De Londres al viñedo: cómo el vino inglés vive su gran momento a base de consultores y grandes inversores

  • Con el cambio climático muy presente, Reino Unido empieza a aparecer en el horizonte como una opción real para el sector

  • Empresas francesas, alemanas y portuguesas ya han comprado terrenos en las islas para un futuro que parece cada vez más real

La ensalada que se está aderezando con las nuevas generaciones de trabajadores tiene un aliño nuevo que, quizá, no veíamos venir: Gran Bretaña como potencia vitivinícola. Ya sabíamos que el Reino Unido es, a pesar de no ser un país productor, uno de los mayores consumidores de vino de Europa.

Lo que no tantos aventuraban es que ahora, además, puede que también se convierta en un auténtico contender dentro del sector. Es precisamente The Guardian, uno de los medios con más solera dentro de la prensa anglosajona, el que abre el debate sobre un vuelco a ciertos paradigmas que llevan el aderezo, entre otros, del cambio climático.

Como era de suponer, el cambio climático supone peores condiciones para países tradicionalmente productores como España, Francia o Italia. En determinadas zonas, la afectación de esta circunstancia supone, por ejemplo, muchas menos precipitaciones o temperaturas más elevadas de lo habitual, lo que complica el desarrollo y maduración de uvas.

De esta manera, Reino Unido empieza a verse en el horizonte como una tierra prometida en la que ahora el viñedo podría arraigar con fuerza, al contrario de lo que habitualmente supuso un clima tradicionalmente húmedo como el británico y, en especial, muy poco soleado. Dos características que, por regla general, el vino demanda.

Tanto como para que en apenas cinco años, como explica The Guardian, la superficie de viñedo en Reino Unido haya aumentado en un 75%. Las cifras totales suponen algo menos de 4.100 hectáreas. Para hacernos una idea, son unas 4.300 las hectáreas totales que ocupa el viñedo de la denominación de origen Rías Baixas que no es, ni de lejos, una de las más grandes por extensión de terreno en nuestro país.

Eso no significa que la producción británica no se haya disparado. En menos de un año, Reino Unido ya produce unas 12 millones de botellas de vino. Lo que supone el 130% más que respecto a ese lustro que citábamos. De nuevo, las cantidades son pírricas en términos generales. Manteniendo la comparativa con Rías Baixas, comprobamos que en esta denominación de origen gallega vendió en 2023 nada menos que 37 millones de botellas.

Plantado de viñedos en Domaine Evremond.

Por tanto, no se trata tanto de que Reino Unido pueda ser un competidor en el corto plazo, sino de un futuro más o menos cercano. No en vano, productores continentales ya han movido ficha en las islas. Por ejemplo, Symington Family Estates, uno de los mayores productores de vino de Portugal, ha comprado Hambledon, uno de los viñedos más icónicos de Inglaterra, por 22 millones de libras.

No son los únicos. Maisons de Champagne como Pommery y Taittinger también se adentraron en el Reino Unido hace diez años, comprando terrenos y plantando viñedos. Incluso, aunque nos pueda parecer española, la empresa Henkel Freixenet –el mayor productor de espumoso del mundo– se hizo con Bolney Wine Estate en 2022, un viñedo a unos 70 kilómetros al sur de Londres.

Parte del viñedo de Rathfinny Wine Estate durante la vendimia.

El fenómeno, avalan expertos de consultoras como Knight Frank, puede ser parecido a "lo que sucedió en Napa Valley en los años setenta". Hoy la historia de esta región californiana es un caso de éxito y sus vinos, mundialmente conocidos, incluyen algunas de las referencias mejor pagadas del mundo. Lo curioso, no obstante, es el tipo de personas que están detrás de esta new wave del vino.

Lo que se habrían definido como profesiones liberales o white-horse collar workers son los que están tirando de este impulso. Hastiados de Londres y de la City, los nuevos viticultores –o propietarios– son abogados, consultores y profesionales cualificados en el terreno de la empresa y las finanzas como Tom y Elisha Cannon, que lanzaron su rosado en 2020 tras varios años madurando la idea de abandonar Londres.

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Situación parecida a la de Mark Driver, que hizo lo propio saliendo de Londres con Sarah, su esposa, ya en el año 2010, para hacer un espumoso en Sussex, en la costa meridional británica.

Mientras la situación se asienta y vemos si el Reino Unido acaba siendo finalmente una potencia vitivinícola, el futuro parece claro sobre ciertos retornos al campo y a huir lejos del mundanal ruido.

Imágenes | Domaine Evremond / Instagram Vineyards of Hampshire / Rathfinny Wine Estate

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