El mundo se divide en dos tipos de personas: los que aman el invierno y lo disfrutan y los que lo sufren y buscan cualquier estrategia para huir oír de él. El que les escribe hoy está en el segundo grupo y, cuando llega el otoño, con sus en los días cortos y fríos, empieza a soñar con las Islas Canarias de manera irremediable.
En este caso, la tentación de esta escapada es La Orotava, una ciudad en el norte de la isla de Tenerife que tiene absolutamente de todo. Historia, cultura, gastronomía, buenos vinos y espectaculares rutas senderistas naturales con las que terminar de enamorarse (si no lo has hecho ya) de la isla de Tenerife.
Absolutamente versátil, el municipio de La Orotava, el más extenso de la isla, tiene todos los encantos necesarios como para querer quedarse en él una buena temporada. Consta de grandes playas (es difícil no disfrutar de los atardeceres o paseando por la arena negra de El Bollullo, Los Patos o El Alcón), pero también se va adentrando de entrando hacia el interior de la isla, hacia la corona forestal y el espectacular Parque Nacional del Teide, y empieza alcanzando ese perfil de media montaña tan completo y repleto de barrancos que hacen de sus panorámicas una foto imprescindible de Tenerife.
Con un casco histórico monumental, repleto de casas palacio y de herencias postcolombinas, La Orotava mantiene esa esencia de ciudad casi colonial, pero muy cerca de la península, llena de edificios de colores, especialmente el amarillo —como sucede en la calle del Escultor Estévez—, y de recuerdos arquitectónicos de épocas pasadas. Bien merece una visita la casa y los jardines de Doña Chana, con su hermoso edificio azul del siglo XIX reconvertido en centro cultural.
Calle del escultor Estévez, en La Orotava, Tenerife
También es el caso de la iglesia de la Concepción, realmente magnética y uno de los edificios más emblemáticos de La Orotava, al ser considerada la mejor muestra del arte barroco en Canarias. No menos emblemáticos son determinados edificios como la Casa de los Balcones (ahora también utilizada como Museo de artesanía y que data del siglo XVII, teniendo además uno de los balcones de madera más impresionantes de toda Canarias ) o la casa Palacio Lercaro, que son testigos fieles de la historia que ha pasado por La Orotava en los últimos siglos.
Ayuntamiento de La Orotava
Bendecido también por el equipo de clima que hay en la isla de Tenerife, el municipio de La Orotava es perfecto para descubrir algunos tesoros naturales y botánicos dentro de la isla.
Iglesia de la Concepción, en La Orotava
Es el caso de la Hijuela del Botánico, un parque botánico pequeño pero espectacular, con drago incluido, o de los anexos Jardines del Marquesado de la Quinta Roja, conocidos como “los jardines Victoria”, que, además de tienen unas vistas espectaculares hacia el Teide o el Puerto de la Cruz de la ciudad, esconden un origen masón que merece la pena descubrir allí.
Casa de los Balcones. ©Hola Islas Canarias.
Algo que también sucede con el Liceo de Taoro, nacido en 1855 como falansterio para que trabajadores y artesanos se reunieran. Además, si en vez de invierno, nos decantamos por la primavera, de flores hablamos, es recomendable la visita durante el Corpus Christi, momento en el que los villeros decoran que la plaza del ayuntamiento y las calles aledañas con flores y arena. Sus alfombras han sido declaradas Bien de Interés Cultural.
Y si con la visita nos entra hambre, no se debe olvidar que todo el norte de la isla es famoso por sus “guachinches”. Aunque cada vez es más complicado encontrar esos garajes reconvertidos en salones donde las familias vendían el vino que sacaban de su propia cosecha, acompañado de un reconfortante escaldón de gofio o un buen plato de ropa vieja, todavía se pueden encontrar establecimientos con mucho encanto o el estrella Michelin Haydée.
Imágenes | iStock / Hola Islas Canarias
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