Conocida como la Costa Brava por sus acantilados, roquedales y pequeñas calas entre bosques y pinares, la costa de la provincia de Girona es uno de los destinos más cotizados del verano.
No sólo español o catalán, sino también francés, pues son numerosos los viajeros del país vecino que aprovechan el verano para cruzar la frontera y pasar unos días en la Costa Brava en un destino que suma buen tiempo, buena comida y panorámicas encantadoras a cada paso.
No nos extraña, evidentemente, viendo cómo entre pueblecitos marineros, iglesias góticas y pinceladas de castillos, algunos de los pueblos con más encanto de la Costa Brava han conquistado a turistas y viajeros desde tiempos inmemoriales.
Resulta evidente mencionar Cadaqués, Roses, Ampuriabrava, Llança o Calella de Palafrugell, como también —ya en el interior— la imponente Pals, pero hoy nos quedamos a pie de playa para traer un pueblo igualmente afamado y bello.
Hablamos, ni más ni menos, que de Tossa de Mar, que sorprende al viajero con un impresionante castillo encaramado sobre el cabo de Tossa. Datado del siglo XII y fundamental durante la Reconquista y lo que se conocía como la Marca Hispánica, el castillo de Tossa de Mar es el testigo mudo de lo que este pueblo marinero ha visto en los últimos nueve siglos.
Adosado aún a varios lienzos de su muralla, el cabo de Tossa domina la panorámica de la bahía del pueblo, donde se encuentra la Playa Grande que, a pesar de su nombre, no tiene unas dimensiones tan abismales y la convierten en una playa coqueta y generalmente tranquila.
No tanto como la Cala de Es Colodar, en el otro lado del cabo, aún más pequeña y acogedora, y que también es uno de los grandes atractivos turísticos de Tossa de Mar. Sin embargo, no sólo atraen por sus singulares vistas marineras o por sus arenas blancas.
También Tossa de Mar imanta al viajero con la percha de su casco histórico, también de dimensiones reducidas, pero repleto de callecitas empedradas y antiguas casas de marineros que lo hacen ideal para pasear tanto por las mañanas como por las tardes, tras un día de playa.
Lo mejor de la Costa Brava y el Empordà 2 (Guías Lo mejor de Región Lonely Planet)
Repleta de pinares por los alrededores, Tossa de Mar también ofrece miradores desde acantilados y rutas senderistas en general bastante accesibles a todo tipo de público. No obstante, si tuviéramos la suerte de contar con un barco o una lancha, otro de los placeres más hedonistas de Tossa de Mar es acercarse a alguna de las pequeñas cuevas que se extienden por su litoral.
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