El avión es uno de los medios de transportes más seguros y prácticos, a pesar de que volar pueda tener muchas incomodidades. Quien sufre una alergia alimentaria, sin embargo, afronta un mayor reto al embarcar, especialmente los alérgicos a los cacahuetes y frutos secos, snacks muy habituales en los menús de a bordo que también mucha gente suele llevar consigo en el equipaje de mano.
La alergia a los cacahuetes y los frutos secos, dos de los alérgenos de declaración obligatoria en todos los productos alimentarios, es de las más frecuentes y también de las que pueden desencadenar efectos más rápidos y graves, llegando a poner en peligro la vida en los casos más extremos. Pueden causar un shock anafiláctico y otros síntomas incluso sin que el alérgeno se ingiera, por contacto con la piel o por inhalación a través de las vías respiratorias, algo que puede suceder fácilmente con estos alimentos a través de polvo, virutas o restos de piel.
Ni qué decir tiene que también suponen un potencial riesgo por la posible presencia de trazas o por la contaminación cruzada en la manipulación de alimentos, superficies y utensilios. Y garantizar esa ausencia total de riesgos en un espacio como el interior de un avión es sumamente complejo. Actualmente no existe ninguna normativa o protocolo común nacional o internacional que oriente a las compañías cómo actuar, por lo que cada empresa aplica sus propias políticas.
Cacahuetes vetados y avisos por megafonía
En los últimos años ha habido una mayor concienciación en todo el mundo sobre la problemática de estas alergias, lo que ha llevado a algunas compañías a adoptar protocolos propios internos para evitar posibles problemas, también como consecuencia del aumento de compañías de bajo coste y del turismo aéreo en general.
En España fue relativamente conocido el caso de Easyjet, que anunció en 2018 que dejaría de vender cacahuetes a bordo y cualquier producto con frutos secos, una política que ya habían adoptado compañías internacionales como Lufthansa, British Airways o Qantas, y también en Estados Unidos, donde hay una mayor prevalencia de la alergia a los cacahuetes. Southwest Airlines, una popular aerolínea, levantó cierta controversia con la Asociación Nacional del Cacahuete cuando anunció que dejaría de ofrecer este falso fruto seco en sus vuelos.
Pero que una empresa deje de vender o servir frutos secos a bordo no evita que los pasajeros puedan llevarlos consigo, y no pueden prohibir que así sea. Para tratar de solventar este problema, son muchas las que recomiendan a los alérgicos que lo comuniquen al personal, bien en la puerta de embarque, bien al subir a bordo. De este modo, según la compañía, pueden permitir el acceso prioritario del pasajero, situándole en primera fila para facilitarle una zona más segura y controlada.
Lo más habitual, no obstante, es que se comunique por megafonía la situación al resto de pasajeros solicitando su colaboración para que nadie consuma cacahuetes o frutos secos durante el trayecto, una situación que aún genera sorpresa entre el público y no siempre es bien recibida. En 2022, la prensa británica compartió el caso de una joven de 14 que sufrió una grave reacción durante un vuelo internacional de British Airways cuando un pasajero, sentado diez filas más adelante, hizo caso omiso a la petición de la tripulación de que no se consumiera ningún fruto seco.
En En ciertos casos de aerolíneas que sí tienen aún estos alimentos en su carta, como Iberia, el personal puede optar por no dar la opción de servirlo en ese vuelo, previo aviso por megafonía explicando el motivo, aunque la decisión depende del personal que esté operando en ese momento.
La responsabilidad sigue estando en el pasajero
Desafortunadamente, al no existir ninguna política o protocolo común, las compañías a menudo se lavan las manos dejando toda la responsabilidad en el pasajero que sufre una alergia. La propia Iberia recomienda llevar tu propia comida en caso de intolerancias o alergias, pues no pueden garantizar la ausencia total de trazas de alérgenos, ni siquiera en los menús especiales.
Asociaciones y expertos recomiendan a las personas que sufran alguna alergia alimentaria que se informen previamente de los posibles protocolos de la compañía con la que vuelen y lo comuniquen tanto antes de embarcar como antes de ocupar su asiento en el avión.
Como recomendaciones generales, se aconseja priorizar los vuelos más tempranos y sin escalas, para minimizar la exposición a contaminantes, llevar consigo su propia comida y también la medicación y las instrucciones de actuación ante una posible reacción. Además, nunca viene mal prevenir limpiando con toallitas o gel desinfectante el asiento y área circundante, así como informar a los pasajeros más cercanos de la situación.
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