obispo Remigio de Fécamp, un normando que buscaba establecer un símbolo duradero de la fe cristiana en la región.
La catedral se distingue por sus tres naves amplias y luminosas, que proporcionan un espacio majestuoso y sereno para los fieles y visitantes. De hecho, es la única catedral medieval de tres naves con torre de toda Inglaterra.
Cada nave está adornada con impresionantes vitrales que filtran la luz creando un ambiente espiritual único. El techo de la nave central, con su bóveda de crucería, es una obra maestra de la ingeniería medieval, demostrando la habilidad y el conocimiento de los constructores de la época. Además, la catedral alberga una de las mejores colecciones de arte sacro, incluyendo esculturas, pinturas y relicarios que datan de diversos períodos históricos.
Junto a la catedral se encuentra el Castillo de Lincoln, otra joya arquitectónica que data del siglo XI. Este castillo normando, construido por orden de Guillermo el Conquistador, ha servido a lo largo de los siglos como fortaleza militar, prisión y ahora como museo.
Dentro de sus muros se puede encontrar una de las copias originales de la Carta Magna, un documento fundamental en la historia de los derechos humanos. Los visitantes pueden recorrer las murallas del castillo, disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad y explorar sus antiguas celdas de prisión.
El casco antiguo de Lincoln, con sus calles empedradas y edificios históricos, es un lugar perfecto para pasear y descubrir el encanto medieval de la ciudad. La famosa Steep Hill, una empinada calle llena de tiendas, cafeterías y galerías, conecta la catedral y el castillo con el centro de la ciudad. Este camino adoquinado, con sus pintorescas fachadas, ofrece una experiencia única para los visitantes que buscan sumergirse en la historia de Lincoln.
Además de sus monumentos históricos, Lincoln también cuenta con bellos espacios naturales. El Brayford Pool, un puerto interior de origen romano, es ahora un tranquilo lago rodeado de restaurantes y bares. Este lugar es ideal para relajarse junto al agua y disfrutar de la vista de los botes. También es un punto de partida para explorar el río Witham, que atraviesa la ciudad y ofrece rutas para pasear en bote y practicar deportes acuáticos.
Otro lugar destacado es el Arboreto de Lincoln, un hermoso parque victoriano con jardines bien cuidados, estanques y áreas de juegos para niños. Este oasis verde en el corazón de la ciudad proporciona un respiro del ajetreo urbano y es perfecto para un paseo tranquilo o un picnic en familia.
Lincoln también tiene una vibrante vida cultural, con festivales y eventos que se celebran durante todo el año. El famoso Mercado de Navidad de Lincoln atrae a miles de visitantes cada diciembre, transformando la ciudad en un mágico pueblo navideño con puestos de artesanía, comida y bebidas festivas. Además, el Lincolnshire Show, un evento agrícola y ganadero, muestra la rica herencia rural de la región y ofrece una experiencia auténtica de la vida en el campo.
Imágenes | Visit Lincoln
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