Este pueblo blanco de Cádiz es la escapada primaveral de interior perfecta (y tiene uno de los mejores asadores de España)

Es difícil quedarse con un solo rincón de Andalucía en cualquier momento del año. Sin embargo, es especialmente complicado elegir solo un destino entre las ocho provincias si hablamos de primavera.

Brillan las sierras, brillan las playas, brillan sus ciudades… Buscar un único rincón donde pasar un fin de semana es una tarea ardua, pero hoy os ponemos en bandeja de plata uno de los pueblos blancos de Cádiz con más encanto.

Hablamos, ni más ni menos, que de Vejer de la Frontera, una de las mejores demostraciones de que Cádiz es mucho más que sus impresionantes playas —que también nos fascinan, como es lógico—, pero que a veces eclipsan a un interior no menos exuberante.

Es además en primavera cuando la floresta y el campo reverdecen la mejor época para descubrir los colores con los que este pueblo, que apenas dista a ocho kilómetros de la costa, nos sorprende.

Un pueblo entre murallas

Como en todas las referencias que vemos en Andalucía a los conceptos 'de la frontera', Vejer, en plena comarca de La Janda, tiene un patrimonio histórico erigido durante la Reconquista. Por eso, pueblos como éste eran la frontera con el reino de Granada, de ahí el apellido.

Por ese motivo también se conserva en un magnífico estado, la muralla que protege el casco histórico, encaramada sobre un cerro de unos 200 metros de altitud que han convertido Vejer en un bastión inexpugnable desde hace siglos.

A ello hay que sumar el florecimiento de esta parte de Cádiz a partir del Renacimiento, a raíz de la conquista de América, que también permitió que la zona se enriqueciera por la proximidad de ese comercio con las Indias.

Caminar por sus calles es una vuelta al pasado, abrigado en un trazado irregular con una muralla que protege algo más de cuatro hectáreas de pueblo, alargándose durante dos kilómetros y salpicada de arcos, como el de Sancho IV, el de Segur o el de la villa.

Vejer de la Frontera, un pueblo con altura

La Iglesia del Divino Salvador domina los cielos de Vejer de la Frontera.

Su posición privilegiada también hacer que sus torres fueran fundamentales para controlar la extensión de La Janda, por eso las torres de Vejer también son clave en su historia y, por suerte, están en muy estado e incrustadas dentro del lienzo de la muralla. Pasa tanto con la torre de la Corredera como con la Torre del Mayorazgo, dos de los grandes hitos de esta población de apenas 13.000 habitantes.

También su castillo es visitable, que sirvió como alojamiento para la alta nobleza local desde hace siglos, aunque su origen es una fortaleza musulmana del siglo X, donde domina todas las vistas del pueblo. También destaca la Iglesia del Divino Salvador, que también marca el skyline vejeriego.

No debe perderse la visita tampoco del Convento de Ntra. Sra. de la Concepción, una joya renacentista con una fachada porticada imponente y que en la actualidad sirve como Museo de Costumbres y Tradiciones de Vejer, por lo cual es perfectamente visitable y donde además se mantienen detalles sacros como la cúpula o las criptas de sus fundadores.

Este paseo por el tiempo además se puede rematar con un alto en la Casa del Mayorazgo, una casa barroca y solariega de uso privado, cuyos patios son visitables a horas prudentes si no se molesta a los vecinos y donde es bien recibida una propina para contribuir al mantenimiento del edificio.

Un Vejer de la Frontera en verde y un asador imprescindible

La sala del Asador Castillería.

A pesar de su serrana posición, Vejer no es un pueblo inabarcable para senderistas. De hecho, es una de las actividades más habituales en los alrededores, pues presentan varias rutas bien señalizadas y con dificultades bajas y medias que son aptas para casi todos los públicos. La ruta de los molinos de viento, la de los molinos de agua o la sencilla ruta de Las Quebradas atestiguan historia, paisaje y actividad en un mismo plano.

No solo el norte entiende asadores. De hecho, uno de los mejores asadores de España está en Vejer de la Frontera. Se trata de Castillería, un lugar donde rinden culto a la carne —y al pescado y a la verdura— donde la reina de la fiesta suele ser la vaca retinta, un ganado vacuno habitual de la provincia de Cádiz.

Lo mejor de Cádiz 1 (Guías Lo mejor de Región Lonely Planet)

De las brasas se encarga Juan Valdés, el maestro asador al frente de estas parrillas, que pone en marcha carnes de vacuno desde terneras a bueyes, pero también trabaja cerdos, cordero y asados al estilo castellano que bien merecerían un hueco en Aranda de Duero.

Imágenes | iStock / Asador Castillería

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