Ni Italia ni Grecia, esta ciudad tiene uno de los más increíbles yacimientos de la Antigüedad, Patrimonio de la Humanidad

La actual Turquía acoge numerosos yacimientos arqueológicos monumentales que no tienen nada que envidiar a Italia o Grecia

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El poder de fascinación que sigue generando la Antigüedad clásica parece tan eterno como el apodo mismo que recibe la ciudad de Roma. Millones de personas en todo el mundo dirigen sus vacaciones y escapadas hacia los puntos que marcan la cuna de la civilización occidental, pero a menudo se nos olvida que no solo de Italia y Grecia vive el mundo antiguo. Los grandes reinos e imperios se extendieron mucho más allá de las fronteras actuales de estos países, y hay auténticas joyas por descubrir.

Si ya conoces ciudades como Roma, Pompeya, Atenas, Delos o Rodas, o buscas un destino distinto que no te deje indiferente, considera poner rumbo a Turquía para vivir en primera persona la abrumadora belleza de Pérgamo, a  a 30 km de la costa del mar Egeo y frente a la isla de Lesbos, hoy provincia de Esmirna.

Quizá Berlín ha acaparado demasiado el protagonismo en torno a Pérgamo por haberse llevado los frisos escultóricos y el altar del mismo nombre con el que bautizó a uno de sus museos más famosos, actualmente en obras. Pero las ruinas de la propia ciudad conservan la majestuosidad de su brillante pasado, y ningún aficionado a la historia, el arte, la arqueología y la cultura clásica querrá perderse su visita.

Pérgamo ( τὸ Πέργαμον en griego antiguo, Πέργαμος en griego moderno) fue una gran ciudad griega de la antigua región de Misia. La leyenda cuenta que fue fundada por el hijo de Neoptólemo y Andrómaca, Pérgamos, personajes que aparecen en la guerra de Troya, pero en el siglo VI a.C. era una modesta población bajo el mandato de a Creso, rey de Lidia, pasando después a manos persas. Cuando Alejandro Magno derrotó al rey persa, Darío III, se hizo con el control de la ciudad, pero su gran reino quedaría dividido tras su temprana muerte, en el año 323 a. C.

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Comenzó así la etapa más gloriosa de Pérgamo cuando la ciudad destacó como una de las capitales más prósperas y cosmopolitas de los pueblos griegos bajo poder de la dinastía atálida. Además de fomentar el arte y la cultura, potenciando la jardinería, el coleccionismo y la literatura, con una destacada biblioteca solo superada por Alejandría, los reyes atálidas se esforzaron en levantar una metrópolis desarrollando obras arquitectónicas que fueron revolucionarias en su época, buscando la perfecta integración con el paisaje y la naturaleza.

Pérgamo pasó a finales del siglo I a.C. a manos romanas, y bajo el poder del Imperio la ciudad terminaría por eclosionar en toda su magnitud. Llegó a albergar a más de 200.000 habitantes y las inversiones de Roma permitieron expandir aún más tanto la metrópolis como todo tipo de construcciones religiosas, políticas y de ocio que hoy forman el gran conjunto arqueológico de sus ruinas.

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El yacimiento de las ruinas de Pérgamo forma parte de la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO desde 2014, destacando su importancia como centro del saber antiguo y por la riqueza de su arquitectura.

Para visitar Pérgamo en su plenitud y sin prisas hay que planificar un recorrido de, al menos, varias horas, considerando que se pueden dividir los recorridos en cuatro grandes partes: el Museo Arqueológico -buen lugar para empezar y comprender después mejor las ruinas-, la gran Acrópolis en lo alto de una imponente colina, la Basílica Roja y el Asclepion.

Hay que tener en cuenta que, dada la magnitud del yacimiento, las distintas zonas conllevan el pago de diferentes entradas, y hay varias formas de acceso según el lugar. Existen aparcamientos acondicionados de pago y a la Acrópolis se puede llegar también por teleférico. Es este el recinto que más atrae a los visitantes, por su carácter noble de residencia real y por albergar construcciones de suma importancia como los palacios, la biblioteca, el magnífico teatro y numerosos templos, destacando los de Atenea y Trajano.

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No es mala idea pernoctar en Bergama, construida sobre las ruinas de la antigua ciudad baja, y aprovechar para hacer alguna que otra visita más en la zona. Si nos apasiona de verdad el mundo antiguo, Turquía tiene muchos otros yacimientos arqueológicos de renombre, como el magnífico conjunto monumental de Éfeso, también Patrimonio de la UNESCO. Y recordemos que no nos quedará más remedio que ir a Berlín cuando se terminen las obras del Museo de Pérgamo para completar la experiencia de este viaje.

Imágenes | Ferit BAYCUMAN - HALUK COMERTEL -

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