Siempre que la cabeza piensa se pone a buscar pueblos bonitos en la provincia de Girona, parece que el sentido común pone perpetuo rumbo a la Costa Brava. Cadaqués, Tossa del Mar, Tamariu, Calella de Palafrugell… Las opciones para dejarse seducir en el norte de Cataluña por los paisajes marineros de mar y casas blancas son muy variadas.
Sin embargo, hay pueblos en el interior de Girona que son igualmente tentadores y bonitos como el que hoy os presentamos. Se trata de Peratallada, una pequeña localidad con algo más de 400 habitantes que había tenido entidad municipal propia hasta 1976, cuando se fusionó con otros pueblos de la zona. Por este motivo, el nombre de la nueva entidad municipal pasó a ser Forallac, reciclando los nombres de Fonteta, Peratallada y Vulpellac.
No obstante, la realidad de Peratallada es infinitamente más antigua y en sus calles, de aspecto medieval, se puede dar constancia de ello. Ubicada en lo que se denominó la Marca Hispánica, el territorio dentro de la península ibérica que no estaba dominado por los musulmanes y que corresponde con buena parte del norte de la Cataluña actual, Peratallada ya entronca sus orígenes en el siglo XI.
De esta fecha data además el castillo de Peratallada, alrededor del cual se empezaría a consolidar este pequeño núcleo urbano de calles empedradas y edificios de la Edad Media que han sobrevivido con gran éxito a estos casi mil años.
Una realidad que convierte Peratallada, en el Baix Empordà, en una de las maravillas que visitar en el interior de la provincia de Girona como también sucede con otras localidades como Begur, Besalú, Pals o Perelada, que han hecho del estilo medieval su particular encanto turístico.
Protegido por un pequeño recinto amurallado, Peratallada supone ese viaje en el tiempo a una Edad Media repleta de adoquinados, donde cada giro y calle supone una pequeña e improvisada postal. No conviene marcharse de aquí sin acercarse a la Iglesia de Sant Esteve, la parroquia local, erigida en estilo románico entre los siglo XI y XII y que conserva de manera armónica su planta original.
También las antiguas puertas de entrada al pueblo, como el Portal de la Virgen, son un elemento icónico de esta pequeña localidad donde las murallas protegían el discreto interior que hoy forma el casco histórico de Peratallada. Un pequeño lujo en el Baix Empordà que se consolida con calles tan impresionantes como el Carrer de la Roca, donde buena parte de su recorrido está esculpido en la propia piedra, o la singular Calle Mayor.
Surcada de arcos y también perfecta para ver en primavera, ya que buena parte de los portales, balcones y ventanales se cubren de hiedras y flores, Peratallada es una escapada ideal a partir de los meses de marzo y abril, aunque también sufre cierta masificación, especialmente en verano. Por este motivo, recomendamos su visita evitando los meses de julio y agosto, donde el pueblo más se abarrota.
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