¿Pueden tener alguna conexión arquitectónica e histórica la mítica ciudad de Petra, capital del reino nabateo, en Jordania con una iglesia burgalesa del siglo XVI? A priori suena a quimera, pero si echamos un vistazo a un cierto y lejano paralelismo vemos que algo sí tienen en común.
A pesar de que las diferencias entre ambas son enormes, bien merece acercarse a Gumiel de Izán, un pequeño pueblo consagrado, principalmente, al vino en Ribera del Duero y que se ha convertido en el hogar de una Petra en miniatura.
El imán en cuestión no es otro que la fachada de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un remanente del barroco clasicista castellano y cuya fachada, marcada por la espectacularidad de sus columnas y por la portada al estilo retablo guarda ciertas reminiscencias con la mítica entrada de Al-Khazneh, quizá la imagen más popularizada de Petra.
También esculpida en piedra caliza, aunque con una notabilísima diferencia, pues Petra se esculpió sobre la propia piedra y esta iglesia burgalesa está levantada en sillería, la realidad es que el juego de columnas y hornacinas, marcadas por un profuso relieve, sí mantienen ese toque en común con la leyenda nabatea.
No es lo mismo, evidentemente, y es altisímamente improbable que Bartolomé de Herrera y Pedro Díaz de Palacios, los maestros canteros que dieron forma a la fachada de Nuestra Señora de la Asunción, conocieran Petra o hubieran oído hablar de ella. De hecho, uno de los misterios de Petra es que no fue 'redescubierta' hasta el siglo XIX para el viajero occidental, aunque los moradores árabe de la zona sí conocían aquellas antiguas ruinas nabateas.
Dentro, el interior es aún más sorprendente, albergando un poderoso retablo mayor —también del siglo XVI—, consagrado a la Virgen María y elaborado en madera y pan de oro que se cuenta entre los mejores conservados de Castilla y León.
Qué hacer en Gumiel de Izán
Además de llevarse un buen recuerdo de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Gumiel de Izán —muy cercana a Aranda de Duero, capital comarcal— tiene algunos otros vestigios arquitectónicos que merecen un repaso como los puentes de San Pedro y San Antonio, que salvan al río Gromejón, y que datan de tiempos romanos.
Junto a ello, Gumiel de Izán tiene ese carácter de pueblo empedrado y fortificado, propio de la Edad Media, del que quedan ciertos restos como parte del lienzo de la antigua muralla. También dotado de un castillo, del que hoy apenas quedan unas pocas ruinas, la relevancia histórica de Gumiel de Izán en la margen norte del Duero estaba fuera de toda dudas.
Aparte del legado histórico, Gumiel de Izán también ha convertido el vino y el enoturismo en un valor de primer grado para el pueblo. A sus afueras destaca la impresionante obra de Norman Foster para el rediseño de Bodegas Portia, el mayor imán con el que el pueblo cuenta, pero también hay otras bodegas visitables e igualmente remarcables como son Dominio Basconcillos o Abadía San Quirce.
Imágenes | iStock / Ayuntamiento de Gumiel de Izán.
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