Este es el McDonald's más bonito del mundo, una joya histórica del art déco

Pocas personas en el mundo quedarán ya que no conozcan el nombre de McDonald's, aunque no hayan puesto un pie en su vida en uno de sus locales. Con más de 40.000 establecimientos abiertos por países en los cinco continentes, podríamos creer que son todos clones prefabricados, pero también la franquicia estadounidense se permite conceder cierta personalidad y carácter a algunos de sus restaurantes. Y el más bonito del mundo no está lejos de España.

Hay ocasiones en los que McDonald's se ve obligada a conservar fachadas o rasgos arquitectónicos concretos de los locales que adquiere o alquila para abrir nuevos restaurantes, como suele suceder en los centros históricos de las ciudades europeas. Es más que probable que esta imposición suponga un fastidio a la empresa, aunque también sabe cómo aprovechar las circunstancias a su favor. Es una forma fácil de destacar y promocionar algunos de sus locales clave.

El McDonald's más bonito está en Oporto

Tenemos que visitar a nuestros vecinos portugueses para conocer el que se ha votado en redes sociales como el McDonald's más bonito de todo el mundo, concretamente a la siempre recomendable ciudad de Oporto. Allí, en pleno centro histórico, se alza la preciosa fachada del antiguo Café Imperial, justo en la Praça da Liberdade donde se encuentra el Ayuntamiento, al lado de la estación de tren de São Bento.

Rodeado pues de edificios y monumentos históricos, con multitud de cafés y restaurantes, este McDonald's podría pasarte desapercibido al no contar con los colores o diseños más chillones y típicos de la cadena, ya que se ha conservado tanto gran parte del interior como la propia fachada original del antiguo y popular café, abierto en 1936.

La entrada está presidida por una imponente escultura de un águila de bronce, obra del portugués Henrique Moreira, símbolo del viejo café, y que define el estilo de toda la fachada, manteniendo también el propio nombre de Imperial a sus pies. Al traspasar las puertas bajo la gran arcada, la hamburguesería se despliega bajo una gran sala de techos altos que mantiene el estilo art déco en muchos de sus elementos arquitectónicos y decorativos, como las paredes y techos blancos, los espejos y las molduras de madera.

Las estrellas del interior son, sin duda, los bellos candelabros y las magníficas vidrieras de colores, tan características de la moda decorativa de los años 30, restaurados y respetados junto con la propia arquitectura interior para acoger las instalaciones y servicios propios de la cadena, con su sistema clásico de pedidos y autoservicio, y el trasiego constante de clientes locales y, sobre todo, muchísimos turistas.

Choca el fuerte contraste que se produce al entrar a este McDonald's, acostumbrados a que prácticamente todos los restaurantes de la multinacional sean muy similares en cualquier ciudad, y de alguna manera funciona la integración de épocas y estilos en el gran trabajo de restauración desarrollado a mediados de los años noventa, cuando la empresa inauguró el local.

La oferta gastronómica y los precios dejan ya pocas sorpresas, siendo los mismos menús que se repiten por cualquier otro McDonald's portugués y muy similares a los que podemos encontrar en España, pero solo la entrada ya merece la pena, aunque no tengamos la intención de consumir nada. No seremos los únicos turistas que lo hagan.

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Fotos | Jorge Franganillo - Marco Varisco - Vitor Oliveira
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