Se han convertido en una tendencia turística en la ciudad de Bari, en la región italiana de Apulia, en el sudeste del país. Esta parte de la aguja del tacón italiana ha saltado en los últimos años a la palestra por una tradición largamente conservada que se ha convertido en un filón para viajeros.
Se trata de amas de casa, en la parte vieja de Bari, elaborando manualmente los peculiares orecchiette. Esta pasta, típica de Apulia y con forma de pequeña oreja –de ahí el nombre–, se ha convertido en un reclamo turístico, publicitario y, también, un potencial problema de salud pública.
Además, son muchos los medios italianos que no solo se han hecho eco del boom de rentabilidad que estas señoras, de edad provecta, han alcanzado en redes sociales, convirtiéndose en todo un fenómeno mediático que encandila a los turistas que abarrotan el casco antiguo de Bari, deteniéndose delante de sus mesas mientras ellas elaboran a mano y artesanalmente sus orecchiette, concentrándose especialmente en la calle Arco Basso
¿A mano y artesanalmente? Parece que, según una investigación local, publicada en La Gazzetta del Mediogiorno ni toda la pasta se hace mano ni, mucho menos, es artesanal. En este sentido, este diario regional advierte de que se han encontrado cajas de orecchiette industriales en algunos de los cubos de basura cercanos a Vecchia Bari, como se conoce a la zona.
Las pruebas apuntan a que se han descubierto nombres de fabricantes de pasta de la zona en el remitente, así como direcciones de los destinatarios e, incluso, envases en los que aparece el concepto orecchiette tricolore, lo cual delataría que la pasta industrial está penetrando en el centro de la ciudad y vendiéndose, con un cambio de envase, a los visitantes como auténtica pasta casera.
No es, además, la única batalla que está salpicando las calles de Bari. Ni la única en la que está metido el ayuntamiento de esta ciudad de más de 300.000 habitantes que ha visto cómo el turismo puso los ojos en una tradición centenaria, pero que hace aguas en cuanto a salud pública.
El consistorio de Bari ha llevado a cabo varias reuniones para convencer a las elaboradoras de pasta que deben cumplir con las normas higiénico-sanitarias que, entre otras cosas, impedirían elaborar la pasta en la calle.
No obstante, las autoridades del municipio intentarían dar formación en seguridad alimentaria a las mujeres, así como crear una marca de garantía dentro de la localidad que permitiera acreditar el origen del producto.
Mientras la polémica sobre el origen de la pasta sacude la ciudad, el ayuntamiento de la capital de Apulia busca como legislar sin arrancar de cuajo una tradición que, a la vista de las circunstancias, está dando muchos beneficios a la zona.
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