Gracias a su proximidad a Madrid, pero también a su impresionante catedral y caso viejo, Sigüenza es uno de los pueblos más turísticos de la provincia de Guadalajara (y de toda Castilla-La Mancha).
Lo que no mucha gente sabe es que a solo 10 minutos se encuentra uno de los pueblos amurallados mejor conservados de toca Castilla: Palazuelos.
Este pequeño pueblo, de solo 50 habitantes, es hoy por hoy es una pedanía de Sigüenza, pero su historia se remonta a épocas prerromanas. Tras pasar por la mano de múltiples señores, en la segunda mitad del siglo XIV Palazuelos fue vendido a la Casa de Mendoza, con quienes vivió sus días más gloriosos.
Antes de sufrir de lleno el éxodo rural, y en 1960 pasar a depender al concejo municipal de Sigüenza, Palazuelos tenía carácter jurídico de villa. Y aunque entre sus murallas se palpa el abandono de la España vaciada, tiene un patrimonio tan bien conservado como poco conocido.
Un pueblo totalmente amurallado
Palazuelo tiene una traza urbanística plenamente medieval y está completamente rodeado por una muralla que cubre una longitud de más de un kilómetro.
De estilo similar a otras murallas medievales, como la de Ávila, está construida en argamasa y sillarejos y, aunque su estado de conservación no es perfecto en todos sus tramos y muchas de las casas del pueblo se apoyan sobre sus lienzos, es de los pocos ejemplos de murallas castellanas en los que se conserva su trazado completo.
La muralla tiene tres puertas de entrada (la de la Villa, la del Monte y la del Cercao) y cuenta, incluso, con un castillo del siglo XV, de planta cuadrada, mandado construir por el Marqués de Santillana. De propiedad privada, no admite visitas.
El pueblo posee además una amplia Plaza Mayor, con su fuente y su picota, y una iglesia parroquial, que data del siglo XVI, dedicada a San Juan Bautista, de construcción románica pero con un bello retablo barroco.
Imágenes | Borjaanimal
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