El mercado de la Boquería es sumamente conocido, tanto en Barcelona, como fuera de ella y yo viviendo en Tarragona y, teniendo Barcelona tan cerquita nunca lo había visitado.
En una visita relámpago a Barcelona, pase junto a la Boquería, casi por accidente y, lo que no podía hacer era pasar de largo, así que perdí la visita al museo que tenía planeada y me metí de pleno.
Según la web del mercado he podido averiguar que lleva abierto desde el año 1200, que nació como un mercado ambulante en el centro de las ramblas y que a lo largo de los años o mejor dicho los siglos, ha sufrido numerosas transformaciones.
Pero por muchas cosas que nos expliquen de la Boquería, lo más difícil de reflejar es su “vida”, su dinamismo, su alegría. Está con un bullicio permanente, sus paradas son coloridas, en continuo movimiento y cuando se pasea por allí, se tiene la sensación que se puede encontrar cualquier cosa que uno pueda necesitar para su cocina, incluso unas cuantas clases, ya que el mercado cuenta con un aula de formación donde se puede asistir a talleres presentados por grandes firmas del mundo gastronómico.
Realmente resulta muy difícil describir el mercado y las sensaciones que provoca, así que espero que las fotos de la galería insertada, incite a muchos de vosotros a programar una visita. Lo que yo tengo claro es que, ésta ha sido muy primera visita, pero no va ser la última.
Quiero hacer una advertencia a todos, a la Boquería hay que entrar preparado, a mí nadie me aviso y me volví a casa con medio cabrito, casi 4 kilos de queso y con un montón de frutas exóticas, así que la próxima vez iré con carrito de la compra.
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