Es difícil pasear por cualquier ciudad de Italia y no encontrar una heladería en cada calle, sobre todo en las zonas más turísticas. Esta auténtica pasión por el helado de los italianos hace que los consuman a todas horas, y no solo como postre, y durante todo el año, no sólo en verano, cuando el calor aprieta. Las heladerias italianas se encuentran entre las mejores del mundo, y la mayoría de ellas son artesanales, usando zumos de frutas y materias primas de gran calidad.
El origen de los helados es algo confuso, se habla de que ya los romanos más ricos disfrutaban bajando nieve de las montañas para hacer elaboraciones heladas. En Sicilia los árabes mezclaban la nieve del Etna con purés de frutas para obtener el “sorbetto”, sorbetes helados. Durante la revolución industrial, en el siglo XIX, muchos herreros de las cercanías de Venecia se encontraron sin trabajo y empezaron a fabricar helados de forma masiva. Hoy en día, el 80% de los fabricantes procede todavía de esta zona.
Merece la pena explicar los diferentes tipos de helados italianos. Los gelati mantecati son los clásicos helados, a base de huevos, leche o nata, azúcar y aromatizantes. Son muy cremosos y podemos encontrar sabores muy variados. Los semifreddo son iguales que los mantecati, pero con el triple de grasa, a base de huevos, azúcar y nata montada. El sorbetto no contiene leche ni nata, solo fruta, agua y azúcar, a veces algún licor, y se pasan por la heladora hasta que quedan muy cremosos.
La granita, lo que nosotros llamamos granizados, es más propia del sur, hecha con zumo de frutas frescas (limón, naranja, menta, melón, etc.) pasadas por la heladora, pero conservando una textura granulosa de los cristales de hielo. También se hacen con café. En Sicilia existe la cremolata, a base de pulpa de frutas, agua y azúcar, helados hasta obtener una granizada muy fina, que se acompaña de forma tradicional con un tipo de bizcocho.
Las heladerías italianas son un placer para los sentidos, ya que los helados están presentados de formas muy atractivas en pequeñas montañas heladas, decoradas de forma artística. Lo mejor, pedir un “corneto” de galleta, que además los hay de muchos tipos y formas, y siempre combinando dos sabores.
Las modas también influyen en los helados, y los artesanos heladeros están inventando nuevos sabores continuamente, como el helado de peras y gorgonzola, de calabaza, almendras y café o ricotta y peras. ¿Te atreves?
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