Este pueblo de 550 habitantes está considerado la Florencia de Guadalajara: su palacio ducal es único

Una localidad marcada por la impronta de los Duques de Medinaceli que, además, tiene una de las mejores bodegas de Castilla-La Mancha

Guadalajara es una provincia que esconde un patrimonio histórico y arquitectónico muchas veces desconocido para el gran público. A pesar de contar con localidades muy visitadas como Sigüenza o Brihuega, famosas por sus castillos, catedrales y campos de lavanda, existen otros municipios con un encanto singular que no han alcanzado la misma notoriedad.

Sin embargo, estos lugares guardan historias fascinantes y construcciones que transportan al visitante a otras épocas. Uno de ellos es Cogolludo, un pequeño pueblo de apenas 550 habitantes que, por su imponente legado renacentista, ha sido apodado la "Florencia de Guadalajara".

Ubicado en la comarca de la Serranía de Guadalajara, Cogolludo se alza como un destino lleno de historia y belleza arquitectónica. Su origen medieval y su importancia durante los siglos XV y XVI lo convierten en un auténtico tesoro del renacimiento castellano.

La razón principal por la que recibe el sobrenombre de la "Florencia de Guadalajara" radica en su majestuoso Palacio de los Duques de Medinaceli, una construcción única en la provincia que recuerda al esplendor de la arquitectura renacentista italiana.

El Palacio de los Duques de Medinaceli, edificado en el siglo XV, es el primer palacio renacentista construido en España y sigue siendo el símbolo más icónico de Cogolludo. Su fachada, de piedra bien labrada, presenta una elegancia sobria y armoniosa que evoca la influencia florentina en su diseño.

Este edificio fue mandado construir por Luis de la Cerda, miembro de una de las familias nobiliarias más poderosas del país, y su estilo refleja la transición entre el gótico y el renacimiento. La puerta de entrada, con su arco de medio punto y el escudo de los Medinaceli en el centro, impresiona por su equilibrio y majestuosidad.

El palacio ducal. ©Turismo en Guadalajara.

Más allá del palacio, el casco histórico de Cogolludo ofrece otros atractivos que merecen la pena ser descubiertos. La Plaza Mayor, donde se encuentra el palacio, es un espacio de gran amplitud que ha sido el centro neurálgico del municipio durante siglos. Frente al palacio se alza la Iglesia de Santa María, un templo gótico-mudéjar con una imponente torre que domina el paisaje urbano. Su interior guarda un retablo mayor de gran valor, así como una serie de detalles arquitectónicos que reflejan la evolución artística del lugar.

Fachada del palacio de los Duques de Medinaceli en Cogolludo. ©Turismo de Castilla-La Mancha.

Para los amantes de la naturaleza, Cogolludo es también un punto de partida ideal para explorar los alrededores. El Parque Natural del Alto Tajo se encuentra a poca distancia, ofreciendo rutas de senderismo entre cañones, bosques de pinos y aguas cristalinas. Además, en las inmediaciones del pueblo es posible visitar pequeñas ermitas y miradores desde donde se obtienen vistas espectaculares de la Sierra de Guadalajara.

Uno de los momentos ideales para visitar Cogolludo es en otoño, cuando los paisajes serranos se tiñen de tonos dorados y rojizos, y el clima es perfecto para recorrer sus calles sin el calor del verano.

También en primavera, cuando el campo florece y los días son más largos, la localidad se llena de vida y es posible disfrutar de su gastronomía al aire libre. La gastronomía es, de hecho, otro de los atractivos del pueblo: el cabrito asado, cocinado en horno de leña al estilo tradicional, es el plato estrella y una delicia para los visitantes.

Imágenes | Spain.info / Turismo de Castilla-La Mancha / Turismo en Guadalajara

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