Dos metros. Es la distancia que, como todos sabemos ya, debemos mantener para evitar la propagación de la covid-19. Y es la distancia a la que deben estar separadas las mesas en los restaurantes, pero también los trabajadores de los clientes. Una distancia que para algunos modelos de negocio resulta imposible de guardar.
Así lo creen al menos los propietarios de 99 KO Sushi Bar, uno de los mejores restaurantes japoneses de Madrid, que ha sido primer estrella Michelin en anunciar que no volverá abrir sus puertas (solo medio año después de conseguir la prestigiosa calificación de la guía).
Sus dueños anunciaban el cierre en un escueto texto en el Instagram del restaurante: “99 KŌ, abocado a echar el cierre por una cuestión de centímetros. La nueva normalidad destruye el concepto gastronómico de nuestra flamante estrella Michelín”.
El restaurante, fiel al modelo del sushi bar japonés, solo sirve en barra a 16 comensales, que disfrutan del pescado cortado y ensamblado al momento delante suyo. Pero lo que era una agradable (y costosa) experiencia gastronómica, no tiene cabida en la era postpandémica.
Un futuro complejo
Como ha explicado a Efe David Arauz, uno de los socios del Grupo Bambú, al que pertenece el restaurante, la intención de la empresa es redistribuir a gran parte de la plantilla en sus otros establecimientos, y tratar de recuperar el proyecto en una nueva ubicación.
En la decisión de bajar la persiana ha sido decisiva la imposibilidad de respetar la normativa sin acometer una gran reforma en el local, pero ha pesado también la incertidumbre cuándo se va recuperar una cierta normalidad, que irá seguro de la mano de una difícil coyuntura económica.
Un dilema al que seguro se enfrentarán todos los restaurantes en los próximos días.
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