La ciudad de Córdoba no solo presume de salmorejo, de ser una de las capitales del toreo, de los flamenquines o de la mazamorra. Como es evidente, la capital cordobesa también presume de ser una de las ciudades más bonitas de Europa, de España y del mundo entero.
Entre sus atributos, evidentemente, la mayor parte del protagonismo se lo lleva la mezquita catedral. Sin embargo, allá donde giremos la cabeza en el casco histórico de Córdoba, nos vamos a encontrar con auténtica sorpresas arquitectónicas e históricas.
Iglesias, conventos, palacios y, por supuesto, plazas mayores que forman parte del mayor casco histórico del Europa. Y entre todos estos atributos, debemos citar con especial atención a una plaza mayor única en Andalucía: la plaza de la Corredera.
¿Por qué su carácter único? Pues porque se trata de la única plaza mayor cuadrangular (o de planta castellana de toda la comunidad autónoma. Elegida a partir del siglo XVI, se intuye que esta plaza mayor, ubicada en el centro de la ciudad, ocupa actualmente el lugar dónde estaba el antiguo circo Romano.
De hecho, hasta el siglo XV (cuando la ciudad cristiana empieza expandirse a raíz de la conquista de Granada) toda esta parte de la ciudad era más bien la zona de extramuros de la medina cordobesa o ciudad alta.
Sería el arquitecto Antonio Ramos Valdés, tomando como inspiración la creación de las plazas, castellanas, rectangulares, porticada y con soportales el que edificaría esta rareza andaluza ya en el siglo XVI.
Aún así, no es un cuadrado perfecto, ya que hay un par de edificios previos a su construcción que se respetaron (el antiguo ayuntamiento y las casas Daniela, Jacinta) que eran previos al siglo XVI y que se decidió no demoler.
Por este motivo, esta es la única asimetría de la plaza de la Corredera, que ocupa este cuadrado de 113 m de largo por 55 de ancho, que además tiene otra curiosidad: solo se edificaron las fachadas de las viviendas que rodeaban la propia plaza, sin nada detrás, ya que no había fondos suficientes para acometer más obras.
Otro de sus intríngulis es que la persona que quería una vivienda allí debía decidir cuántos metros de fachada quería tener y, en función de eso poder abrir los diferentes balcones que hoy se abren a la plaza. Por último, la otra peculiaridad asimétrica es que tiene dos arcos de entrada, el Arco Alto y el Arco Bajo que están perpendicularmente colocados dentro de la plaza.
Desde entonces, en la plaza mayor ha sobrevivido sin grandes diferencias (más allá de que sus soportales hayan convertido ahora en bares y que sus alojamientos suelen ser viviendas turísticas), a pesar del pequeño impasse a finales del siglo XIX, cuando se construyó dentro de ella, un mercado de abastos.
Sin embargo, este mercado se demolió a finales de los años 50 del siglo XX debido a un estado casi ruinoso. La parte buena de esta historia es que cuando se tiró abajo el mercado, aparecieron restos arqueológicos romanos que actualmente se encuentran en el Alcázar de los Reyes Católicos.
Imágenes | iStock
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