Realmente no es necesario irse hasta Croacia para revivir los escenarios de Juego de Tronos y sentirse como el verdadero rey del lugar. Al menos, así se puede sentir uno en España, muy cerca de la frontera con Portugal, en una fortaleza desde la que se vigilaba la frontera.
El lugar en cuestión es un pueblo de Salamanca, Ciudad Rodrigo, que atesora un parador dentro de un Castillo medieval de importante función histórica. En realidad, a nadie se le escapa que la red de paradores en España siempre tiene ese plus que los convierte en un oscuro objeto de deseo (aunque viejuno).
En lo alto de una colina sobre el río Águeda en esta localidad salmantina se alza un castillo medieval, mandado reconstruir en 1372 por Enrique II de Castilla, monarca del que pocos se acuerden pero que fue el que inauguró el linaje de Isabel la Católica.
Pues bien, esta importante pieza en la historia de España era la que estaría llamada a defender una frontera entonces convulsa. Ahora esta vista permite al visitante admirar la belleza de un paisaje que le regala monumentalidad: la de Ciudad Rodrigo.
Este enclave en castilla es además una apetecible parada en cualquier viaje, pues la dehesa salmantina ofrece cerdo ibérico a todas horas en forma de embutidos y asados que deleitan al visitante.
Una torre y murallas
Más allá de la comida, esta vista pasa por una fortificación en la que sobresale una gran torre del homenaje, cuadrada y con almenas que se suceden en sus bonitas murallas. En el interior, las habitaciones cuentan con mobiliario castellano (el que se espera el visitante), pero acompañado de unas confortables instalaciones del siglo XXI.
Además, como el resto de paradores, cuenta con servicios para los más pequeños, como parque. Asimismo, para quienes admiran el arte, este parador cuenta con una exposición de arte, ahora con piezas como un tapiz flamenco del siglo XVII y la copia de un cuadro expuesto en el Louvre parisino: Las bodas de Caná.
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