Japón está de moda entre el turista occidental. Tanto como para que el país del Sol Naciente haya llegado a cifras récord en 2023 en cuanto a visitantes. Tanto como para que, por ejemplo, se hayan abierto vías de negocio que supongan dos tipos de precio distintos en los restaurantes. O tiendas desabastecidas de arroz.
Turismo, masificación y costumbres ancestrales de ser tremendamente amables, al menos para el prisma occidental, están empezando a colmar la paciencia de los japoneses. No de forma abiertamente manifiesta y hostil, rechazando al turismo y al visitante, pero sí quejándose de forma discreta en encuestas.
Parece que, de momento, no vamos a llegar a los extremos que se ejemplifican en la novela Shogun –también convertida en miniserie en 2022–, pero parece que ciertas costumbres occidentales molestan bastante a los japoneses.
Al menos cuando hablamos del tren, un transporte primordial en un país cuyas principales ciudades están densamente pobladas, y que se ha convertido en todo un ecosistema en el que el respeto y la convivencia suelen alcanzar altos grados.
Todo surge de una encuesta llevada a cabo por la Asociación de Ferrocarriles Privados de Japón donde casi el 63% de los participantes reconoció ser molestado por el comportamiento de los turistas. Casi dos tercios de la población que, además, mencionaron cuáles eran las diez prácticas que más les incomodaban.
En este sentido, las cosas que molestan a los japoneses en menor medida sería el hecho de comer o beber en el tren. Así como sentarse en el suelo y, por supuesto, ocupar asientos prioritarios, incluso aunque estuvieran vacíos.
A partir de ahí, sigue la queja hacia, por ejemplo, dejar basura en el tren, mantener posturas en el asiento que incomoden a otros pasajeros o, hasta un 10,3% de los encuestados, el hecho de hablar por teléfono.
El top 4, sin embargo, no nos deja bien como occidentales. El 16,5% de las respuestas protestan ante la falta de respeto al subir al tren. Para el 24,8%, los malos modales al caminar en las estaciones también resulta una falta, pero aún hay más.
El 37,1% considera molestas las maletas y el equipaje, sobre todo cuando se coloca mal y entorpece el paso, pero lo peor –pero con diferencia– para un japonés respecto al turista es la presencia de ruidos y comportamientos incomprensibles (para un 51,8% de los participantes) incluyendo hablar demasiado alto o moverse con una energía desmedida.
Imágenes | Amir Jina en Flickr