La agenda de Dabiz Muñoz debe estar de lo más ajetreada estos días con todos sus proyectos en marcha tras las navidades, preparando el traslado de DiverXO y esperando, además, su segundo hijo con Cristina Pedroche. Pero no se cumplen 45 años todos los días y había que celebrarlo, algo que en en esta ocasión el chef ha hecho más en privado con una cena en pareja en un restaurante del centro de Madrid muy conocido por ser un templo dedicado a la carne cocinada al fuego.
Nos dirigimos concretamente al barrio de Salesas, entre el Paseo de Recoletos y Chueca, donde muy cerca de Cibeles. Aquí abrió sus puertas en 2018 Charrúa, la continuación del proyecto hostelero de sus propietarios, el uruguayo Ignacio Juanvelz y el gallego Rodrigo Marchal, que iniciaron su actividad en A Coruña hace unos años y desembarcaron en la capital primero con Cannibal, con locales en ambas ciudades.
En muy poco tiempo han logrado posicionar el Charrúa madrileño como uno de los destinos imprescindibles para carnívoros, todo un templo dedicado a la carne cocinada al fuego donde también brillan sus entrantes -son célebres sus mollejas- y las verduras a la brasa como complemento de chuletones, bifes, entrañas y solomillos, con piezas uruguayas, nacionales, europeas y también de Estados Unidos.
Muñoz no ha querido compartir muchos detalles de su cena cumpleañera, solo una publicación en Instagram en la que aparece delante de su postre individual, una especie de lemon pie o soufflé-por la cobertura de merengue- una a modo de tarta con velas, que parece preparada especialmente para él, pues no aparece en la carta del establecimiento. Y un solo comentario que deja caer con halo de misterio: "Ojalá se cumpla mi deseo...".
@dabizdiverxo
Charrúa es uno de los restaurantes recomendados por la Guía Repsol que define su cocina como "un templo para carnívoros con carnes de calidad a la brasa". El restaurante destaca además por su cuidado espacio, muy acogedor y con personalidad propia, considerado también uno de los más románticos de la capital sin postureos gracias al ambiente íntimo que consigue con las vigas vistas, los muebles de madera, la calidez de las mantas el uso de candelabros y velas, y el gran protagonismo de las llamas de su parrilla vista desde el propio comedor.
Con la cocina uruguaya como hilo conductor, en Charrúa se puede empezar el festín con las mencionadas mollejas, una provoleta al horno o chorizo criollo, y también cuentan con dos opciones de empanadas al horno de barro, la criolla de vacío cortada a cuchillo y la vegetariana de espinacas y queso.
No hay pescados en Charrúa ni opciones diseñadas para veganos -aquí la carne es el leitmotiv-, pero cuentan con una amplia variedad de verduras a la brasa, ensaladas y guarniciones aparte más allá de las clásicas patatas fritas, como la yuca o el puré de coliflor. En la selección de postres no falta la tarta de queso, pero más fama tienen su suculento volcán de dulce de leche, los clásicos panqueques y la chajá, una especialidad uruguaya ideal para los más golosos.
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