Con un magnetismo blanco que resulta imposible eludir. Así se abre Cómpeta, un pequeño pueblo en la comarca de La Axarquía. A apenas 50 kilómetros de la capital malagueña, Cómpeta se ha ganado el merecido apodo de la Cornisa de la Costa del Sol, pues desde aquí se puede ver buena parte del litoral malacitano.
Muy cerca de otro destino clásico del interior malagueño como es Frigiliana y también muy cerca de la localidad costera de Nerja, Cómpeta invita desde sus paredes encaladas y sus calles adoquinadas a ser recorrida en primavera, momento del año en que la luz está especialmente bonita en su trazado urbano.
Un planazo que además se puede consolidar con los florecientes alrededores de este pueblo de apenas 4.000 habitantes que se popularizó a mediados del siglo XX con la llegada de turistas centroeuropeos, alejados también del típico ruido que sí se veía en las poblaciones costeras.
Aquí destaca en el centro del pueblo la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Levantada en el siglo XVI en el epicentro de Cómpeta, en plena Plaza Almijara, la edificación comparte rasgos de un incipiente barroco con los de la torre neomúdejar, ya del siglo XIX, que domina la panorámica del casco histórico y que se construyó en sustitución de un antiguo minarete-campanario que se vino abajo en un terremoto en 1884.
A modo de lección de historia, Cómpeta inauguró en 2009 lo que se conoce como Paseo de las Tradiciones, donde a través de diferentes mosaicos se cuenta la historia del pueblo y de la región, aprovechando las paredes del antiguo mercado del pueblo. Muy vinculado también al mundo de la agricultura y la viticultura, Cómpeta es famoso por la producción de uvas moscatel, que justificaron el éxito comercial de los pueblos de La Axarquía hasta el siglo XIX.
Vistas de Cómpeta. ©iStock.
De esa época también data la Plaza Vendimia, otro de los epicentros del municipio, cuyos emparrados cargan de sombra este terreno durante la primavera y el verano. Además, desde allí se puede encarar otro de los grandes encantos de Cómpeta: sus Casas Colgantes.
Muy parecido al fenómeno que se aprecia en otras localidades como Cuenca, Cómpeta también tiene estas casas con voladizo sobre pequeños barrancos en el antiguo curso. A ello también hay que añadir más patrimonio religioso como la ermita de San Sebastián, del siglo XVI, situada en la parte más antigua del pueblo o la ermita de San Antón Abad de Extramuros, levantada en el siglo XVIII y que constituye uno de los centros neurálgicos de la Semana Santa de Cómpeta.
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