No entrarías por sus pintas, pero te perderías una gran cocina: este mesón castellano de un pueblo de Ávila es un diamante en bruto

Visitamos Las Navas del Marqués (Ávila), donde el restaurante Montecarlo lleva al pie del cañón 40 años

Montecarlo
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El Restaurante Montecarlo, en Las Navas del Marqués (Ávila), tiene dos ambientes. El restaurante primigenio, abierto en 1973, está decorado como mandaban los cánones del mesón castellano de la época: una cabeza de toro, fotos con políticos, un póster firmado por Butragueño, estampas del club ciclista local…

El piso de arriba, pese a ser moderno, ha quedado aún más desfasado:  es un salón de bodas típico de los primeros dos miles, con la pared pintada en color salmón y espejos por todas partes.

Alberto Rosado –cocinero y propietario, junto a sus hermanos, del restaurante– es consciente de que al local le vendría bien un lavado de cara, pero, explica, prefiere gastarse el dinero en dar bien de comer y ofrecer un gran servicio. Y es que, al fin y al cabo, esto es lo que hace que venga la gente.

Montecarlo ha sido siempre el restaurante bueno del pueblo, al que van los vecinos a celebrar cumpleaños, bautizos y bodas. Rosado se podría haber limitado a seguir haciendo un buen chuletón de Ávila –excelente, de auténtica ternera avileña negra ibérica–, pero alguien que se ha formado con algunos de los mejores cocineros vascos, como Juan Mari Arzak o Pedro Subijana, suele ir más allá.

El restaurante tiene, de hecho, dos cartas. Una “tradicional”, con todo lo que alguien esperaría en un restaurante de este tipo, y otra “moderna”, donde Rosado aplica “toques de cocina de vanguardia”. En ambas, además, hay una gran presencia de pescados, que, reconoce el cocinero, se han convertido en su principal reclamo.

Chuleton Montecarlo cuenta con una gran parrilla en la que asar carnes y pescados.

Un gran chuletón, mejores boquerones

Las Navas del Marqués está situado prácticamente en el centro geográfico de la Península Ibérica y a menos de 80 km del punto más alejado del mar, honor que recae en Maqueda (Toledo). Pero Rosado, insiste, tiene a poco más de una hora en coche “uno de los mejores puertos de mar de España, que es Mercamadrid”. Y allí que va todos los jueves a abastecerse del mejor producto.

En carta hay siempre una estupenda gamba a la plancha, lubina, merluza y lenguado, pero en función de lo que haya cada semana Rosado elabora todo tipo de fueras de carta.

Boquerones Solo por estos boquerones a la bilbaína merece la pena acercarse a Montecarlo.

Es el caso de los boquerones a la bilbaína que nos sirvió en nuestra visita, que se preparan en sala, vertiendo sobre el pescado ajo, sal, guindilla, perejil y medio vaso de vinagre con vino blanco en un aceite de oliva que viene de cocina a 220ºC. Basta que los boquerones estén “medio padrenuestro” sumergidos en el aceite, explica Rosado, para que se cocinen en su punto. Un plato fascinante.

En la carta “moderna” encontramos otras sorpresas como un fantástico taco de cigala, con foie de bacalao, ajos fritos, guindilla, pimentón y una vinagreta de manzana verde y apio; o un riquísimo rape a la romana de kimchi con langostinos del Mar Menor. Platos que demuestran que nunca se debe juzgar un libro por su portada.

Piparras Fuera de carta hay muchos productos de temporada, como estas riquísimas piparras fritas acompañadas de flores y almendras.

Una familia de cocineros

Rosado es la segunda generación que trabaja en el Montecarlo y coge el testigo en la cocina de su madre, Mercedes Sanz García, que ganó el Premio Caballero del Turismo de Castilla y León al mejor restaurante en el año 1992.

Hoy Alberto regenta el restaurante con ayuda de sus hermanos Miguel y José Antonio en sala, pero ya tiene, incluso, relevo en la cocina. “La tercera generación hoy por motivos de trabajo no puede estar con nosotros, pero ya se está incorporando incluso una cuarta generación que es la próxima parrillera”, explica. “Es una restauración con mucho futuro”.

Salmorejo El helado de salmorejo es ya un éxito. Y no es para menos, aunque yo me lo habría comido incluso más a gusto como postre.

Sus hijas y nietas heredarán algunos de los hallazgos más exitosos de Rosado, como su estupendo helado de salmorejo, que ya es uno de los platos que más se piden en el restaurante. No hablamos del típico sorbete de tomate más o menos logrado que se sirve en muchos restaurantes, sino de un auténtico helado, elaborado con crema, sin un solo cristal de hielo y que sabe a auténtico salmorejo. Su dulzor, por el que se podría servir perfectamente de postre, se contrarresta con una guarnición de sardina semiahumada y perlas de cítricos.

Teniendo en cuenta que es una cocina rica y sorprendente donde vas a pagar un ticket medio de en torno a 50 euros por mí pueden dejar el color salmón de las paredes por los restos. Total, en algún momento volverá a ponerse de moda.

Tarta Queso Para terminar está muy rica la tarta de queso, elaborada con cinco variedades, incluido el queso local de cabra de Montealijar.

Qué pedir: Montecarlo cuenta con dos cartas, “tradicional” y “moderna”, que se pueden combinar al gusto. Además hay menú del día (14€) y un menú especial de fin de semana (21€). Su cocina más sorprendente, no obstante, está en la carta  “moderna” y en los fueras de carta.

Restaurante Montecarlo

  • Dónde: c/ García del Real, 24. Las Navas del Marqués (Ávila)
  • Precio medio: 50€ de carta.
  • Reservas: 91 897 06 49 y en su página web.
  • Horarios: cierra lunes. Domingo solo comidas.

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