Lejanos nos parecen ya los días en los que la Cuaresma significaba penitencia, ayuno y abstinencia. El espíritu religioso se pierde, pero sí seguimos disfrutando de los platos tradicionales que más nos gustan de estas fechas. Y no somos los únicos, en Múnich viven estas semanas una especie de segunda Oktoberfest, el Starkbierfestival. Su origen está ligado también al ayuno, pero hoy en día es otra celebración festiva donde se come y, sobre todo, se bebe muy bien.
Después del desenfreno del Carnaval en la ciudad alemana siguen con ganas de pasarlo bien y de disfrutar de algunas de sus cervezas más especiales. Es la fiesta de la Starkbier, las “cervezas fuertes” no aptas para paladares o estómagos delicados. En este festival no hay grandes atracciones ni vistosos festiles al aire libre; la gran protagonista es la cultura bávara y su potente cerveza. ¿Y qué tiene que ver con la Cuaresma?
Los orígenes del Starkbierfest, una creación de monjes
Al ver imágenes de este festival es difícil asociarlo con el tiempo cuaresmal de penitencia. Los salones de las principales cerveverías de Múnich se llenan hasta la bandera de muniqueses y turistas, aunque menos de los que acuden en masa a la ciudad durante la Oktoberfest. Hay música tradicional, trajes regionales, comida típica y enormes jarras de cerveza, muchas risas y buen ambiente.
Sin embargo, el origen del Starkbierfest sí que estaba ligado a la Cuaresma. Para entender cómo surgió hay que recordar que una de las cervecerías más importantes de Múnich, Paulaner, nació en el siglo XVII ligada al claustro de los monjes paulinos Mínimos, una Orden mendicante fundada por San Francisco de Paula, santo del que toman el nombre tanto los religiosos como la cervecería.
Esta orden llevaba una vida muy humilde con una alimentación muy frugal, y elaboraban cerveza para consumo propio que ponían a la venta al público en ocasiones especiales. Durante la Cuaresma su dieta se reducía aún más, así que empezaron a preparar una variedad de cerveza especial, mucho más fuerte y nutritiva, para sobrellevar el ayuno mejor. Nacía la Starkbier, literalmente, “cerveza fuerte”, que además se ganó el apodo de “pan líquido” por su consistencia y alta graduación.
Bautizada originalmente como la “Cerveza del Santo Padre”, pasó a llamarse más tarde simplemente Salvator. Hoy en día la casa de la cerveza mantiene su Paulaner Salvator como la joya de la corona, la original que daría paso a otras cervezas estacionales de alta graduación alcohólica. La receta se mantiene secreta y continúa hoy la tradición de abrir el primer barril cuando termina el Carnaval, en un acto festivo al que siempre se ofrece el primer trago a personalidades de la política.
Cervezas de Cuaresma, cervezas muy especiales
En la actualidad el Starkbierfest se vive como una especie de Oktoberfest más íntima -aunque también muy concurrida- en el que se olvida la frugalidad cuaresmal para celebrar la cultura bávara y su cerveza tan especial. El punto clave de la fiesta se concentra en Nockherberg, la sede de Paulaner, pero se ha extendido también a otras cervecería muy populares como Löwenbräukeller, que también elaboran sus propias cervezas Starkbier.
Estas cervezas fuertes se distinguen por el Stammwürzegehalt, el extracto seco primitivo que actúa, a grandes rasgos, como el mosto del vino. Para ser reconocidas como Starkbiere deben tener un extracto superior al 16%, y por tanto son cervezas de alta graduación alcohólica, normalmente alrededor del 8%. Son cervezas consistentes, con mucho cuerpo, suelen tener notas dulzonas al principio que pasan a liberar sabores herbáceos o frutales, de malta tostadas y cereales. La espuma es densa, consistente y cremosa, casi masticable.
También es peculiar la forma de servir estas cervezas, pues no se hace en jarras o vasos de vidrio. La tradición manda utilizar una jarra especial de loza gris llamada Keferloher, diseñada especialmente para ofrecer la temperatura perfecta de servicio. Tienen capacidad de un litro, por lo que no es muy recomendable pedir demasiadas.
El Starkbierfest comenzó el pasado día diez y se alargará durante unas tres semanas hasta principios de abril. Si pasáis por Múnich estos días merece la pena conocer esta otra gran fiesta de la cerveza y disfrutar de sus variedades especiales, además de la música, la comida y el buen ambiente que reina en las cervecerías. Quizá no es muy cuaresmal, pero es lo que tienen las tradiciones, todo evoluciona.
Fotos | Paulaner am Nockherberg, Steven A. Cholewiak, Matthew Black
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