Dos jóvenes abren su propio local y confiesan: "No sabíamos ni cómo"
Abrir un negocio propio no es tarea fácil, y menos a los 21 años. Sin embargo, dos jóvenes emprendedores de Sant Cugat del Vallès, en la provincia de Barcelona, se han propuesto demostrar que con pasión, esfuerzo y una pizca de locura, todo es posible (aún sin saber de dónde sale su capital).
Vaya Churrada es el nombre del local que estos jóvenes han puesto en marcha, un juego de palabras irónico que mezcla el concepto de “vaya chorrada” con la esencia de su producto estrella: los churros.
Según cuentan en sus redes, la idea surgió durante un viaje a Madrid, donde visitaron la famosa Chocolatería San Ginés una tarde para merendar. Allí, entre tazas de chocolate y churros recién hechos, se dieron cuenta del “potencial” que tenía este producto en su ciudad natal.
En Sant Cugat del Vallès, explican, no existía hasta ahora una churrería que apostara por una marca moderna y por churros “de verdad”, algo que identificaron como una oportunidad de negocio.
Decididos a dar forma a su idea, comenzaron con un estudio de mercado para evaluar la demanda y comprobar si realmente existía un hueco en el mercado local. La conclusión fue clara: nadie había apostado aún por un concepto moderno en torno a los churros, lo que les dio el empuje necesario para lanzarse.
Según aseguran y prueban gráficamente, el camino, sin embargo, no está siendo sencillo. Encontrar un local adecuado fue una auténtica odisea. Les costó mucho negociar un espacio, pero finalmente lo lograron y se ubicaron en Paseo Francesc Macià, número 10, en pleno corazón de la ciudad del Vallès.
A pesar de su entusiasmo, ninguno de los dos tenía experiencia previa en el mundo de la hostelería, mucho menos en hacer churros. Por esta razón, se desplazaron hasta Valladolid para formarse desde cero.
Allí, en apenas unas semanas, aprendieron las técnicas necesarias para preparar churros de calidad. Todo marchaba según lo previsto, pero a tan solo tres semanas de la apertura, el trabajo se intensificó hasta niveles insospechados y, como relatan ellos mismos, una semana antes de abrir todo era un auténtico desastre.
El lema que preside la puerta de su local resume a la perfección su visión: “Sant Cugat merece unos buenos churros”. Y aunque aseguran que no saben ni cómo lograron abrir, lo cierto es que lo hicieron, superando el cansancio, la ansiedad y las lágrimas de lo que describen como las semanas “más felices pero posiblemente peores” de sus vidas.
A su juicio, pese a las lágrimas el esfuerzo valió la pena, porque poco después de inaugurar, los churros empezaron a salirles “brutales”, como ellos mismos dicen, y la clientela no tardó en llegar. Pronto, el negocio comenzó a crecer. Grandes empresas empezaron a hacerles encargos y, en algunos momentos, no daban abasto con la demanda.
Pero más allá de los churros clásicos, decidieron arriesgar y experimentar con sabores innovadores, algo que ha llamado la atención de muchos curiosos (y sobre todo de los algoritmos de las redes sociales).
Así, en Vaya Churrada es se ha experimentado con churros rellenos de guacamole o incluso de fabada, una propuesta arriesgada pensada para llamar la atención en Instagram que, sin embargo, no tiene mayor vocación.
Foto | Pixabay y Vayachurrada/Instagram
En DAP | Adiós al mítico bar Casi de Barcelona, uno de los últimos sin turistas junto al Park Güell
Ver todos los comentarios en https://www.directoalpaladar.com
VER Comentarios