Dividido por un conocido embalse, este pueblecito es una visita imprescindible en verano y en invierno
Los atardeceres son los reyes de Instagram. Convertidos en reclamos para stories, fotos y todo tipo de publicaciones, algo hay de magnético en esa conjunción de azules, rosas, blancos y amarillos. Sin embargo, si vas buscando atardeceres inolvidables, Alba de los Cardaños, una pequeña aldea perteneciente al municipio de Velilla del Río Carrión, en la provincia de Palencia, se erige como un destino esencial.
Alba de los Cardaños se encuentra dividido por el embalse de Camporredondo, una maravilla de la ingeniería que se construyó en los años treinta del siglo XX al represar el río Carrión. Este embalse cambió para siempre el paisaje del pueblo, inundando el antiguo barrio del Río y trasladando su histórica iglesia a la orilla del agua, entre los dos barrios actuales.
Este rincón es una parada obligatoria en la famosa Ruta de los Pantanos, también conocida como Ruta de las Aguas Mansas o Ruta de los Gigantes. Con unos 63 kilómetros de extensión entre Cervera de Pisuerga y Velilla del Río Carrión, esta ruta atraviesa los embalses de Ruesga y Compuerto, ofreciendo un festín de paisajes naturales y una oportunidad de saborear la gastronomía local mientras se explora el patrimonio de la Montaña Palentina.
Se puede recorrer en coche, moto, bicicleta o a pie, siguiendo los senderos señalizados que atraviesan el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre.
Uno de los principales atractivos de Alba de los Cardaños son sus atardeceres. Se dice que aquí se pueden contemplar algunos de los más hermosos de toda Castilla y León.
Desde el mirador situado junto al embalse, los visitantes tienen el privilegio de observar cómo el sol se despide detrás de las montañas, tiñendo el cielo y el agua con tonos rojizos, anaranjados y rosados. Es un momento mágico que invita a la relajación y al disfrute de la belleza del entorno natural.
Más que atardeceres en Palencia
Además de los atardeceres, Alba de los Cardaños alberga otros tesoros culturales y naturales. Entre ellos destacan la iglesia románica de San Justo y Pastor, un auténtico tesoro del románico, y la iglesia de San Juan Bautista, de estilo gótico del siglo XV.
En los alrededores, los viajeros pueden explorar otras aldeas encantadoras como Cardaño de Abajo y Cardaño de Arriba, con su encanto montañés, o visitar Vidrieros, donde se encuentra el nacimiento del río Carrión y el majestuoso Pico de Curavacas.
Triollo, con su iglesia románica de San Juan Bautista, es otra joya que no debe pasarse por alto. Y, por supuesto, toda la región del Parque Natural de la Montaña Palentina aguarda con paisajes de ensueño y experiencias inolvidables.
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