En el corazón de República Checa aguarda Jáchimov, con una curiosa historia entre minería y recreo
El turismo de balnearios fue un símbolo de distinción y lujo en Europa entre finales del siglo XIX y principios del XX. Durante esa época, las clases pudientes buscaban tratamientos de salud y bienestar en destinos famosos como Baden-Baden en Alemania, Vichy en Francia o Bath en Inglaterra.
Estas ciudades ofrecían no solo aguas termales, sino también una experiencia social refinada, con lujosos hoteles, teatros y eventos que atraían a la alta sociedad. Sin embargo, entre estos destinos destaca un lugar peculiar y pionero: Jáchymov, en la República Checa, el primer balneario del mundo especializado en terapias con radón.
Jáchymov, situado en la región de Karlovy Vary, a unos 130 kilómetros de Praga, es una ciudad que combina historia, ciencia y turismo. Este balneario, fundado en 1906, se convirtió en un referente único debido a la presencia de aguas con un nivel natural de radón, un gas radiactivo que, en pequeñas dosis, se creía que ofrecía beneficios terapéuticos.
Estas aguas emergen a una temperatura de entre 28 y 37 grados, cargadas de minerales que se utilizan para tratar enfermedades musculoesqueléticas, afecciones de la piel y problemas respiratorios.
Además de su innovador uso del radón, Jáchymov tiene una historia fascinante. En el pasado, la región era conocida por su minería, particularmente de plata y uranio. Este último jugó un papel crucial en el desarrollo del balneario, ya que las aguas radiactivas se originan en depósitos de uranio.
Pero Jáchymov no solo es famoso por su balneario; también guarda un capítulo oscuro en su historia. Durante la época comunista, la ciudad albergó un sistema de campos de trabajo forzado, conocido como el Infierno de Jáchymov, donde prisioneros políticos y trabajadores explotaban las minas de uranio en condiciones extremas. Esta dualidad entre un lugar de curación y uno de sufrimiento añade un contraste intrigante a la ciudad.
Visitar Jáchymov hoy es un viaje al pasado. El balneario conserva un aire nostálgico, con edificios históricos que reflejan su época de esplendor. Entre los lugares destacados está el Hotel Radium Palace, un imponente edificio de estilo neoclásico que era el centro de la actividad social del balneario en sus días de gloria.
También puedes recorrer el Museo de Jáchymov, que narra la historia de la minería en la región y el desarrollo del tratamiento con radón. Para quienes buscan explorar la historia más oscura, es posible visitar los restos de los campos de trabajo y aprender sobre las duras condiciones que enfrentaron los prisioneros.
Jáchymov no solo es un lugar para el descanso y la salud. La ciudad y sus alrededores ofrecen múltiples actividades para quienes disfrutan del turismo activo. Situada en las montañas de los Montes Metálicos, la región es perfecta para practicar senderismo y ciclismo en verano.
Hay rutas que te llevan por paisajes boscosos y vistas panorámicas impresionantes. En invierno, se convierte en un destino popular para esquiar, con estaciones cercanas como Klínovec, que ofrece pistas para todos los niveles. También puedes visitar otros puntos de interés cercanos, como Karlovy Vary, famosa por sus fuentes termales, o el castillo de Loket, una joya medieval.
A lo largo de su historia, Jáchymov ha recibido a personalidades célebres que buscaban los beneficios de sus aguas. Científicos como Marie Curie, pionera en el estudio del radón, se interesaron por este lugar debido a su conexión con el uranio, elemento que Curie estudió extensamente. También fue un destino frecuentado por aristócratas y artistas que buscaban recuperar la salud o simplemente disfrutar del entorno.
Para llegar a Jáchymov desde Praga, puedes tomar un tren o un autobús hasta Karlovy Vary y luego un transporte local hasta la ciudad, lo que supone unas dos horas en total. Si prefieres conducir, el trayecto en coche es directo y te permite disfrutar del paisaje bohemio.
La mejor época para visitar Jáchymov depende de lo que busques. Si te interesa el senderismo o el ciclismo, los meses de primavera y verano ofrecen temperaturas agradables y naturaleza en su esplendor. Por otro lado, los meses de invierno son ideales para esquiar y disfrutar de los paisajes nevados. En cualquier momento del año, la experiencia del balneario y la riqueza histórica de la ciudad hacen que el viaje merezca la pena.
Imágenes | LLJ a.s / Skiareál Klínovec / CzechTourism.
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