En esta localidad tinerfeña se encuentra el árbol más famoso de Islas Canarias
Conocido por su cultura enológica, Icod de los Vinos también sorprende por tener una de las cuevas más curiosas del mundo
Aunque parezca que en las Islas Canarias no hay estaciones, o no como las entendemos en la península, la realidad canaria también invita a que descubramos sus rincones en determinados momentos del año donde, además, podamos tener algunos días libres.
Por eso, hay escapadas que en primavera son perfectas para acercarse a la parte norte de la isla de Tenerife, que sorprenderá a muchos viajeros al descubrir paisajes verdes, a los pies del Teide, que acaban fundiéndose luego con el azul del mar.
Un auténtico lujo en municipios como Icod de los Vinos, una de las localidades más bellas de todo Tenerife, y que constituye un planazo para todos los públicos y edades en cualquier momento del año.
Historia, arquitectura, gastronomía, enoturismo, playa y turismo activo sorprenden en este municipio de algo más de 22.000 habitantes, situado en el noroeste de la isla, Icod de los Vinos rinde honor a su nombre desde hace siglos.
Conocido por su importancia vitivinícola desde el siglo XVI, cuando se empezó a conocer la fama del vino canario más allá de nuestras fronteras, Icod de los Vinos es desde entonces un enclave fundamental para entender el sector en las islas.
Tanto es así que incluso el municipio está incluido en una pequeña denominación de origen llamada Ycoden-Daute-Isora, que garantiza la calidad y procedencia de los vinos de la zona, y que implica a varios municipios del norte y oeste tinerfeño.
Qué ver en Icod de los Vinos
Marcado por ese carácter verde y húmedo, Icod de los Vinos también hizo fortuna a costa de la industria azucarera. Sin embargo, un incendio a finales del siglo XVIII arrasaría parte de la localidad. Aquella tragedia se convirtió en oportunidad, pues se reconstruyó parte del pueblo y los alrededores del ingenio azucarero para complementar la localidad con zonas verdes.
Con uno de los centros históricos mejor conservados y más auténticos de la isla de Tenerife, Icod de los Vinos es un viaje al pasado donde vemos ese estilo arquitectónico que funde lo canario con lo americano, marcado por el carácter migrante de la zona.
De ello quedan grandes ejemplos en el casco antiguo de Icod de los Vinos, como la impresionante plaza Andrés de Lorenzo de Cáceres, salpicada de palmeras y árboles subtropicales, y dominada por la Iglesia de San Marcos Evangelista. Además, desde la iglesia se puede descubrir una gran vista del más ilustre vecino de Icod de los Vinos: el drago milenario.
Santo y seña de la cultura canaria y de la particularidad vegetal de la Macaronesia, este árbol con más de 800 años de vida es todo un símbolo de Tenerife y de las islas. Ubicado en el Parque del Drago Milenario, este árbol de 20 metros de alto por 20 metros de copa es uno de los ejemplares más majestuosos de esta especie. Además, en el parque también hay otros pequeños dragos.
Aparte de su paisaje urbano, Icod de los Vinos también sorprende con un monumento natural único: la Cueva del Viento. Se trata del quinto tubo volcánico más grande del mundo, todo un laberinto de 18 kilómetros y que es accesible para todos los públicos, con una duración estimada de un par de horas.
A todo ello se pueden sumar planes otros planes dentro de Icod de los Vinos como la Casa del Plátano, un museo consagrado al plátano donde se explica la llegada del cultivo a Canarias y cómo ha ido evolucionando esta actividad, fundamental para la economía agrícola canaria.
Imágenes | Hola Islas Canarias / La Cueva del Viento
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