La joya escondida (y desconocida) del Alt Camp es esta iglesia que podría haber firmado Gaudí

A apenas 30 kilómetros de Tarragona

Montferri
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Cataluña es la cuna indiscutible del modernismo español, un movimiento artístico que transformó la arquitectura y las artes decorativas a finales del siglo XIX y principios del XX. Barcelona, en particular, se erige como la capital de este estilo, con obras icónicas que atraen visitantes de todo el mundo. La Sagrada Familia, todavía en construcción y diseñada por el genio de Antoni Gaudí, es quizá el máximo exponente, pero no está sola.

El Paseo de Gracia es el escenario de otras joyas como la Casa Batlló y la Casa Milà (popularmente conocida como La Pedrera), ambas también firmadas por Gaudí. Fuera de su influencia directa, arquitectos como Lluís Domènech i Montaner legaron edificios emblemáticos como el Palau de la Música Catalana y el Hospital de Sant Pau, que son ejemplos deslumbrantes de la integración del arte con la funcionalidad arquitectónica.

Sin embargo, el modernismo catalán no se limita a las grandes ciudades. Este estilo también encontró su lugar en pequeñas localidades donde arquitectos visionarios llevaron su creatividad más allá de las grandes urbes. Allí, entre paisajes rurales o montañosos, se erigieron edificios que dialogan con la naturaleza, reinterpretando formas orgánicas y símbolos locales.

Es en este contexto donde encontramos verdaderas joyas ocultas, como el Santuari de la Mare de Déu de Montserrat, ubicado en Montferri, un pequeño pueblo en la comarca del Alt Camp, Tarragona.El Santuari de la Mare de Déu de Montserrat no es solo un lugar de culto, sino también un homenaje al modernismo más puro, con una estética que bien podría haber salido de la mente de Antoni Gaudí.

Diseñado por Josep Maria Jujol, discípulo directo y colaborador habitual de Gaudí, este santuario combina la espiritualidad con la innovación arquitectónica, convirtiéndose en una pieza clave del patrimonio modernista catalán. Su historia, marcada por interrupciones y una realización final décadas después de su concepción inicial, es tan fascinante como su diseño.

La historia del Santuario: devoción y modernismo

 

El Santuario de Montserrat comenzó a tomar forma en 1925, impulsado por el jesuita Daniel Vives, natural de Montferri, quien deseaba acercar la devoción a la Virgen de Montserrat, patrona de Cataluña, a su tierra natal. Para ello, encargó el proyecto a su primo, Josep Maria Jujol, un arquitecto ya consolidado dentro del movimiento modernista y que había trabajado junto a Gaudí en obras emblemáticas como el Park Güell y la Casa Batlló.

La ubicación elegida, una colina en las afueras de Montferri, no fue casual. Desde allí, el edificio debía integrarse con el paisaje circundante y evocar las formas características de la montaña de Montserrat, cuyo perfil dentado es uno de los símbolos naturales más reconocidos de Cataluña.

 

Jujol utilizó arcos parabólicos, líneas ondulantes y materiales locales para conectar la construcción con su entorno de manera armónica, siguiendo los principios del modernismo y el respeto por la naturaleza que tanto defendía Gaudí.La interrupción y el renacimiento del proyecto

Aunque la construcción comenzó con entusiasmo, pronto se vio interrumpida por la llegada de la Segunda República y, posteriormente, la Guerra Civil Española. El proyecto quedó en suspenso durante décadas, convirtiéndose en un testimonio silencioso de una época convulsa.

No fue hasta 1985 cuando se retomaron los trabajos gracias al esfuerzo de los vecinos y a la financiación local. Finalmente, el santuario se completó en 1999, más de setenta años después de su concepción inicial. Hoy, su estructura refleja tanto la visión original de Jujol como el empeño de una comunidad por preservar su legado.

Un diseño digno de Gaudí

 

El Santuari de la Mare de Déu de Montserrat podría fácilmente confundirse con una obra de Antoni Gaudí. La influencia de su estilo está presente en cada rincón del edificio. Los arcos parabólicos, característicos de Gaudí, se repiten aquí con un efecto impresionante, mientras que los muros y los tejados parecen ondular como si estuvieran vivos, evocando la montaña sagrada de Montserrat. La decoración, aunque sobria en comparación con otras obras modernistas, no escatima en detalles que conectan la espiritualidad con la naturaleza.

Jujol, como discípulo y colaborador de Gaudí, adaptó muchos de los elementos distintivos de su mentor, pero también añadió un toque personal que hace del santuario una obra única. A diferencia de la monumentalidad de la Sagrada Familia, el santuario de Montferri transmite una sensación de recogimiento y serenidad. La luz que se filtra por las ventanas crea un ambiente casi místico, realzando la experiencia espiritual del visitante.Una joya escondida para descubrir

Hoy en día, el Santuari de la Mare de Déu de Montserrat es un lugar poco conocido fuera de los círculos especializados, pero vale la pena el viaje para quienes buscan algo más que los destinos turísticos habituales. Su ubicación, en un entorno rural rodeado de viñedos y campos, invita a una visita tranquila, lejos del bullicio de las grandes ciudades.

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Montferri está a unos 30 kilómetros de Tarragona y es fácilmente accesible en coche, lo que lo convierte en una escapada ideal para un día.El santuario no solo es un espacio para la devoción religiosa, sino también un punto de interés arquitectónico y cultural. Además, su integración con el paisaje circundante lo convierte en un lugar perfecto para la contemplación y la fotografía.

Visitarlo es adentrarse en un rincón del modernismo que, aunque menos conocido, es igualmente fascinante y digno de admiración. Cataluña, una vez más, demuestra que su riqueza modernista no tiene límites.

Imágenes | Catalunya.cat

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