El Grupo Vélez inaugura Quejíos Finos, nombre elegido en recuerdo de una curiosa historia en una tienda de comestibles
Cuentan en Cádiz que la tienda de comestibles La Unión anunciaba y promocionaba sus alimentos, hace casi un siglo, con ‘hay anchoas’, ‘hay sobaos’, ‘hay…’, de todo. La guasa gaditana hizo el resto, y comenzaron a llamarla la tienda de los quejíos. Ahora, el Grupo Vélez ha querido ese espíritu de abacería, de mantequería, en Quejíos Finos, su nuevo establecimiento en el número 15 de la Plaza de San Antonio.
Dices desde el grupo de restauración que «nuestra mantequería rinde homenaje a aquellos ‘ultramarinos finos’ dónde se vendían productos selectos. Llegamos a la Plaza de San Antonio para recuperar ese espíritu de tienda de comestibles, donde te saludaban por tu nombre y en la que siempre había algo para alimentar cuerpo y alma».
Eso sí, con una decoración y una imagen mucho más actualizada, que lleva la firma de Candela Factoría. Mesas altas en el exterior, y otras bajas en el interior, donde también hay una barra, son los espacios de Quejíos Finos, en cuyas estanterías abundan latas, aceites, vinos o el arroz de Molino Roca, entre otros productos que los clientes pueden comprar y llevar a casa.
La carta
La carta de Quejíos Finos es bastante amplia. El aceite y el laterío de las estanterías también se pueden consumir allí mismo, con anchoas, melva, atún, mejillones, zamburiñas o paté.
Salazones de Cádiz, chacinas y quesos, con jamón de Sánchez Romero Carvajal, salchichón, caña de lomo butifarra, queso viejo de Villalpando o de Pajarete, cecina de angus, huevas de maruca o mojama de atún, son otras de las muchas opciones de Quejíos Finos, que también propone muchas tapas frías, con papas aliñás, la ensaladilla rusa con salicornia y camarones, o el salpicón de mariscos, hígado de ternera aliñado, salmorejo de remolacha, las huevas de choco aliñados, gildas de anchoas y gambas blancas cocidas.
En el apartado de panes, destacan el brioche preñado de pringá de berza, mollete de lomo en manteca colorá, mollete de solomillo a la pimienta, sobao pasiego con anchoas del Cantábrico, montadito de salmón a los tres quesos, o la coca de pisto con sardinitas picante. Y si te quedas con ganas de más, huevos fritos con tagarninas y patatas de Sanlúcar y jamón, o con bacalao ahumado y pimientos rojos picantes.
Frituras tan clásicas como las pavías de merluza, croquetas de camarones o de puchero y boquerones o cazón en adobo, y platos calientes como habas con chicharos y taquitos de jamón, papas bravas picantes, alcachofa confitada y hummus de berenjena, tortilla de patatas en salsa al whisky, filetitos de solomillo en salsa y patatas, preceden a unos postres con un original tocino de cielo con vermut rojo, o el arroz con leche en teja de almendra y naranja.
Además, Quejíos Finos tiene una buena oferta de vinos, también de generosos. Más motivos para acercarse a conocer este espacio que mezcla el alma de lo antiguo con el toque moderno que le ha dado el Grupo Vélez.
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