Esta ciudad de Sevilla tiene uno de los Paradores más bonitos de España (y es perfecto para escaparse en primavera)

Huir a Andalucía durante la primavera es uno de los mejores planes que podemos hacer si reunimos días libres. Antes de que el calor apriete, cualquiera de las ocho provincias es un destino perfecto para desconectar unos días y disfrutar de un clima envidiable.

Eso es lo que os sugerimos hoy para poner rumbo a Carmona, uno de los municipios más grandes de la provincia de Sevilla y que, aunque no sea un pueblo sensu stricto, pues cuenta con el carácter de ciudad que le otorgó el rey Carlos IV.

Además, Carmona no es solo una bicoca para conocer en primavera por sus impresionantes alrededores y rutas senderistas. Tampoco solo porque se coma de maravilla. Incluso no solo por su patrimonio arquitectónico, incluyendo vestigios árabes.

Vamos, una auténtica maravilla que a apenas media hora de la capital sevillana nos espera —además— con uno de los paradores más espectaculares de toda España. Ubicado en un antiguo alcázar andalusí del siglo XIV, el Parador de Carmona se encarama en la parte alta del pueblo, desde el que domina sus vistas, y donde además se enriquece con un pequeño pinar privado que hará las delicias de los huéspedes.

Qué ver en Carmona

Con uno de los patrimonios mejor conservados de toda Andalucía, Carmona es testigo del paso de íberos, romanos, visigodos, árabes y cristianos, por lo que los yacimientos arqueológicos de sus alrededores están cuajados de tesoros, muchos de ellos por descubrir.

Ubicado en el centro de Carmona, el parador es también el punto de partida ideal para descubrir buena parte de los encantos de esta ciudad que se presupone milenaria, ya que la loma en la que se ubica la hacía fácilmente defendible.

De hecho, los primeros vestigios bien conservados de la ciudad corresponden al Conjunto Arqueológico de Carmona, de época romana, que alberga —entre otros restos— una necrópolis y un antiguo anfiteatro.

Muy posterior sería la edificación del alcázar, hoy el parador, que es en origen una fortaleza andalusí y que ya en el siglo XIV se restaura por orden de Pedro I de Castilla. De hecho, lo hace al estilo y semejanza del Alcázar de Sevilla, otra de las obras cumbres del período bajomedieval castellano. También los Reyes Católicos lo apuntalarían, convirtiéndolo aun más en un edificio defensivo. Por desgracia, el terremoto de Lisboa de 1755 también afectó a la estructura, cuya ruina progresiva solo se ha salvado gracias a la conversión en parador de turismo.

A este testimonio deben sumarse otros hitos en la ciudad como la Puerta de Sevilla, testimonio de ese pasado esplendoroso, también de origen andalusí y la posterior Puerta de Córdoba, erigida en el Renacimiento, que sería la época de mayor esplendor moderno de Carmona.

Fundamental en la ruta de las Indias y durante la Conquista de Granada, la ciudad creció. Prueba de ello son sus numerosas iglesias y palacios nobiliarios, que constituyen uno de los cascos históricos mejor cuidados de Andalucía, donde la silueta de la ciudad la domina la imponente Iglesia Priorial de Santa María. No menos relevante son su ayuntamiento, el teatro Cerezo y el mercado de abastos.

Qué comer en Carmona

Ubicada en lo que se conoce como Campiña de Carmona, la ciudad, en plena Vega del Corbonés —afluente del Gualdaquivir—, es otro de esos vergeles hortícolas con los que Andalucía sorprende. Por este motivo, la primavera y el verano son de los mejores momentos para descubrir sus encantos.

Tagarninas, espárragos silvestres, tallos esparragaos, alboronía, espinacas, calabacines, la popular sopa de tomate o el potaje de chícharos son parte del encanto verde de Carmona, que no renuncia también a ciertos clásicos andaluces como el gazpacho, las migas, la poleá o los platos de caza, en especial la perdiz o el uso del cerdo, como el lomo de orza o la manteca colorá.

Imágenes | iStock / Turismo de Carmona / Paradores de Turismo

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