España es un país repleto de vestigios arquitectónicos que hablan de su historia medieval y de su relación con la misteriosa Orden del Temple. Estos caballeros templarios, que surgieron en el siglo XII como una orden religiosa y militar, dejaron en el territorio español un legado tangible que va mucho más allá de la historia oficial.
Sus edificios, marcados por el simbolismo, el misticismo y, en algunos casos, la superstición, han atraído la curiosidad de generaciones enteras. Lugares como el Castillo de Ponferrada en León, la iglesia de la Vera Cruz en Segovia o el castillo de Peñíscola en Castellón son solo algunos ejemplos de las construcciones templarias que pueden encontrarse en la península.
Estos monumentos, ligados a la leyenda y al secreto, invitan a sumergirse en el pasado y, a menudo, ofrecen la excusa perfecta para explorar paisajes tan variados como valles, montañas, playas o ríos.
Uno de los sitios templarios más fascinantes de España es la ermita de San Bartolomé, ubicada en el corazón del Cañón del Río Lobos, en la provincia de Soria. Rodeada de un impresionante paisaje natural, esta ermita representa una muestra exquisita de la arquitectura y simbolismo templario.
Se construyó en el siglo XIII, durante el apogeo de la Orden del Temple en Europa, y está situada en un enclave que, según diversas teorías, no fue elegido al azar. La ubicación de la ermita en el centro geométrico de la península ibérica ha alimentado hipótesis sobre la intencionalidad esotérica de su emplazamiento.
La peculiaridad de la ermita templaria de San Bartolomé
Se cree que este punto exacto fue considerado un “centro de poder” por los templarios, una localización cargada de energía espiritual que podía canalizarse a través de sus rituales religiosos.
La ermita de San Bartolomé es una estructura de piedra, austera y robusta, que contrasta con la belleza agreste del cañón que la rodea. La fachada es sencilla, con una portada de medio punto adornada por una serie de arcos que reflejan el estilo románico propio de la época. Sin embargo, su interior es lo que verdaderamente llama la atención de quienes la visitan.
Las paredes están decoradas con simbología templaria, cruces y figuras geométricas que invitan a los visitantes a intentar descifrar sus significados ocultos. Algunos investigadores sostienen que estas figuras son un mapa simbólico que los templarios dejaron como legado, aunque esta teoría sigue sin confirmarse.
Además de su simbolismo religioso, la ermita está rodeada de un aura de misterio que la convierte en un destino popular para los amantes de lo esotérico y lo místico.
La combinación de la naturaleza virgen del Cañón del Río Lobos y la presencia de este templo medieval en su interior proporciona una experiencia única, que muchos describen como un viaje espiritual. Este misticismo ha provocado que se realicen múltiples estudios y documentales sobre el lugar, añadiendo aún más interés al lugar.
Visitar la ermita de San Bartolomé y el Cañón del Río Lobos permite disfrutar de un paisaje natural inigualable, donde la erosión ha esculpido a lo largo de milenios un desfiladero profundo y lleno de formas caprichosas.
El cañón es ideal para realizar senderismo y ofrece varios caminos que se adaptan a distintos niveles de dificultad. Uno de los senderos más populares es el que lleva directamente a la ermita, donde los visitantes pueden contemplar de cerca esta joya arquitectónica.
Otro punto destacado es la cueva que se encuentra en las cercanías. Esta caverna natural añade aún más misterio al lugar, y su visita complementa a la perfección el recorrido por el cañón. En la cueva, los juegos de luces y sombras crean un ambiente casi mágico que atrapa a todos aquellos que se aventuran a entrar.
El otoño, y especialmente el mes de octubre, es la época ideal para visitar la ermita de San Bartolomé y el Cañón del Río Lobos. Las temperaturas son agradables, sin el calor del verano, y el paisaje se viste con los tonos ocres y rojizos propios de la estación, que contrastan de manera espectacular con la piedra grisácea de la ermita.
Además, en esta temporada, es más fácil encontrar el cañón en un ambiente sereno, perfecto para quienes buscan un momento de tranquilidad y contemplación en plena naturaleza.
Después de una jornada de exploración en este enclave natural y templario, la experiencia se vuelve aún más completa con una visita a Casa Vallecas, una de las parrillas más conocidas de Castilla y León.
Situado en la localidad cercana de Berlanga de Duero, Casa Vallecas es famoso por su parrilla y por sus asados, donde destacan el cordero y el cochinillo, pero también por una cocina creativa que les ha valido el reconocimiento de la Guía Repsol.
Imágenes | Turismo Castilla y León /Wikicommons / Soria ni te la imaginas
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